Antonio Lara es, para cualquier vecino de Cigales, Toño, un hombre asociado al  oscuro y paciente trabajo del Ayuntamiento, en el que lleva trabajando 27 años con la responsabilidad, entre otras muchas, de que todo salga rodado en las Fiestas de Santa Marina.

Junto con Félix, orientado a labores de coordinación, son los encargados de ultimar detalles y preparativos para que cada actividad se desarrolle con normalidad, “y además preparo la limonada”, comenta en una charla con NoticiasCyL.

Pero Toño tiene un papel cumbre en el devenir de las fiestas, un momento esperado casi con ansia por los vecinos, especialmente por los peñistas que abarrotan la Plaza Mayor para vivir el pregón y anhelan el estallido del jolgorio tras el chupinazo.

“El Chupinazo es algo muy especial, están todas las peñas abajo esperando eso y es un momento muy emocionante”, señala Toño que recuerda al encargado anterior de esta función, Mariano Sánchez, “se jubiló y me toca a mi lanzarlo desde hace 15 años”.

Que Toño lance el chupinazo es un acontecimiento más de las Fiestas hasta tal punto que aparece reflejado en el programa de ese día. “Hay que estar relajado, al final es el trabajo, para mi hija y los de las peñas sí que es más emocionante porque están deseando que empiece”, añade Toño que pone el foco en la complejidad de esta acción, “son 200 gramos de pólvora, hay que tener cuidado y precaución al lanzarlo, siempre hay un riesgo si se desvía el palo por ejemplo, pasó hace muchos años y se rompió parte de un tejado”.

El chupinazo será el gran momento en la tarde del jueves, pero durante todas las fiestas Toño tendrá muchos más, con los cohetes que anuncian, media hora antes y justo al comienzo, los festejos taurinos. “También es importante aunque no hay tanta expectativa como en el chupinazo, ese es un momento diferente a todos los demás”, concluye.

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