Viva España, viva el Rey, viva la Tauromaquia… y viva el Pucela, fueron los gritos en una tarde llena de emociones con la presencia de Don Juan Carlos I y la Infanta Elena. Lleno total en tarde agradable, aunque algo ventosa.
Pero los dos primeros toros fueron una auténtica ruina y les tocó a dos figurones del toreo como Morante y Manzanares. Destellos de ambos diestros, sin brillo, ante dos astados sin presencia, sin fuerza y sin casta. Con eso queda dicho todo. El de la Puebla recibió palmas y el alicantino silencio. Ambos brindaron al Rey emérito.
Destacar los pares de Duarte y Blázquez y la lidia de Suso.
El tercero de la tarde enmendó la cosa porque el graderío (lleno hasta la bandera) estaba que trinaba. Y fue el debutante sevillano Pablo Aguado quien cortaba la primera oreja de la tarde ante un toro que tuvo más movilidad, permitiendo lucirse con capote y muleta. Estocada trasera que tarda en doblar y le levanta el toro el tercero con la puntilla.
Emocionante recibimiento de un público sensible que hizo saludar al sevillano desde el tercio recordando el reciente triunfo en la feria de Sevilla. Brindó también a Don Juan Carlos.
Con el cuarto Morante se desquitó saliendo enrabietado y endilgándole una larga cambiada como si de un novillero se tratara. Armónico con el capote y variado con la franela, buscó el refugio del fuerte viento e hizo la faena en terrenos del cinco y cercano a chiqueros.
Faena vibrante haciendo esas cosillas que solo el de La Puebla sabe hacer a los toros y tanto gustan a sus seguidores. Tras la buena estocada (a pesar de que el toro se amorcilló y tardó mucho en doblar sonando un aviso) el público pidió la oreja con fuerza que fue concedida por el palco, presidido por Manuel Gutiérrez.
Manzanares también salió a por todas con el quinto para no irse de vacío ante un público que siente auténtica pasión por el diestro dinástico. Una larga cambiada de recibo y unas impecables verónicas fueron el inicio ante un animal que fue nobilísimo.
Con la muleta estuvo en el Manzanares estético y elegante en una faena que no cogió más vuelo por la escasa fuerza del toro. Pero Manzanares dejó su sello personal y una estocada entera lo que le permitió pasear una oreja.
Y a estas horas del festejo el público celebraba el triunfo del Pucela con gritos de alegría.
Pablo Aguado no se conformaba con la oreja de su primer toro. Había espoleado a las figuras y tenía en la mano cortar el segundo apéndice para salir en volandas. Y lo hizo yéndose a porta gayola recibiendo al que cerraba plaza que salió como un torbellino de chiqueros, aunque luego se quedó en nada, incluso se rajó al final de la faena.
Preciosas verónicas y luego un quite por chicuelinas instrumentó el sevillano a su oponente que fueron muy jaleadas por el público. Con la muleta hizo una faena valiente, pero sobre todo con entrega y decidido a conseguir el triunfo que, tras una estocada magistral, lograría.
El puntillero volvió a levantarle al toro…Pero la oreja fue paseada con el entusiasmo lógico que conlleva debutar en una plaza y salir en volandas. Habemus torero. Savia nueva. Ventana de aire puro en forma de toreo.
En el capítulo de incidencias destacar que las largas colas de acceso provocaron que el festejo comenzara con 15 minutos de retraso. La banda de música (AMI) interpretó el Himno Nacional antes del paseíllo con los consiguientes vivas a España y al Rey.
FOTOS: NATALIA CALVO