El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León ha confirmado la absolución de la enfermera Carmen B.A. que fue juzgada el pasado mes de enero por delito de descubrimiento y revelación de secretos por haber 'fisgado' los historiales clínicos de tres pacientes, una madre y sus dos hijos, que no tenía asignados.
En su fallo, el TSJCyL, con sede en Burgos, desestima así los recursos de la acusación particular y de la Fiscalía y confirma la absolución dictada por la Sección Cuarta de lo Penal de la Audiencia Provincial, según informaron a Europa Press fuentes jurídicas.
En aquella sentencia, ahora ratificada, el tribunal entendió que la conducta de la enfermera no podía ser encuadrada en el referido tipo delictivo, y ello a pesar de reconocer que entró en dichos historiales por mera "curiosidad" debido al enfrentamiento que años antes había tenido con la madre de los otros dos afectados, María Pilar E.A, antigua compañera de trabajo, y sin que luego utilizara dicha información ni perjudicara a los tres denunciantes.
La sentencia dio verosimilitud así a la versión que durante el juicio expuso la acusada. "¡Pido perdón, sé que estaba prohibido, pero me encontraba obsesionada y muy preocupada tras conocer que ella volvía al Centro de Salud de Serrada donde yo trabajaba y en el que doce años antes habíamos tenido un enfrentamiento!", es la explicación que la enfermera Carmen B.A. dio respecto de por qué fisgó en febrero de 2016 los historiales clínicos de su excompañera María Pilar E.A. y de sus dos hijos para informarse "tan sólo" del domicilio de la primera y de las edades de sus vástagos.
La mera "curiosidad" esgrimida por la encausada, que incluso pidió "perdón" públicamente a los denunciantes, no impidió que el fiscal mantuviera invariable su petición de tres años y medio de cárcel y que la acusación particular incluso elevara su solicitud de tres a cuatro años de privación de libertad al entender que se trataba de un delito continuado.
A mayores, las acusaciones pública y particular habían solicitado la inhabilitación de la enfermera para el ejercicio de la profesión por espacio de seis años y medio y ocho años, respectivamente, y el pago, por el mismo orden, de 6.600 euros de multa y 60.000 euros de responsabilidad civil--50.000 para la madre y 5.000 para cada uno de sus dos hijos--, cuantía esta última que el letrado de los denunciantes justificó en el profundo trastorno ocasionado a la familia afectada, hasta el punto de que María Pilar se encuentra sometida actualmente a tratamiento psicológico.
Durante su declaración, la acusada, Carmen B.A, confesó haber accedido ilegalmente a través del programa 'Medoracyl' a los historiales clínicos de su excompañera y los hijos de ésta, Elvira e Ignacio, en el primer caso el día 18 de febrero de 2016 y en el de sus vástagos el día 23 del mismo mes, desde su puesto como enfermera en el Centro de Salud de Serrada y a sabiendas, como así también confesó, de que no podía hacerlo por cuanto le había saltado en las tres ocasiones el aviso de prohibición en su ordenador.
"Obsesionada"
Sin embargo, acababa de conocer que la también enfermera María Pilar E.A, antigua compañera en este mismo centro de salud con la que en 2004 había tenido sus más y sus menos, regresaba a su plaza en Serrada y esa noticia se convirtió para ella en una "obsesión", pues se temió que aquella etapa ya olvidada pudiera volver a reproducirse.
"Habíamos estado tranquilos desde entonces y ahora Pilar volvía, por lo que inconscientemente me metí en su historial clínico pero con el único fin de conocer los datos de su domicilio actual, ya que desde hacía doce años no la había vuelto a ver, sin que en momento alguno accediera a sus datos médicos ni utilizara la información para hacerla daño", insistió la ahora absuelta, quien añadió que no pensó que con ello estuviera incurriendo en un delito.
Por su parte, la denunciante y sus dos hijos comparecieron para mantener el profundo trastorno que la actuación de la acusada había generado en la familia.
La progenitora explicó que decidió denunciar los hechos a raíz de que en julio de 2016 su hijo le pidiera que entrase en su historial clínico, con previa autorización, debido a que se disponía a viajar a EE.UU y necesitaba que le sacara un listado de los medicamentos que utilizaba--es asmático--y comprobara entonces las tres entradas ilegales de la acusada en los datos de sus familia.
"En el otro bando"
"Me habían comunicado que volvía al centro de salud y encima descubro que Carmen ha estado entrando en nuestros historiales clínicos. Empecé a ponerme muy nerviosa y a preguntarme qué recibimiento iba a tener", declaró la acusadora particular, quien rechazó haber tenido enfrentamiento alguno con la denunciada aunque ha reconocido que en 2004 "hubo un conflicto en todo el centro de salud bastante doloroso en el que Carmen pudo estar en el otro bando".
Durante la declaración prestada, la enfermera denunciante, hoy destinada en Laguna de Duero, sí trató de dejar bien claro que si la denunciada tan sólo tenía curiosidad por conocer datos de su dirección, edad, médico asignado y el centro de salud correpondiente, podría haber accedido a toda esa información sin necesidad de entrar en el historial clínico.
"Nos han facilitado trípticos y cursos sobre esta cuestión y hasta el gerente nos ha advertido de que no se puede entrar en historiales clínicos de pacientes no asignados", remarcó María Pilar, que llegó a insinuar una cierta persecución de la administración sanitaria hacia su persona a raíz de que destapara lo ocurrido.
"Si la autora hubiera sido yo, seguro que ya habría sido expedientada, y me sorprende que en este caso la Gerencia no hiciera nada", concluyó la acusadora.