La Semana Santa de Valladolid es tiempo de devoción, de sentimiento, de respirar ese olor tan característico a incienso y de contemplar esas tallas preciosas de maestros tan relevantes como Gregorio Fernández o Juan de Juni.
También lo es de ver por las calles de la capital del Pisuerga a esas mujeres que visten, de manera impoluta sus trajes negros. Son las ‘manolas’ y NoticiasCyL charla con dos antes de que lleguen los días grandes de la Semana de Pasión pucelana.
Madre e hija. María Julia Herrero Velasco acumula a sus 63 primaveras 43 como ‘manola’. Su hija Julia Plaza Herrero, con 32, 26 portando el luto con la presencia de Cristo por las calles vallisoletanas. De la figura de la ‘manola’, del sentimiento que supone formar parte de esta Semana Santa y de muchas cosas más hablamos con estas dos mujeres de la Cofradía de la Preciosísima Sangre en esta entrevista.
Pregunta. ¿Qué significa para ustedes ser ‘manola’? ¿Cómo lo definirían?
Respuesta. Las ‘manolas’ somos hermanas de devoción. Significa que todas juntas, en fraternidad, procesionamos por devoción. Cada una de nosotras, de manera individual, con nuestros caracteres, gustos, edades y sentimientos. Participar en las procesiones como ‘manolas’ o ‘hermanas de devoción’ es nuestra forma tradicional de manifestar la fe que sentimos.
P. ¿Cuál ha sido la historia o evolución de las mujeres en las cofradías?
R. En la antigüedad, mantener el luto cuando se sufría la defunción de un familiar era, culturalmente hablando, una característica muy arraigada. Las mujeres mostraban ese respeto por la familia del difunto acudiendo al funeral de riguroso y discreto luto.
Al crearse las cofradías y hermandades, dirigidas por hombres en aquel momento, la única forma en la que la mujer podía participar en estas manifestaciones de fe, era acudiendo de ‘manola’, de riguroso negro y con sus “mejores galas”, para acompañar al Señor en su pasión muerte y resurrección.
Desde el año 1987 las mujeres cofrades tienen la opción de poder elegir entre participar con el hábito procesional de su cofradía o la de continuar con la tradición de las hermanas de devoción.
P. ¿Cómo es la indumentaria con la que se tienen que preparar?
R. La indumentaria tradicional consta de la medalla de la cofradía a la que se pertenece. Medias negras, vestido o traje negro de largura por la rodilla, manga larga o francesa, y de escote sencillo. En ocasiones de mucho frío se puede acompañar de un abrigo de paño negro, zapatos con corte “salón” en color negro, guantes negros y la tradicional peineta de carey con la mantilla española de blonda o chantilly también en color negro, recogida por un broche. El maquillaje debe ser muy suave y de colores naturales. En el caso de llevar joyas estas deben ser discretas. Las más utilizadas son las perlas.
P. Hace un tiempo el número de ‘manolas’ era reducido, ¿Por qué creen que han aumentado tanto en los últimos años?
"La participación de las hermanas de devoción siempre es importante"
R. La participación de las hermanas de devoción siempre es importante. Seguramente se deba a que, en ciertos momentos, las mujeres han optado en su mayoría por participar con el hábito procesional ya que es una indumentaria mucho más cómoda y menos sacrificada.
En los últimos años la sociedad está viviendo un momento más reivindicativo, culturalmente hablando, con la mujer como protagonista. Quizás, esto haga que haya más mujeres y niñas que se animen a participar de esta manera. Sin embargo, la tradición de las hermanas de devoción no se ha perdido nunca.
P. ¿Quizás el hecho de que hayan surgido tantas en estos últimos tiempos haya ayudado a que se haya perdido un poco la esencia inicial de esta figura?
R. No. Nosotras creemos que la esencia permanece siempre. Que todas las mujeres comienzan la procesión en casa, sacando del armario el vestido de luto riguroso, planchando la mantilla, ajustando adecuadamente la peineta, dejando caer suavemente la mantilla, colocando el broche con delicadeza, llevando el rosario o el misal que en muchos casos, antes de ella llevaron su abuela o su madre y que en un futuro llevara su hija y su nieta. Ese proceso, junto al desfile procesional es un acto de fe, amor y de emoción y un momento lleno de solemnidad que comienza y acaba en la intimidad de cada una. En su propia casa.
Es cierto que en casos aislados, alguna participa de manera menos apropiada de lo que se debiera, de la misma manera que ocurre con las mujeres y hombres que visten de hábito y no llevan la largura correcta, sin planchar, o de un tejido o color diferente al que marca su cofradía. Incluso un zapato inapropiado.
P. Al final es una figura de luto y pasión que está íntimamente ligada a la Semana Santa por su sentimiento.
"La ‘manola’ aporta devoción y oración a la Semana Santa"
R. Es una forma de “dar la cara” o demostrar nuestra fe. La ‘manola’ aporta devoción y oración a la Semana Santa. El vestir de hermana de devoción es un privilegio único de la mujer como forma de participación en esta Semana de Pasión. Es una forma de dar ejemplo y de hacer que todo el mundo entienda que no hay que esconderse, que para hacer penitencia o dar gracias solo hay que ser uno mismo siempre.
P. Les pregunto todo esto a ustedes porque llevan años siendo ‘manolas’, ¿Desde cuándo exactamente?
R. (María Julia Herrero Velasco). Desde los 17 años. Entré a formar parte de la Cofradía y he salido todos los años de ‘manola’ salvo cuando he estado embarazada de mis hijos.
R. (Julia Plaza Herrero). Llevo toda la vida en la Cofradía pero empecé con seis años como ‘manola’.
P. ¿Cuántos años llevan formando parte de la Cofradía de la Preciosísima Sangre de Valladolid?
R. María Julia Herrero Velasco). Me hice cofrade en el año 1972 y desde entonces sigo participando como hermana de devoción. En los últimos años además formo parte de la junta de gobierno como camarera del Santo Cristo, algo que me hace especial ilusión y me llena de orgullo.
R. (Julia Plaza Herrero). Yo nací un Domingo de Ramos justamente. Ese año parece que estaba predestinada a formar parte de una cofradía. En mi caso lo he vivido desde muy pequeña. Siendo más joven pertenecí a la sección de juventud de la cofradía y actualmente pertenezco a la junta de gobierno como vocal de caridad y acción social.
P. ¿Cómo surge el día que la hija toma el testigo de la madre para ser ‘manola’?
R. En mi caso, al ser “hija de manola”, he vivido esta forma de procesionar de una manera muy natural ya que veía a mi madre vestirse así cada año y ella me lo fue inculcando desde niña. En la adolescencia opté más por participar con el hábito de mi cofradía en las procesiones pero siento que mi sitio es ser hermana de devoción ya que es lo que más me ilusiona.
P. ¿Cómo se preparan antes de que llegue y cómo es el durante de la celebración
R. La preparación requiere más tiempo que en el caso de participar de hábito. La ‘manola’ se viste en su casa y sale ya preparada para la procesión. Vestidas y con la medalla de la cofradía nos ayudamos a peinarnos y a colocarnos la mantilla que es el momento más delicado. Al llegar a la iglesia, si hay celebración eucarística previa a la procesión, como los oficios, participamos de la misma manera que el resto de los hermanos y durante la procesión, hacemos lo mismo.
P. ¿Cómo es el “papel” de la mujer en las cofradías de la Semana Santa de Valladolid?
"La mujer participa en cualquiera de las cofradías de la misma manera que lo puede hacer un hombre"
R. En la actualidad, la mujer participa en cualquiera de las cofradías de la misma manera que lo puede hacer un hombre sin ninguna distinción. Tanto como hermana de devoción, con el hábito procesional o perteneciendo a la sección de la cofradía que decidan. En las juntas directivas cada vez hay mayor participación de mujeres y estas pueden llegar a ocupar los cargos de mayor relevancia sin discriminación.
P. ¿Desfilan juntas? ¿Cómo sería un día cualquiera de Semana Santa en Valladolid para ustedes?
R. En algunas ocasiones desfilamos juntas y en otras separadas. Para nosotras toda la Semana Santa es importante y ajetreada, sobre todo la organización previa. El día varía si tenemos procesión o no. Por ejemplo, un Jueves Santo, que es el día más importante para nuestra Cofradía, comemos pronto para poder prepararnos con el tiempo suficiente. Con calma nos colocamos la una a la otra la peineta y la mantilla y acudimos a nuestra sede, la Iglesia de Santa María La Antigua, como el resto de cofrades para asistir a los santos oficios y posteriormente a nuestra procesión titular de Penitencia y Caridad.
P. ¿Es difícil encontrar todo lo necesario para salir de manola? ¿Es muy caro salir de manola?
R. No es difícil encontrar todo lo necesario para salir de ‘manola’. Algunas cosas son muy sencillas como los zapatos negros de estilo clásico, las medias también negras o las horquillas.
El vestido o traje puede ser más complicado si las tiendas de moda no te ofrecen el adecuado. Siempre se puede acudir a un modista para que te realice un vestido a medida con un corte adecuado. La mantilla y la peineta también se pueden encontrar fácilmente.
Al final, se trata de elegir el producto que sea más adecuado a nuestro presupuesto. El primer año, como es lógico, el desembolso es mayor pero como son elementos que pasan de generación en generación acaban siendo muy rentables.
P. ¿Qué significa ser “camarera de la imagen” y que diferencia existe con ser ‘manola’?
R. Las camareras del Santo Cristo de la Preciosísima Sangre son las encargadas del cuidado y mantenimiento de la imagen. Por ejemplo, cambiamos las sabanillas del altar, las flores naturales, cuidamos la limpieza de la imagen, mantenemos los enseres de la cofradía y realizamos un mantenimiento acorde y presentable de la capilla, durante todo el año. En el momento de la procesión, las camareras suelen vestir de ‘manolas’, por ser la indumentaria tradicional de la mujer
P. ¿Qué sienten con la Semana Santa de Valladolid?
R. Sentimos emoción. Es un cúmulo de sentimientos muy diversos al ver la talla en la calle. En nuestro caso, el Cristo de la Preciosísima Sangre, cuando atraviesa el pórtico de la iglesia para su procesión, contemplar que toda la gente de Valladolid pueda verle es un sentimiento indescriptible. Por esto trabajamos sin descanso todo el año.
P. ¿Cómo están viendo este año la Semana Santa de Valladolid?
R. Todos los años son emotivos, siempre te ilusionas al llegar la Cuaresma. Como cristianas, para nosotras es tan importante el Adviento y la Navidad como la Cuaresma y la Semana Santa. Esta última la vivimos con la ilusión de lograr que todo trabajo que preparamos con mismo durante un año salga perfectamente. Valladolid se convierte en un templo durante el tiempo de Pascua y de Resurrección, algo que para los cristianos es muy importante.
P. ¿Qué dirían a todas aquellas mujeres cofrades que aún no han participado como manolas? ¿Y a todas las mujeres que no pertenecen a una cofradía?
R. Animo a todas las mujeres que quieran pertenecer a una cofradía a que lo hagan. Que prueben la sensación, al menos un año, de procesionar en hermandad con sus compañeras para que noten que el sentimiento es muy fuerte. Al menos para nosotras lo es. Al procesionar con hábito, sientes la pertenencia a tu cofradía mientras que participando de ‘manola’ no solo te sientes parte de esa cofradía sino que también formas parte de esa identidad grupal como colectivo y eso te une hasta con las hermanas que son de otras cofradías diferentes a la tuya.
P. Un deseo de cara a estos días importantes de esta Semana Santa que ya llegan.
R. Mi deseo en general es que la Junta de Cofradías o el Arzobispado anuncien que para el año 2020 las hermanas de devoción que quieran puedan participar en la Procesión General del Viernes Santo.
Mi deseo particular es que Dios nos dé salud para poder acompañarle muchos años más y que, en la imagen del monumento al cofrade, que está pendiente desde hace unos años, se incluya a una manola.