Los ríos de tinta sobre Silvia Clemente siguen corriendo caudalosos en todos los medios de comunicación una semana después de su inopinada dimisión como presidenta de las Cortes de Castilla y León, de que rompiera su carnet del PP y se pasara a Ciudadanos (de momento, como candidata independiente) con la bendición del todopoderoso Albert Rivera.
Se ha abierto al tiempo una feroz guerra contra ella, cuyo pasado personal, profesional y político está siendo sometido a un agudo escrutinio, en algunos casos con oscuros intereses de fondo. Algo normal, sin duda, en un personaje de tanta carga mediática, con un intenso pasado político a sus espaldas, no exento de polémica, y con las nuevas perspectivas que su controvertida figura ha abierto al saltar a la primera línea de Ciudadanos.
Los ataques a Silvia Clemente le llegan sobre todo desde dos frentes. Por un lado, desde el PP y los medios de comunicación afines. Y ello, no sólo por su espantada desabrida de la formación azul y por las críticas acedas que en su marcha vertió contra el presidente de los populares de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, sino sobre todo porque, conociéndola bien, la ven como un peligroso rival en los comicios autonómicos del próximo 26 de mayo. Un rival de mucha mayor altura y calado que cualquier otro de los dirigentes de Ciudadanos en Castilla y León: Luis Fuentes, Francisco Igea…
El otro frente contrario a la expresidenta de las Cortes se halla en las propias filas de la militancia de Ciudadanos, particularmente en la provincia de Salamanca. En este caso, el instrumento utilizado por un puñado de militantes está siendo el de las redes sociales, sobre todo Facebook, desde las cuales se ataca a la Clemente y se ensalza la figura de su rival en las primarias, el vallisoletano Francisco Igea.
En esta guerra interna, que está dañando bastante la imagen del partido en la provincia y las relaciones personales entre la militancia, los dirigentes provinciales han preferido dar un paso atrás para no contribuir a avivar las llamas. Los cargos públicos más relevantes de Ciudadanos en la provincia salmantina, igual que otros muchos en Castilla y León, consideran que la apuesta de Silvia Clemente es una decisión adoptada por la dirección nacional porque puede ser muy beneficiosa para el crecimiento de Ciudadanos en la comunidad autónoma, y la han acatado con disciplina, incluso estando en desacuerdo.
El recelo entre la militancia salmantina, acaso más pasional que reflexivo, no lo suscita en principio la política segoviana, sino particularmente el secretario de comunicación regional, Pablo Yáñez, a quien se responsabiliza directamente del aterrizaje de Silvia Clemente en las filas de Ciudadanos.
Pablo Yáñez es bien conocido en Salamanca, provincia por la que concurrió, en calidad de ‘cunero’ o ‘paracaidista’, como cabeza al Congreso de los Diputados por Ciudadanos en las elecciones generales de 2015, en las cuales la formación naranja consiguió un escaño.
Sin embargo, el flamante cargo de diputado nacional le duró apenas seis meses, al convocarse nuevas elecciones por la falta de consenso para formar gobierno. Y en esas nuevas elecciones, Yáñez, confiando más en la marca Ciudadanos y en el tirón de Albert Rivera que en su propia capacidad de trabajo por la provincia, perdió el escaño (fue privado de él por unos cientos de votos) y retorno a su tierra, Valladolid.
Su marcha fue un alivio para la incipiente organización en Salamanca, que no veía con buenos ojos las maneras autoritarias e intrigantes de Yáñez.
Así las cosas, la gran paradoja de Ciudadanos en Castilla y León en estos momentos de primarias es que un núcleo de militantes, sobre todo en Salamanca, por la animadversión a Yáñez, ha decido apoyar a Francisco Igea, que es un candidato apenas conocido para el gran público a nivel regional, con bastante menos tirón electoral que el que tendría Silvia Clemente. Y, acaso sin reparar en ello, de este modo se alinean con los intereses del PP, partido con el que Ciudadanos viene manteniendo una honda confrontación, particularmente en la Diputación Provincial salmantina, y con el cual se disputan buena parte de sus votos.
Frente a la cara poco conocida de Igea (este médico vallisoletano ya optó a la presidencia de la Junta por UPyD Castilla y León y cosechó un rotundo fracaso) la personalidad política arrolladora y la experiencia de Silvia Clemente, una candidata muchísimo más popular entre el gran público. Mucho más aún desde que el pasado 21 de febrero renunciara a su condición de presidenta de las Cortes de Castilla y León y anunciara su salida del PP. Desde entonces, se ha convertido en un personaje habitual en todos los medios de comunicación (provinciales, regionales y nacionales).
Albert Rivera y la dirección nacional lo saben, de ahí su arriesgada apuesta. En el PSOE lo saben, de ahí su inclinación hacia la Clemente, a fin de que reste votos al PP. Y el PP y Alfonso Fernández Mañueco lo saben, de ahí su interés no explicitado por una victoria de Francisco Igea.
Claro que lo que importa es cómo ve el asunto la militancia de Ciudadanos, que es la que tiene la voz ahora en las primarias para elegir a un candidato a presidir la Junta de Castilla y León. El 9 de marzo sabremos las respuesta.