El desarrollo técnico, las modas, y los usos de la maquinilla de afeitar, en los últimos 150 años, ponen de manifiesto como un artículo tan popular, y de uso tan generalizado, ha evolucionado durante este tiempo. Desde las clásicas navajas de afeitar o barberas, referente clásico de tiempos pretéritos, a las maquinillas desechables tan comunes hoy en día, hay un contraste notable en cómo el hombre se plantea el afeitado.
Inicialmente, las navajas barberas eran el único instrumento utilizado para el afeitado. Sin embargo, su uso, dada la singularidad de las mismas, estaba restringido a profesionales o personas experimentadas. Además las navajas requerían de un mantenimiento continuo, para estar en las condiciones adecuadas.
Fue a finales del siglo XIX, cuando un comerciante que se tenía que afeitar mientras viajaba en tren, diseñó un tipo de maquinilla que le ofreciese una mayor seguridad a la hora del afeitado, pues el riesgo de herirse con la navaja barbera era muy elevado. Ese comercial luego fundó una empresa dedicada a este tipo de artículos y que es una reconocida marca comercial de hoy, diseñando la maquinilla de hoja desechable, compuesta por dos elementos: el cabezal y el mango.
Con estos nuevos utensilios para el afeitado, se garantizaba un aceptable nivel de seguridad. Fue a raíz de la I Guerra Mundial cuando el uso de las maquinas desechables se popularizó a nivel mundial, ya que formaban parte de la dotación de aseo de los soldados estadounidenses durante aquella contienda.
Las maquinillas de afeitar, en la actualidad presentan cuatro tipos distintos según su constitución los dos primeros tipos son más fáciles de limpiar y su uso es más generalizado:
- Dos piezas: Fueron las pioneras, constan de una cabeza donde se aloja la hoja de afeitar, y el mango.
- Tres piezas: Son un desarrollo de las anteriores, la cabeza se compone de capucha y la placa base que es donde se aloja la cuchilla.
- Mariposa: Todos los elementos van integrados en una sola pieza, que mediante el giro del mango, abre o cierra la cabeza donde se aloja la cuchilla.
- Ajustable: Es una maquinilla que permite calibrar el tamaño de la hoja que queda expuesto para el afeitado, lo que condiciona la agresividad del afeitado.
Las maquinillas de afeitar presentan también dos tipologías según su peine. Así nos encontramos las de peine cerrado y abierto, las primeras son más aconsejables para hombres con una barba más escasa y presentan como ventajas que producen una menor irritación al ser menos agresivas. Respecto de las de peine abierto son ideales para hombres con una barba abundante, ofrecen un apurado mucho más intenso pero requieren de una mayor destreza. Este tipo de maquinillas se utilizan aplicando un ángulo de 30º respecto de la piel y requieren que la misma esté lo más tensa posible así pues, al contrario que las desechables, no es necesario presionar al realizar las pasadas.
El éxito de la maquinilla de afeitar fue notable y pasó a convertirse en referente del aseo masculino. En su evolución posterior, cabe destacar que en el año 1965 se introdujeron las hojas de afeitar de acero inoxidable que ofrecen una durabilidad mucho mayor, además de evitar los problemas de oxidación y menor vida útil de las cuchillas de acero al carbono el material con el que se habían producido hasta esa fecha. Estas maquinillas de afeitar siguen usándose hoy en día, en muchos kit de afeitado, porque son más económicas que las maquinillas desechables y ofrecen un apurado mejor, y una menor irritación.
Finalmente, aparecieron en el mercado las maquinillas desechables, al principio con una sola hoja, pero que en la actualidad presentan modelos con hasta cuatro y cinco hojas. Estas hojas van montadas ya con una inclinación de 30º que se adapta perfectamente al ángulo ideal de corte para un buen afeitado.
Este tipo de maquinillas integra las hojas junto a un cabezal y mango en una única pieza, que es desechable a los pocos usos, una vez han perdido el filo las hojas. La expansión de este tipo de maquinillas ha sido constante desde que aparecieron en el mercado, principalmente por su sencillez de manejo y seguridad respecto de posibles cortes.
Por último, hacia los años 30, aparecieron las máquinas de afeitar eléctricas, un equipo pensado para cuando no se podía disponer de agua y jabón para el afeitado. Hacia 1940 aparecieron las máquinas de dos cabezales, para posteriormente desarrollarse la tecnología, en este tipo de artículos, con los tres cabezales y los cabezales basculantes. Aunque las máquinas eléctricas presentan la ventaja antes mencionada, si es cierto que carecen de los niveles de apurado que ofrecen las navajas barberas, las maquinillas de afeitar y las desechables, además de producir, generalmente, una mayor irritación en la piel.