El varón acusado de dar una paliza a su novia y dejarla atada de pies y manos y amordazada durante diez horas en el piso que compartían en Tudela de Duero (Valladolid) ha aceptado una condena global de seis años, tres meses y dos días de cárcel, en lugar de los doce años y ocho meses a los que se enfrentaba inicialmente.
El juicio previsto por estos hechos este lunes, 15 de abril, en la Audiencia de Valladolid quedará, por tanto, limitado a una breve vista en la que el encausado, José Antonio R.G, ratificará un acuerdo que consiste en aceptar la autoría de un delito de lesiones y otro de detención ilegal en concurso con otro de robo de vehículo a motor, con una pena de tres años y un día de cárcel por el primero y otros tres años, seis meses y un día por el segundo, según informaron a Europa Press fuentes jurídicas.
En concepto de responsabilidad civil, el procesado se compromete a resarcir a su víctima en la cantidad de 7.000 euros por distintos conceptos, así como al cumplimiento de otras medidas de seguridad que le obligarán a permanecer alejada de la víctima durante ocho años por cada uno de los delitos y a no comunicarse con ella.
Cuando ocurrieron los hechos, el acusado, de 49 años, llevaba un mes escaso de relación con su pareja, J.A.L, de 34, con la que compartía vivienda desde el día 24 de noviembre en la localidad de Tudela de Duero, donde sobre las 16.00 horas del día 5 de diciembre, por causas no especificadas, comenzó a agredirla con patadas y puñetazos por todo el cuerpo y llegó a cortarle mechones de pelo.
Tras la paliza propinada, el acusado ató a su novia de pies y manos con una cuerda y le introdujo un trapo en la boca para evitar que pudiera pedir auxilio, ya que había decidido llevarse, sin su autorización, el vehículo que pertenecía a su pareja. Así, tras abandonar la casa José Antonio, la víctima permaneció en esta situación, tendida en el suelo e inmovilizada por las ataduras, durante un largo cautiverio de diez horas.
Él sufrió un accidente de tráfico
Mientras, su novio sufrió un accidente sobre las 23.00 horas de ese mismo día con el coche y se vio obligado a regresar a casa, cosa que hizo alrededor de las 02.00 horas del día 6 de diciembre. Fue entonces cuando desató a la víctima y ella, dos horas más tarde, aprovechó que el acusado dormía para llamar por teléfono a su madre y contarle lo que acababa de sufrir.
El acusado ya había sido condenado en tres ocasiones, la última de ellas en 2018 por delito de lesiones en el ámbito de la violencia de género, un delito de coacciones, un delito de robo con violencia y otro leve de años.
La víctima, a resultas de los golpes recibidos, sufrió numerosas lesiones por todo el cuerpo, entre ellas la rotura de una pieza dental y un corte en una ceja que precisó de tratamiento médico-quirúrgico.