“Señores y señoras de la Academia, ustedes han distinguido como mejor actor revelación a un actor con discapacidad. No saben lo que han hecho. Se me vienen a la cabeza tres palabras: inclusión, diversidad y visibilidad… qué emoción”, aseguró Jesús Vidal el pasado sábado al recoger su estatuilla en una gala de los Goya de gran calidad.
Estas palabras han pasado ya a la historia de unos premios que aumentan en significado como aumenta el valor de unas películas españolas y de un cine que mejora año a año, como pueden corroborar todos los que hayan tenido la suerte de ver El Reino, que se llevó siete estatuillas, Campeones, que consiguió tres, o el resto de las nominadas.
Pero volviendo a lo que nos compete, el protagonista de la noche fue, sin lugar a dudas, Jesús. Con su 10% de visión, por su discapacidad visual, el filólogo que hizo sus pinitos en esto del periodismo tras realizar un master y ejercer en el terreno deportivo dio una auténtica lección con un discurso de agradecimiento sumamente emotivo y que rápidamente se convirtió en viral.
Lo hizo porque, aunque lo parezca, no resulta fácil mostrar los sentimientos en esta aventura llamada vida y el galardonado lo consiguió con creces con un tacto y una pasión que sirve para demostrar que, en ocasiones, los premios son lo de menos y quedan en un segundo plano.
Familia, amigos, sobrinos, León, su ciudad natal. Todo tuvo cabida en un discurso que duró aproximadamente cinco minutos con el que Jesús aprovechó para decir lo que deberíamos decir a las personas que más queremos con más frecuencia.
“Mami, gracias por darme la vida, gracias por dármelo todo, porque hiciste nacer en mí el amor hacia las artes y porque me enseñaste a ver la vida con los ojos de la inteligencia y del corazón, te quiero todo”, añadió haciendo saltar las lágrimas a todos los que asistían a una gala de quilates.
Diversidad, visibilidad e inclusión, tan importantes para que las personas con discapacidad se integren en la sociedad son los Leit Motiv de Campeones, la película que se llevó el Goya a la mejor cinta. Valores sobre los que giró su discurso y que merece la pena tener muy presentes a la hora de ayudar a cualquiera de estas personas.
Jesús dio una lección de amor, de paz, de sinceridad. Se abrió en canal, algo sumamente difícil en esta sociedad de las pantallitas en algo para ensalzar. Lo hizo con sinceridad y con una presencia que muchos querrían sobre un escenario que se rindió a sus palabras.
En ocasiones tienen que llegar personas como Jesús para enseñarnos que lo importante no son los premios, sino palabras como las que él profesó, por eso este actor, que firmó un papel espléndido en la mejor película española del año, como fue reconocida Campeones en los Goya, no se llevó la estatuilla a mejor actor revelación, se la llevó a la emoción, la que consiguió trasmitir a todos los que acabaron llorando con un discurso de diez.
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