El 'no voto' de quienes ya no están también cuenta
La batalla de los votos no ha hecho más que comenzar. Con unas elecciones generales en poco más de veinte días y unas autonómicas y municipales en mes y medio, los partidos políticos se afanan en arañar la mayor cantidad posible de votos. Mensajes escorados, centristas, actos para la galería, tácticas, juego de pactos, retórica, discursos, descalificaciones veladas. Todo vale para gobernar. A lo mejor contigo, pero mejor sin ti. Hay quien incluso se arroga el favor de generaciones enteras y Salamanca pierde una que no tiene relevo.
Según los datos del padrón de 2018, válido para estos comicios, la provincia charra cuenta con 305.817 electores. Un dato resultante de la suma de los 275.315 españoles residentes en España que podrían ejercer su derecho al voto y los 30.502 residentes en el extranjero que pueden votar en la circunscripción salmantina. La variación con respecto a los últimos comicios alcanza los 4.580 electores menos que en 2015. Una sangría poblacional que castiga con severidad la demografía de la provincia.
Salamanca es la segunda provincia de Castilla y León que más electores pierde después de León con 10.857 votantes menos. En total, la Comunidad pierde 37.276 votos, personas que ya no están. Unos datos que dibujan una pirámide poblacional invertida muy peligrosa y de graves consecuencias para el futuro. El descenso en los nacimientos y el aumento en las migraciones hacen inviable la batalla contra la inexorable incidencia de las defunciones.
León y Salamanca comparten con Segovia la consecuencia más plausible de cara a las autonómicas, la pérdida de un procurador. Toda vez que el Estatuto de Autonomía de Castilla y León garantiza tres representantes por provincia, asigna uno más por cada 45.000 habitantes y redondea al alza si la última fracción supera los 22.500. Con estas cifras, Salamanca pasa a escoger diez diputados autonómicos en lugar de los once que repartía hasta ahora. León se queda con tres y Segovia con seis. El hemiciclo se reduce, por tanto, de 84 a 81 procuradores.
A estos factores, en referencia a las elecciones municipales, se ha de sumar la pérdida de concejales en algunas localidades, que en Salamanca ha sido profunda. La despoblación ha hecho mella en un total de 29 pueblos de la provincia salmantina que han visto reducido su padrón a inicio de 2018. El más importante, Cantalapiedra, baja del millar de habitantes y pasa de nueve a siete concejales.
Por contra, existen dos municipios que han experimentado una variación en el padrón, pero esta es positiva. Se trata de Doñinos de Salamanca, que ha franqueado la barrera del millar de habitantes y tendrá derecho a elegir once ediles en lugar de nueve, y Buenavista, que supera el umbral de los 250 habitantes y podrá escoger siete concejales.
Con estos datos, el panorama electoral en la provincia de Salamanca se modifica en cuanto a que el pastel a repartir es más pequeño. Y, sobre todo, porque el abanico de opciones se ha incrementado con la irrupción de nuevas fuerzas políticas con empuje suficiente como para entrar en las instituciones. Un factor que se repite con respecto a los últimos comicios de toda índole. Lo que está claro, como ya constata la precampaña, es que la despoblación será arma arrojadiza y las propuestas en este sentido deberán tener peso específico en la elección.