Convivencia, humor y alegría en el inicio de fiestas en Monleras
En pocos municipios de la provincia, al margen del alfoz de la capital, se puede encontrar mayor cantidad de jóvenes que en Monleras. Un precioso municipio de la Castilla y León rural pegado a la orilla del Tormes que también bebe del embalse de Almendra. Este pueblo emprendedor tiene en la convivencia de sus vecinos el germen de su existencia. Es el pan nuestro de cada día en la solidaridad y la vecindad.
Monleras vive estos días sus fiestas patronales en honor a la Virgen de la Concepción, pero su mayor secreto está en saber mezclar, como buen licor fresco de verano, la convivencia, el humor y la alegría en el inicio de sus fiestas. Un desfile de los años 60 fue el motivo para que todos, sobre todo una inmensa cantidad de jóvenes y niños, se lanzaran a la calle con sus disfraces más audaces. El atrevimiento, la sana osadía y la imaginación de aquella época de amor libre y hippies tuvo una altísima participación.
Todo eran aplausos de los más mayores que veían semejante desfile con total aceptación -no hace falta que esté presente Don Carnal para trasgredir el orden de cada día-. Es la fiesta del pueblo y para el pueblo. Melenas y pantalones campanas, 'lenos' y 'yokos', 'elvis' y tutty frutty a tutiplén, margaritas, flores y, cómo no, el travestismo más atrevido, elegante, audaz y festivo. Gran acierto el de este tipo de actos festivos para buscar la participación. Porque, de verdad, si las fiestas no son participativas dejan de ser fiestas para convertirse en espectáculo. Y Monleras no desea espectáculos, quiere participación -como la de la Comisión de Fiestas con Julia Delgado, la joven concejala de Festejos al frente- y también colaboración y alegría.
Ya para esta noche, la fiesta está garantizada con la verbena a cargo de La Huella. Pero eso es otro cantar, el cantar de Rodo y Pablo.
REPORTAJE GRÁFICO LUIS FALCÃO