El tiempo dirá si el empate le acaba sirviendo a Real Valladolid o Villarreal para alcanzar el asfixiante objetivo de la permanencia. Por el momento, ambos equipos salieron con ímpetu al césped de Zorrilla y el paso de los minutos hizo que el 0-0 fuera tornando de decepción a consuelo con el que se puede transigir.
Salió el Valladolid con la actitud de las grandes ocasiones y demostrándolo en el primer minuto con una gran jugada de Guardiola que llegó a Hervías y disparó desde fuera del área para poner a prueba a Asenjo. Lejos de la zona de tanteo por la que suelen navegar los primeros compases, la necesidad aprieta y ambos equipos se volcaron al ataque, dando protagonismo a sus porteros para culminar la labor defensiva.
Hervías fue titular por primera vez en Zorrilla desde su regreso invernal y demostró que sigue sabiendo la ruta hasta el área rival. En uno de sus muchos centros, a la altura del 25 de juego, el remate de Guardiola de cabeza a punto estuvo de pescar un gol en propia puerta en el caos del área pequeña.
Otro que conoce bien Zorrilla es Asenjo, cancerbero del Villarreal y al que los guantes y la persistencia en el disparo de los locales dieron varios quebraderos de cabeza en la primera media hora. Pese al constante trabajo en campo rival del Pucela, la ocasión más clara fue para los visitantes, en el minuto 36 cuando una incursión de Ekambi por la banda izquierda habilitó el remate de Pedraza que estuvo cerca de romper el empate.
El receso sentó mal a las filas de Sergio González, que dieron síntomas de flaqueza mientras el Villarreal sacaba fuerzas y acechaba el área de Masip.
No le convencía a Sergio el nivel del equipo y buscó respuesta en Antoñito, uno de los pulmones de este Pucela, que entró en sustitución de Moyano. El Pucela logró despejarse la presión y recuperar espacio y acortar la distancia con la meta de Asenjo.
Primero un córner, luego una falta frontal, otro córner... Pero las aproximaciones no pasaban de un sutil aspaviento que no llegaba a ser susto. Faltaban 15 minutos y los nervios sobre el césped se convertían en protestas en la grada. Las defensas se atrincheraban ante el empuje ofensivo y los nervios atenazaban la puntería.
En los últimos diez minutos, en busca del desparpajo, Sergio dio entrada a Verde por un exhausto Hervías. Al filo del descuento el Valladolid apeló a la suerte pendiente con el VAR para pedir la revisión de un posible penalti sobre Guardiola, pero ni el delantero protestó ni el árbitro apreció el derribó en el área.
Acabaron firmando tablas sin goles. El Villarreal prolonga sus nervios y el Pucela tendrá que seguir conviviendo con la sombra del descenso al acecho.
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