Lukas Avendaño permanece sentado durante horas en una silla en la plaza de Wattenberg de Valladolid, junto al Museo Nacional de Escultura. En su mano porta una fotografía con el rostro de su hermano Bruno en la que se puede leer “Seguimos buscando a Bruno”. Junto a él, otra silla vacía donde cualquier persona se puede sentar y tomar la mano de Lukas para mostrarle su afecto.
Una performance, que se representa en el Festival Internacional de Teatro y Artes de Calle de Valladolid, es la forma que ha encontrado este antropólogo mexicano de mover la pesada burocracia de su país para que las autoridades pongan medios para terminar con la lacra de las desapariciones de personas. Lukas Avendaño la puso en práctica por primera vez en Barcelona un mes y medio después de que su hermano desapareciera ante la impotencia de ver que nadie más allá de su familia y allegados hacía nada por hallarle. Una acción que habla de un caso particular pero a la vez trata una lacra en México, donde hay contabilizadas hoy día más de 40.000 casos de personas desaparecidas.
La repercusión internacional que tuvo la denuncia provocó que el Gobierno ordenase a la Fiscalía General poner atención sobre este caso. De aquello ha pasado casi un año y con la acción en Valladolid, Lukas Avendaño trata de reactivarlo de nuevo y que no caiga en el olvido.
“Queremos encontrarlo. Vivir con esa incertidumbre ha trastocado toda nuestra vida. Conocemos casos de gente que lleva cinco, ocho, diez años en esta situación. No podemos vivir así”, ha explicado el artista mexicano.
El origen de esta dramática historia se remonta al mes de mayo de 2018. Bruno Avendaño tenía entonces 32 años y trabajaba para la Marina en Ciudad de México. En aquellas fechas tomó unos días de vacaciones para celebrar el día de la madre junto a su familia en su ciudad de origen, Tehuantepec, un ayuntamiento de 64.000 habitantes situado a 12 hora de la capital.
El 10 de mayo, después de estar con unas personas había quedado con su novia pero nunca llegó a la cita. “No hemos sabido más de él desde aquel día”, lamenta Lukas Avendaño. “Ya desde el primer momento pensamos que era extraño porque Bruno si se retrasa o cambia de planes avisa, dada la situación del país (con tantas desapariciones forzadas)”, añade.
El propio Avendaño fue a poner la denuncia por desaparición el día 11, tras contactar con amigos y conocidos para buscar alguna pista sobre el paradero de su hermano. Ese mismo día pusieron en marcha brigadas de búsqueda. “Buscamos por caminos porque pensamos que si lo habían matado podrían haber arrojado el cadáver, pero nada”, describe.
“El problema de las desapariciones es tan grave en México que se hizo una ley específica, pero hasta día de hoy no hemos visto aplicación real”, denuncia Lukas Avendaño. “No queremos que el caso de Bruno sea un número más”, concluye.