El jurado popular ha emitido veredicto en el que considera a Tomás A.S. autor de un delito de homicidio en la persona de Sebastián V.R, tras considerar probado que el 9 de abril de 2017, durante una discusión registrada en el Soto de la Medinilla de Valladolid tras responsabilizar el segundo al primero del hurto de su móvil, el encausado acabó con la vida de la víctima tras asestarle un total de veintiún navajazos y cinco ladrillazos en la cabeza.
Concluido el miércoles el juicio con jurado desarrollado tras cuatro sesiones en la Audiencia Provincial desde el pasado viernes, el jurado ha llegado este viernes a un veredicto de culpabilidad que ha sido leído en sala y que, además, considera que los hechos se circunscriben a un delito de homicidio, en consonancia con la calificación del fiscal y frente al asesinato y libre absolución que mantenían la acusación particular y la defensa, respectivamente.
En su veredicto, los integrantes del jurado, por unanimidad, dan carta de naturaleza, como principal prueba de cargo, al testimonio del testigo Pedro D.J, cuyas facultades de conocer, pese a sufrir un ligero retraso mental, entienden que no se encontraban afectadas el día de los hechos y por ello recogen como probados los hechos que éste ha mantenido desde un principio y que conducen a Tomás como autor del crimen.
El jurado, en su veredicto recogido por Europa Press, no considera probadas las agravantes de alevosía y ensañamiento que habrían elevado el crimen a la categoría de asesinato, ya que la víctima, como así puntualiza, "tuvo ocasión de defenderse en algún momento"--las lesiones de defensa en su mano izquierda así lo acreditarían--y además tampoco ve acreditado que el acusado, al acometerle reiteradamente con un ladrillo y un arma blanca, pretendiera causarle un dolor gratuito sino más bien asegurar su muerte.
Por último, los integrantes del jurado se han mostrado contrarios a la concesión del indulto al encausado y a la suspensión de la condena.
Una vez conocido el veredicto, el fiscal ha mantenido su petición de 14 años de cárcel, junto con una indemnización de 90.000 euros en favor de los padres de 'Sebitas' y la prohibición del procesado de acercarse a menos de 500 metros de la familia de la víctima y a comunicar con ella por espacio de 24 años, mientras que el acusador particular, que había pedido 20 años por asesinato y 125.000 euros para sus clientes, se ha alineado con la petición de cárcel del acusador público, aunque manteniendo la referida responsabilidad civil.
La defensa, en lugar de la absolución solicitada a lo largo del proceso, ha pedido una pena de diez años de cárcel pero ha aprovechado para mostrar su "discrepancia" en cuanto a la medida de alejamiento de su cliente respecto de los progenitores del fallecido durante 24 años, ya que, en su opinión, sería una "aberración jurídica" por cuanto ello supondría su "destierro", de ahí la petición formulada al magistrado presidente para que dicha medida, en todo caso, se computara durante la estancia de 'Tomasín' en prisión.
Familiares del procesado, al conocer el veredicto de culpabilidad, han roto a llorar y algunos de ellos se han visto obligados a abandonar la sala desconsolados.
Será ahora el magistrado presidente de la sala, José Luis Ruiz Romero, quien en los próximos días dará a conocer la correspondiente sentencia, ajustada, lógicamente, al veredicto emitido por el jurado.
El cadáver en el río
Sebastián V.R, quien presentaba una minusvalía psíquica y vivía con sus padres, fue encontrado muerto la noche del 9 de abril de 2017 en un intrincado paraje del Soto de la Medinilla de Valladolid, con su cuerpo semisumergido en el río y atrapado en un tronco por la cabeza.
El cadáver, con una veintena de heridas provocadas con un estilete y distintos golpes en la cabeza causados con un ladrillo, armas que fueron halladas en el escenario del crimen, fue localizado inicialmente por Pedro D.J, quien, según ha sostenido desde el principio, se encontró horas antes con el encausado y la víctima, a los que conocía, en un camino cercano cuando 'Tomasín' tenía en el suelo a Sebastián al que estaba dando de patadas.
Expulsado del escenario de los hechos por Tomás, el testigo volvió horas después intranquilo por la suerte que podía haber corrido 'Sebitas' y fue entonces cuando halló su cuerpo en el río. Poco después paró a una patrulla de la Policía Local a la que dio parte del hallazgo, aunque sin relatar entonces la agresión previa presenciada debido al temor que tenía a 'Tomasín', un "hombre agresivo y violento", y a su entorno familiar.
La posterior confesión de lo que había visto condujo a la detención de Tomás como presunto responsable, a pesar de que éste haya mantenido su inocencia. Reconoce que estuvo con la víctima en el Soto de la Medinilla para ayudarle a buscar el móvil, aunque alega que al no encontrar el terminal ambos volvieron a sus respectivos domicilios, sin que se hubiera registrado incidente alguno entre ellos.
Sin embargo, el testimonio de Pedro D.J, a pesar de que la defensa lo haya tratado de desacreditar, dada la discapacidad del testigo y el desfase horario de su relato de hechos, y la declaración de la madre de la víctima, Tarsi, que también sitúa al procesado en el escenario del crimen, son "los dos caminos que conducen a Tomás como autor de la muerte de Sebastián", tal y como expuso en su alegato el fiscal, quien, junto con la acusación particular, añadió a tales pruebas otras indiciarias que avalarían la culpabilidad del acusado.
Entre ellas refirieron no sólo las "numerosas contradicciones" incurridas entre lo declarado por el acusado en el juzgado y durante el juicio, sino la manifestación espontánea que el aludido efectuó el día de su detención, antes de bajar a calabozos, al dirigirse al jefe de Homicidios en los siguientes términos: "¡A ver si habéis encontrado un estilete que regalé a Sebastián, y ahí sí que van a estar mis huellas!"
Para las acusaciones dicha revelación, sin que el detenido hubiera sido informado sobre los detalles del crimen, no tenía sentido, salvo que el acusado buscara ya coartada para una prueba que le podía incriminar.
También consideraron de vital importancia otros indicios como el lavado de distintas prendas con las que Tomás fue visto en el escenario del crimen o los arañazos que presentaba en el antebrazo, la espalda y la cabeza y que, como han corroborado los forenses, podría habérselos ocasionado con los arbustos existentes en el intrincado paraje en el que fue hallado el cadáver.
Las únicas bazas con que contaba la defensa eran las de tumbar la declaración del "testigo directo pero incompleto" de los hechos, Pedro D.J, así como hacer valer que en el estilete y el ladrillo utilizados para arrebatar la vida a Sebastián no aparecieron restos de ADN, sangre o huellas dactilares de su cliente, si bien tal propósito no ha sido suficiente para arrancar al jurado un veredicto de no culpable.