Derrota cruel en el Wanda Metropolitano. El Real Valladolid demostró una solidez defensiva de mucho nivel y mantuvo su portería a cero cuando más apretó el Atlético. En la segunda parte, con más presencia ofensiva visitante, un gol en propia puerta condenó a los de Sergio González que aún así dispusieron de varias ocasiones en el área rival, incluso con polémica, para empatar.
El Pucela salió al Wanda convencido de puntuar. Consciente de la dificultad de sumar en un campo del que tan solo se habían escapado siete de 54 puntos, el mantenerse con vida en el encuentro pasaba por una defensa sólida y segura. Y así fue durante toda la primera mitad en la cual el empuje del Atlético se encontró con una solvencia de nivel por parte de los blanquivioletas.
De hecho, el primer aviso del partido fue del Real Valladolid. Un disparo envenenado de Sergi Guardiola desde fuera del área se encontró, en el minuto 8, la respuesta magnífica de Oblak. Los madrileños acumulaban hombres en torno al área pucelana y probó fortuna con un disparo de Griezmann en el 14 que se fue fuera.
El equipo local apretaba con el paso de los minutos pero los de Sergio González no se pusieron nerviosos. Masip salvó un disparo de falta del delantero francés en el 20’, y el entramado defensivo visitante se encargaba de alejar el peligro en cada falta o córner botados por el Atleti. Con la velocidad de Waldo por la izquierda, y el incansable trabajo de Ünal y Guardiola, el Real Valladolid logró quitarse la presión en torno al minuto 30, y se acercó de nuevo a la portería rival, aunque sin éxito.
Antes del descanso los rojiblancos continuaron con su mando pero sin llegadas claras al área rival gracias a la consistencia de 11 jugadores comprometidos y concentrados en tareas defensivas, con líneas juntas y sin errores. Así se llegó al intermedio con 0-0.
Cruel condena
En la segunda mitad el partido estuvo mucho más abierto y el Real Valladolid dio un paso al frente, engrandecido ante un rival que no lograba hacer daño y que con el paso de los minutos llegaba con menos presencia al área pucelana.
Calero dentro del área se hizo imperial y evitó en dos ocasiones el gol local, primero bien situado para mandar a córner un centro y segundo robando el balón de la bota de Griezmann, dentro del área. Respondió Ünal desde el pico del área con un disparo que no encontró portería.
El empate parecía ser el resultado justo para el partido. Pero entonces el infortunio total se cernió sobre el Real Valladolid, presa de una crueldad inmerecida, en el minuto 66. En un centro desde el lateral Joaquín, de cabeza, se lanzó a despejar con la mala suerte de enviar el balón al fondo de sus mallas.
El golpe, uno más, no achantó a los jugadores vallisoletanos que lograron cambiar las tornas. Ahora era el Atlético el que defendía y el Pucela el que atacaba, cada vez más volcado en la búsqueda del gol. Oblak tuvo que hacer un paradón para privar a Plano del empate, y en el minuto 88 tuvo lugar la otra jugada que marcó el encuentro. Una falta botada por Míchel y rematada por Calero fue desviada por Arias, dentro del área, con el brazo. Tras la revisión en el VAR el colegiado no consideró que la acción fuese merecedora de penalti.
En el descuento el Real Valladolid disfrutó de dos ocasiones más. La primera con un disparo de Miguel dentro del área que solventó el portero local. Y después con un remate de cabeza de Calero, también tras falta, que impactó en la cruceta de la escuadra y se fue fuera. Ahí moría el partido y las opciones de puntuar en un campo casi inexpugnable se esfumaron.
El Pucela se mantiene con 35 puntos tras la jornada 35, y queda a espensas de los resultados de esta jornada para saber en qué posición duerme. El próximo domingo, a las 18,30 horas, Zorrilla vivirá otra final con la visita del Athletic Club.