Inés, una niña de once años que tarda un poco más de lo habitual en procesar la información que recibe, cogió las maletas para ir a un campamento de verano en las instalaciones de Aldeaduero que luego tuvo que abandonar tras las quejas de familias de otras pequeñas que participaban en el mismo.
Incluso Facua decidió a las pocas horas denunciar a la empresa organizadora por un trato que consideraban inaceptable. Sin embargo, la empresa ha asegurado que nunca expulsó a la niña. Ahora, el portal digital de El Mundo ha publicado la carta que la madre de Inés, Carolina, ha enviado a la empresa.
Carta íntegra
Buenas tardes:
Es una pena no contar con el email de (....) pero entiendo y espero que podáis hacer llegar esta sentida queja del tratamiento inhumano y sin precedentes a una niña especial como es Inés.
Como bien sabéis, nos dirigimos a vuestras oficinas con ánimo de estudiar con ustedes no solo la disponibilidad de plaza en uno de sus campamentos de «Pueblo Inglés» sino también la idoneidad para una niña de las características de nuestra hija: Niña de necesidades con unretraso madurativo de 2 años e inferior motricidad a la de sus compañeros. INSISTIMOS EN QUE SU PROBLEMA CONSISTE BÁSICAMENE EN QUE TARDA UN POCO MÁS QUE EL RESTO EN ASIMILAR LA INFORMACIÓN QUE ESCUCHA, PERO SI SE LO EXPLICAS MÁS DESPACIO O DE OTRA FORMA, RESPONDE COMO EL RESTO DE NIÑOS. Del mismo modo, remarcamos que el nivel de inglés de ella era básico pero que había demostrado durante los 2 últimos años una gran persistencia e ilusión por aprenderlo (si es necesario, podemos enviaros los informes de todos los profesores nativos de Inés durante los 2 últimos años para constatar su capacidad y comprensión de la lengua inglesa).
Por supuesto dejamos claro cómo es Inés y cuáles son sus carencias y dificultades para asegurarnos que este campamento era bueno para ella, que no iba a tener ningún problema ni ella ni nadie de la organización, que es exactamente lo que nos trasladasteis y cito textualmente: "sin problema, son actividades divertidas, los niños que van de su edad tienen distintos niveles de inglés, y van a nuestro campamento para aprender y divertirse".
De ahí que esta reunión nos sirviera para convencernos a todos de la ilusionante oportunidad de una inmersión completa en un campamento que contaba con profesores y coordinadores con experiencia y conocimientos suficientes para gestionar el aprendizaje de cualquier niño con un bajo nivel de inglés.
Una vez abonado el IMPORTE TOTAL (1.600€ después de aplicar el Dto./Promoción de campaña y que, obviamente, ante tal indignante experiencia, esperamos su devolución íntegra de forma inmediata) correspondientes a 2 semanas intensas de campamento, esa misma tarde, coordinamos todo con (....) sin problema alguno y con una agilidad de respuesta por su parte que nos proporcionó mayor confianza en la organización de este paquete de inmersión en inglés para nuestra hija.
Del mismo modo, durante la mañana de inicio del campamento, hablamos tanto con (........) como con la coordinadora del campamento (.......) a la que comentamos de primera mano toda la información relevante sobre nuestra hija. Le explicamos, al igual que hicimos con el equipo de ventas y explicamos de forma clara en la ficha de la niña, las características y peculiaridades de su personalidad. Expresamente, le comunicamos de forma clara y concisa que, después de haber "vivido" varias experiencias de éxito en otros campamentos, (ha asistido a diversos campamentos sin tener ni el más mínimo problema con el resto de niños ni por supuesto con los monitores), creíamos que lo mejor sería que no trasmitiera ningún tipo de información sobre nuestra hija al resto de niñ@s para que no la etiquetaran de entrada... Algo que, como ya explicaré más adelante, no cumplió de forma consciente comprometiendo la integración de la niña.
En cualquier caso, toda nuestra perspectiva y ánimo cambió de forma radical y dramática cuando el mismo día que empezó el campamento (viernes 28 de Junio) la coordinadora del mismo, (por favor, nos gustaría saber el nombre completo de esta persona para poder tomar las medidas oportunas), nos llamó a las 23:00h de la noche (unas pocas horas después de haber empezado el campamento...) para comentarnos que, en palabras textuales en un inicio de nuestra conversación, «no se hacía con Inés porque tenía un comportamiento extraño». Obviamente, nos preocupamos y mostramos interés para entender cuales eran esas «circunstancias» o «situaciones» en las cuales nuestra hija no estaba teniendo un comportamiento, digamos, que normal. Sin embargo, después de más de 30 minutos hablando con ella, entre incómodos silencios y multitud de excusas y mentiras, nos confesó que, el verdadero problema era, simple y llanamente, que una de las niñas había comentado a su madre que tenía en su habitación a una niña de necesidades...
Contradiciendo nuestras indicaciones y sugerencias, esta «señora», decidió por su cuenta, informar a las niñas de la habitación que Inés, nuestra hija, tenía un retraso y necesitaba de su ayuda... Algo que, con una mínima experiencia, jamás se le hubiera ocurrido a nadie con tan solo unas pocas horas de convivir con una niña.
Este desdichado error, al parecer, causó la llamada de una de las madres indignada porque su hija tenía que «cuidar de una discapacitada»... Lo que motivó que (.......) nos llamara y nos dijera que «me encuentro entre la espada y la pared porque una madre ha llamado para quejarse y no quiere que Inés duerma con su hija». Dejando a un lado la nula empatía y total falta de humanidad de una pobre reprimida madre acomplejada que claramente malcría a su hija, es, a todas luces, lamentable, la triste actuación de la coordinadora que decide, por su cuenta, intentar sacar a nuestra hija de la habitación bajo el capricho de unas madres/hijas sin valores y ni un ápice de responsabilidad social y humana.
Obviamente, ante esta revelación de un claro favoritismo hacia otras madres y un evidente caso de bullying por parte no solo de las madres/niñas sino también de la coordinación de este campamento, nos dirigimos tremendamente disgustados a la coordinadora y a (........) para que, por favor, aclararan esta situación y emprendieran algún tipo de acción correctora para evitar un despropósito de tal magnitud... Después de más de una hora de conversaciones, allá por las doce de la madrugada, nos llama (.........) sorprendida por la negativa de nuestra hija a querer ser sometida a los caprichos de terceras personas y negarse a tener que dormir con una monitora del campamento... Y, más lamentable si cabe, la tristísima insinuación de que sería mejor que «una niña como Inés no estuviera en el campamento...».
Como será evidente, esta situación provocó que nuestra familia no pegara ojo en toda la noche dando repetidas vueltas de arrepentimiento por haber optado por llevar a nuestra hija a un campamento donde, desde el primer día, la discriminan de forma grotesca en base a los impertinentes comentarios de una madre sin integridad y una coordinadora sin autoridad ni ética.
A la mañana siguiente, después de esperar nerviosos y tristes las noticias de la coordinadora, sin noticias de esta «señora», decidimos llamar a (....) sobre las 12 del mediodía para averiguar cómo había evolucionado la situación y si se podía reconducir de una u otra forma... De nuevo, para nuestra sorpresa, nos comenta que ha hablado con (.........) y le ha trasladado que Inés está feliz pero que esperemos a ver qué decide la coordinadora y (......) el responsable de la empresa. Y pocos minutos después, (......) nos vuelve a llamar para decirnos que lo siente muchísimo, que ha hecho todo lo que está en su mano, pero que tanto (......) como (......) consideran que Inés tiene que irse del campamento, que como mucho, podría hacerse cargo de ella una semana pero, en ningún caso, las dos que duraba el campamento.
Por supuesto exigimos que nos lo digan directamente los que han tomado esa decisión y una hora después nos llama el responsable de la empresa para decirnos cuánto lo siente pero que las dos niñas que comparten habitación con Inés son amigas, que querían estar solas en la habitación y que sus madres le habían llamado para decirle que: «sus hijas están en un colegio de integración, que durante todo el año tienen que convivir con niños de necesidades especiales y que cuando llega el verano se merecen disfrutar del campamento sin tener que estar con estos niños».
Después de más de una hora de conversación con mi mujer, consigue que se desmorone en lágrimas de impotencia cuando de forma evidente deja muestras de la desproporcionada decisión de una coordinadora que prefiere «eliminar cualquier punto de conflicto entre l@s niñ@s del campamento» en lugar de esforzarse lo más mínimo y enfrentarse a los caprichos de alguna madre con tratos de favor intolerables.
Nos ahorramos el calificativo que merece semejantes comentarios, que dejan claro la nula calidad humana de estas «madres» por llamarlas de alguna forma, y la pésima capacidad de gestión, empatía, profesionalidad y valores de los que vuelan a cumplir los deseos de estas «personas», echando sin más dilación a nuestra hija por el mero hecho de tener una discapacidad intelectual.
A esto se le llama discriminación y afortunadamente está regulado y sancionado por la ley.
Para agravar más la espeluznante situación de discriminación y abuso que estaba sufriendo nuestra hija, el responsable se permitió el lujo de ofrecernos poner un monit@r exclusivo para ayudar a Inés siempre y cuando renunciáramos a su derecho de compartir la habitación con el resto de las niñas... De forma injustificada y cobarde, se resguardaba en el hecho de «entendernos por tener vivencias personales similares»... Pues, a nuestro parecer, queda claro que sus «experiencias» no le han enseñado a comportarse con respeto y humanidad.
Viendo lo cual, y ante la certeza de que nuestra hija Inés estaría pasando por un infierno bajo los incorregibles desprecios de unas niñas malcriadas y una coordinadora que tolera y consiente este tipo de comportamientos, decidimos emprender el viaje de recogida de nuestra hija....
Una vez pudimos gestionar con quién dejábamos a nuestra hija pequeña y completados los más de 350km para recoger a Inés, nos encontramos a una retadora y altiva coordinadora que de forma fría y calculada intentaba explicarnos con falsas excusas y repetidos engaños que esta decisión era lo mejor para nuestra hija porque no se adaptaba al nivel de inglés exigido en el campamento... Algo digno de admiración puesto que, en teoría, se trataba de un campamento para aprender inglés entre niños de 7 y 12 años... ¿Qué nivel tan alto y exigente pueden tener unos niñ@s de 7 años para que mi hija Inés no sea «digna» de las atenciones de esta «profesional»?.
Para más inri, y una vez «descubiertas» todas sus vergonzosas mentiras y reconocernos que se limitaba a «cumplir los deseos de otra madre que, para ella, era una clienta», se permite la desfachatez de asertar que mi voz le resultaba «intimidarte y amenazante», dicho lo cual nos deja con la palabra en la boca y se va a la zona de recepción... Entendíamos que era simplemente una forma de «recapacitar» y «coger» aire para disculparse pero, al poco tiempo, vemos que se ha atrevido a llamar, ni más ni menos, que a la Guardia Civil. ¡¡Dónde vamos a parar!!.
Huelga decir que, la pobre patrulla, no cabía en su asombro cuando solo fueron capaces de comprobar que un matrimonio pedía explicaciones con educación pero rectitud y tristeza a una «señora» que se limitaba a usar toda clase de artimañas: desde el asombro, pasando por la amenaza con la Guardia Civil y terminando en unas impotentes lágrimas de cocodrilo que, lamentablemente, no se llegaba a creer ni ella misma.
Pero déjenos explicar la diferentes situaciones en las cuales, a su forma de entender, Inés resultaba «incapaz» de seguir el estricto sistema alemán de una coordinadora con ínfulas de teniente coronel:
Al parecer, Inés tardaba más de 20min en bañarse y hacía retardar al resto de l@s nin@s... Sin embargo, una vez que profundizamos en este punto específico, al parecer, las dos niñas que compartían la habitación con ella, la dejaban para la última haciendo uso de todo el tiempo que disponían para las 3. Ergo, Inés no es que tardara más de lo habitual, sino que la apartaban de forma consciente y la forzaban a ser la última en poder hacer uso de la ducha... Sin embargo, Raquel no era capaz de ver (no hay peor ciego que el que no quiere ver) que estaban dejando de lado a nuestra hija y abusando de su «mayor capacidad y pillería».
Al parecer, y cito con sarcástica ironía, había actividades realmente sofisticadas y de muy complejo entendimiento como pintar, ir a la piscina o ver una película... Actividades que, por la pueril respuesta de la coordinadora, «Inés no era capaz de entender y comprometía a l@s demás nin@s».
Otro punto a destacar y que usó Raquel como herramienta en repetidas ocasiones para orquestar sus mentiras, era que Inés no era capaz de comprender lo más mínimo el inglés... Algo sorprendente puesto que, como hemos comentado, lleva 2 años en clases extra-escolares con nativos (que no hablan ni una palabra de español) y todos han destacados la persistencia e ilusión por seguir aprendiendo. (Facilitaremos todos los informes que sean necesarios para dejar constancia de este punto). Es necesario destacar, bajo mi punto de vista, la incapacidad de una coordinadora (española) para darse a entender en inglés con una niña de 11 años... Yo, que hablo con más de 15 países diariamente me costaba entenderla en inglés por su nula empatía y esfuerzo en pronunciar o simplificar las órdenes/instrucciones a los alumnos
Otro pequeño detalle pero de enorme significado fue cuando fuimos a la habitación de nuestra hija para recoger sus pertenencias... Sus «queridas» y «encantadoras» compañeras le habían dejado la zona de los zapatos (balda inferior) para dejar toda su ropa entre las zapatillas de estas... Este tipo de comportamientos de gente mezquina y sin integridad serían fácilmente identificables por cualquier coordinadora que fuera digna de su cargo y no tuviera ideas preconcebidas sobre l@s niñ@s con algún tipo de dificultad y/o retraso.
Por último, nos gustaría remarcar que, después de «muchos y largos años de experiencia» de Raquel, a su juicio, «solo necesita un par de horas para entender que una niña como Inés no tiene que estar sometida al estrés de este tipo de campamentos». Sin embargo, si dejó, en repetidas ocasiones, clara evidencia (confirmado textualmente por ella misma) de su incapacidad para «gestionar este tipo de niñas y situaciones». Lamentablemente, ella misma no era consciente de que, de lo que realmente no está capacitada es a gestionar abusos y situaciones de favoritismos con niñas malcriadas y madres consentidoras sin ningún tipo de humanidad y empatía hacia el resto de personas. NO DIERON A NUESTRA HIJA LA MÁS MÍNIMA OPORTUNIDAD DE ADAPTARSE. SE LIMITARON A ECHARLA DEL CAMPAMENTO A LAS POCAS HORAS BAJO FALSOS PRETEXTOS Y EXCUSAS PUERILES.
Esta alarmante y altamente preocupante carencia de toda CARIDAD HUMANA hacen que nuestros lamentos y quejas no queden solo en este email... Haremos TODO lo que esté en nuestra mano para que todos los círculos, instituciones y organizaciones a los que pertenecemos sean conocedores de esta cruel discriminación hacia los niños de necesidades.
Nuestra comunidad lucha de forma incansable para integrarse como unos más dentro de la sociedad y NO VAMOS A PERMITIR QUE GENTE SIN VALORES NI MORAL DERRUMBEN TODO POR LO QUE ESTAMOS LUCHANDO.
Muchas gracias
Un saludo
Carolina