Entretenido resultó el segundo festejo mixto de las ferias y fiestas de Villoria, donde el matador de toros extremeño Posada de Maravillas resultó el triunfador paseando tres orejas. Posada sacó partido de su primer eral que fue de más a menos, sobre todo con la franela, donde el animal se paró. Logró sacarle varias tandas de bello trazo.
Con el segundo de su lote, el nieto del gran Juan Posada, estuvo soberbio en el recibo capotero. Con la muleta supo enganchar al buen novillo desde delante, llevándolo hasta la cadera de forma cadenciosa en varias tandas que encandilaron al público. Tras rematar con un gran espadazo fue premiado con las dos orejas y al buen eral se le dio la vuelta al ruedo.
Destacar un excelente quite con el capote a la espalda que resultó vistoso y muy aplaudido. Y un gran par de banderillas de Jorge García de la Peña.
Por su parte, el novillero Juan David de Cali tuvo mucho gusto toreando a la verónica ante el segundo astado de la tarde. Recibió una fuerte voltereta cuando trasteaba de muleta y citar desde el platillo, algo que el público percibió rompiendo en aplausos. Lástima que con la espada no estuviera acertado. Cosechó silencio.
Con el quinto novillo, el colombiano estuvo mandón, toreando por abajo con faenas por ambos pitones ante el buen animal. Pero de nuevo la espada le jugó una mala pasada. Fue ovacionado.
El rejoneador Álvaro Gutiérrez pechó con el peor novillo del encierro. Un astado que desde la salida se ponía delante de los caballos causando algún sobresalto tras dos rejones de castigo. El jinete cántabro, afincado en Tordesillas, consiguió acoplarse en banderillas largas con su oponente y con las cortas hubo momentos interesantes.
El público respondió con una gran ovación. Pero a la hora de la suerte suprema no estuvo acertado, teniendo que echar pie a tierra para utilizar la cruceta. Su labor fue silenciada.
Cerró festejo el novillo más grande del encierro, aunque armónico en sus hechuras y de calidad en las embestidas. Gutiérrez estuvo francamente bien con él y certero con los rejones de castigo. Con las banderillas largas y cortas llegó con facilidad al tendido que lo aplaudió continuamente.
Tras dos rejones de muerte, el animal se entableró tardando mucho en doblar, lo que enfrió al público. La faena fue silenciada.
Tres cuartos de plaza en tarde soleada y de agradable temperatura.
REPORTAJE FOTOGRÁFICO: NATALIA CLAVO