La voz femenina reivindica la libertad para amar en Olmedo Clásico
Un escenario casi diáfano, listo para enfatizar los diálogos, la puesta en escena y no restar protagonismo a la historia. Este Olmedo Clásico quería tener una presencia especial de mujeres, dar cabida a las voces que se hicieron un hueco en la época dorada del teatro español.
Así ha llegado hasta la Corrala del Palacio del Caballero este martes 'La traición en la amistad', única obra teatral conocida de María de Zayas, adaptada por Alejandra Mayo y puesta en escena por Daniel Acebes para Diagolas Producciones. Una historia de amistad y de amor pero, sobre todo, una reivindicación de la libertad para amar a quién se quiera.
La historia gira sobre Fenisa, algo inusual en el teatro del siglo XVII donde los personajes masculinos acaparan protagonismo y los roles principales. Su amor por Liseo primero y por Gerardo después lleva a Fenisa a profundizar en el enredo en el que también se cruzan amantes pasados y presentes de ambos, con Marcia siempre en el camino sentimental de Fenisa. "El amor y la amistad curiosos golpes se tiran", reflexionan entre ambas cuando con ironía comentan los deseos amorosos de la otra.
Pero la puesta en escena es brillante y plasma a la perfección la defensa de María de Zayas de que cada uno ame a quien quiera, con una visión adelantada a su tiempo. Carlos Manuel Díaz, un hombre, da vida a Belisa, mientrsa que Candela Arroyo, una mujer, encarna a Don Juan; aumentando así la ambiguedad de unos enamoramientos que en esta obra no van, necesariamente, por los carriles entendidos como convencionales.
La puesta en escena destaca también por adaptar el vestuario a un mestizaje de siglos y épocas, respetando gran parte del tono barroco del verso y la vestimenta, pero aportando también un espíritu roquero con las cazadoras de cuero que facilitan que el espectador se familiarice con una historia universal, el amor y el deseo de ser correspondidos.