El partido entre Real Valladolid y Girona era clave, una obviedad que se ha ratificado de manera exponencial con un duelo sin red en Zorrilla, donde el Pucela tuvo más deseo y más fútbol y logró el ansiado premio de la victoria gracias a un golazo de Michel.
El ambiente de las grandes ocasiones de palpaba especialmente en la grada, con una de las mejores entradas de la temporada y una sonora pitada en los compases iniciales del juego hasta que el Pucela de hizo con la posesión. Le costó arrancar al equipo de Sergio, que vio como Waldo arrancaba enchufado y con la determinación que le ha hecho ganarse el corazón de la afición. A los seis minutos y tras desbordar a la defensa probó con un potente disparo desde fuera del área que detuvo en dos tiempos Bono.
Poco después la tuvo Ünal con un balón en profundidad que tardó en resolver y eso facilitó la anticipación defensiva. El control era del Valladolid pero triunfaba el miedo a encajar un gol que la voracidad por conseguirlo.
Waldo volvió a espolear a su equipo, en el minuto 26, aprovechando una contra para hacer una pared con Ünal y encarar el mano a mano, pero Bono salió victorioso.
Al filo del descanso un pase de Ünal al interior del área dejó a Guardiola solo ante el portero, pero el certero disparo no trascendió en el partido ya que el fuera de juego ahogó la alegría local.
Si el Girona se tomó la primera parte con calma, en la segunda su juego ofensivo se diluyó aún más. El Real Valladolid salió del vestuario con hambre renovado, rozando el ansia por rascar la red de la portería de Bono. Waldo y Nacho afinaron su sociedad en la banda izquierda y buscaron con persistencia a Ünal y Guardiola, muy activos.
La historia cambio en el minuto 67, cuando Ünal bajó un balón en la frontal y esta vez si hubo final feliz. El delantero turco cedió para Michel que llevaba de cara y golpeó con potencia y marcó un gol que desató la alegría en Zorrilla.
La fiesta se completó con el regreso de Toni, que sustituyó a Plano y recibió el calido recibimiento de la grada. Con él volvió la clase en área rival y los centros afilados, como el que remató fuera Moyano de manera acrobática.
En los minutos finales, esos que ponen a prueba la paciencia y la capacidad cardiaca, el Pucela supo aguantar y no desfallecer ante la mala suerte como tantas veces esta temporada. Con el Girona volcado la zona próxima a la portería de Masip tuvo ocupación maxima, pero los tres puntos ya eran para los blanquivioletas.
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