Había expectación por la corrida que trajo Adolfo Martín a Iscar y por el cartel que presentó Tauroemoción, con la inclusión a última hora de uno de sus poderdantes, Rubén Pinar, sustituyendo a Juan del Álamo que presentó parte facultativo. Más de media plaza y bastante más público en sombra que el pasado año. Calculamos que asistieron unas tres mil personas. El aforo de la plaza es de 5.100 localidades.

Y la tarde transcurría lánguida y soporífera, además del bochornazo que hacía en el coqueto y cubierto coso iscariense. Hasta que salió el tercer adolfo que le tocó en suerte a Rubén Pinar, nuevo en Iscar. El diestro de Tobarra anda muy resuelto en la cara de los toros. Ya lo demostró con los Victorinos en La Flecha tras su reaparición el pasado marzo.

Y esta tarde en Iscar ha vuelto a poner de manifiesto sus dotes de lidiador ante un toro que tuvo recorrido y embistió con franqueza por el pitón derecho. Faena de torero hecho a la que añadió temple y técnica toreando muy despacio. Pero se atascó de manera sorpresiva con los aceros y todo quedó en silencio. El toro recibió palmas en el arrastre. El subalterno Otero se desmonteró tras parear con brillantez.

El que cerraba festejo fue bravo y repetidor y el albaceteño le aplicó la técnica necesaria para lucirlo a media altura y en los terrenos necesarios. Volvió a lucir eso tan difícil de lograr como es el temple en una faena más completa, porque a ese toro lo lució por ambos pitones. Un animal que apretó en el caballo de Puchano que picó arriba. Se lució Pinar con el capote.

Y al final, a pesar de los tres intentos con la espada, fue premiado con una oreja a petición del respetable y que el usía concedió. Pinar dio la vuelta al ruedo con el apéndice acompañado de una pareja de niños ataviados de luces. “Cocinero”, así se llamaba el adolfo, fue aplaudido cuando el tiro de mulillas lo llevaba al desolladero.

Los adolfos fueron desiguales de presentación y juego, pero hubo tres que sirvieron perfectamente: los dos citados de Pinar y el segundo de El Cid. Un toro que tuvo movilidad y duración. Solvente estuvo el sevillano con él pero mató muy mal siendo silenciada su labor. Destacar el recibo a la verónica.

En el primero de su lote nada pudo hacer porque el animal, muy noble, se paró enseguida. Silencio. Al finalizar el paseíllo la Asociación Taurina hizo entrega de un reconocimiento al torero de Salteras.

Discreto en todo Manuel Escribano, mejorando el tercio de banderillas en el quinto toro. Bien es cierto que el sevillano sorteó el peor lote con diferencia. Decidido salió en su primero para endosarle una larga cambiada. Poco más podemos abundar con la franela debido a lo deslucidos que resultaron sus dos oponentes.

Hoy finaliza la feria con la corrida de rejones ante un encierro de Pablo Mayoral. Harán el paseíllo a caballo Martín Burgos, Leonardo Hernández y Ana Rita.

FOTOS: NATALIA CALVO