La brecha salarial entre las trabajadoras inmigrantes y las nativas en Castilla y León se sitúa en un 31 por ciento a favor de las segundas, según el nuevo número del Observatorio Sindical de las Migraciones en la Comunidad.
Este trabajo, dentro del Acuerdo del Diálogo Social para la Integración Social y Laboral de la Población Inmigrante y Emigrante de Castilla y León (2018-2021), pone de relieve la alta brecha salarial entre personas españolas y extranjeras, siendo la diferencia en el salario medio anual de un 31% superior el de las personas españolas.
Los hombres españoles cobran de media 24.698 euros anuales, frente a los 18.915 de los hombres extranjeros. En el caso de las mujeres españolas su salario medio fue de 18.220 euros. Sin embargo, la diferencia más escandalosa está entre el salario de un español y el de una mujer extranjera. En este caso la diferencia es del 55,26%.
Las trabajadoras extranjeras cobran de media 11.876 euros, poco más del salario mínimo de 2018. Una mujer extranjera debe trabajar dos años y medio para ganar lo que un hombre español en uno.
En esta ocasión el Informe se centra en las condiciones laborales de la población inmigrante comparada con la población autóctona en las distintas provincias de Castilla y León, y en un análisis de género y nacionalidad.
Diferencias por provincias
Los datos muestran claras diferencias entre provincias. Teniendo en cuenta que la finalidad de nuestra inmigración es laboral, se asientan mayoritariamente en aquellas que les brindan mayores oportunidades laborales.
Burgos (24.856), Valladolid (23.430) y León (18.269) son las que más población extranjera acogen, aunque en porcentaje son Segovia, con un 10%, y Soria, con un 7%, las que registran una mayor presencia relativa. En el otro extremo se encuentran Salamanca (4%) y Zamora (3%).
El medio rural acoge a más del 56% de la población extranjera, llegando en algunas provincias como Segovia y Zamora al 67%, o León al 64%.
Para una Comunidad con el grado de despoblación que tiene Castilla y León, este asentamiento de población supone un respiro, rejuvenece la ya de por sí envejecida población autóctona y mantiene los servicios públicos (centros de salud, colegios, institutos, etc.) de la zona.