La icónica imagen de la Virgen de la Soledad desfila en la tarde de Sábado Santo arropada por las mujeres de la Cofradía de Jesús Nazareno Vulgo Congregación, que visten de negro riguroso en señal de luto por la muerte de Jesucristo. La talla de tamaño natural es obra del imaginero zamorano Ramón Álvarez por encargo de Joaquín Muñiz Arribas, que la donó a la Cofradía de Jesús Nazareno, y salió por primera vez en 1886. Es costumbre vestirla el Viernes Santo con manto de terciopelo negro bordado, túnica del mismo color y toca blanca, mientras que el Sábado Santo luce ajuar de tela que acentúa su realismo, el hábito de monja; su cabeza se toca con una sencilla corona de oro, plata, platino y piedras preciosas. La finura de su rostro y la tristeza de su expresión, reflejada en las lágrimas que caen de sus ojos, despiertan un hondo sentimiento en los zamoranos, que se emocionan al verla salir de San Juan. No en vano cuenta con miles de devotos en la ciudad.

El desfile recorre las céntricas calles de la capital zamorana y abre la marcha la banda de tambores y cornetas de la Cofradía titular, seguida de la cruz guía y el estandarte, así como una escuadra de la Policía Municipal que ostenta el título de escolta de honor.

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