De nuevo, 8 de septiembre, día de la Virgen de la Vega, patrona de Salamanca. Como cada año, ha tenido lugar en la Catedral la tradicional misa, presidida por el obispo, Carlos López, durante la que el alcalde, Carlos García Carbayo, ha realizado la tradicional ofrenda a la virgen. Su primera vez.
Antes, desde el Ayuntamiento, la Corporación municipal, a excepción de los concejales del extinto grupo Ganemos, partió en comitiva al ritmo de los pasodobles de la Banda Municipal de Música y la gaita y tamboril de grupos charros. En un abarrotado templo esperaban cientos de fieles, también diversas autoridades locales, provinciales, autonómicas y nacionales.
Entre ellas, el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, que regresó a una cita a la que no ha faltado en los últimos años como alcalde. Tras los habituales líos de colocación de autoridades, comenzó la eucaristía, en la que el obispo se dirigió a los feligreses y salmantinos durante el día de la patrona.
El alcalde, durante su primera ofrenda floral a la patrona como primer edil se presentó ante la Virgen “por devoción, con humildad y con la satisfacción de dar continuidad a una tradición”. Asimismo, le pidió que guíe sus pasos estos cuatro años para desempeñar “con acierto y justicia” el encargo de gobernar Salamanca “Es una responsabilidad que comparto con un equipo de concejales muy preparados, ilusionados y comprometidos que nos sentimos unos privilegiados por poder dedicarnos a mejorar la calidad de vida de los salmantinos y pondremos todo nuestro empeño en esta grata tarea” prosiguió.
El alcalde prometió a la Virgen “actuar siempre defendiendo el interés general, y promoviendo todo aquello que en conciencia sea lo mejor para esta ciudad y todos y cada uno de sus habitantes”. “Salamanca es una ciudad excepcional. Te damos las gracias. Aúna tradición y modernidad, patrimonio y medioambiente, cultura e innovación, y acoge talento, mucho talento. Los más de ochocientos años de nuestra historia universitaria son un trampolín que nos catapulta hacia el futuro”.
Concluyó el alcalde despidiéndose de la Virgen. “Querida Virgen de la Vega, la Salamanca que te ofrenda su amor, su entrega y su solidaridad, es una ciudad abierta y tolerante, viva e inquieta, generosa y optimista, culta y hospitalaria, con un enorme potencial y mucho futuro por delante. Es una ciudad que quiere seguir conviviendo en paz y en libertad, y contribuyendo, humildemente, pero como corresponde a nuestra tradición, a iluminar el corazón de la humanidad con nuestro saber y cultura. Ayúdanos a conseguirlo, concédenos salud y sin querer abusar de tu amparo, nos vendría muy bien estos días un poquito de buen tiempo”.