“Comienza a nublarse y empieza a llover”. Era el pensamiento que se agolpaba en la cabeza de Jorge García y Jesús González, dos españoles preparados para afrontar la salida de la carrera a pie de Trail Runnig más dura del mundo, la Ultra Trail de Mont Blanc (UTMB). 3 países, 172 kilómetros de distancia 10.225 metros de desnivel positivo o 1.355 metros de subida ininterrumpida. Una ultramaratón donde lo normal es que llueva, nieve o granice en algún tramo del recorrido y que las temperaturas desciendan hasta los 10º bajo cero por la noche mientras que durante el día rondan los 30º. Pero la lluvia hacía más épica esta prueba de resistencia que el 30 de agosto comenzaban Jorge y Jesús, naturales de Segovia, emocionados mientras escuchaban el “Conquest of Paradise” de Vangelis en la línea de salida.
Hasta St Gervais, Km 21,5, los dos corredores llegaban frescos y con muchas ganas de afrontar el tramo de 25 km de subida ininterrumpida con 2000 metros de desnivel positivo. Los participantes empezaron a formar una espectacular hilera de frontales “como si fuéramos una gran procesión de pequeñas luciérnagas”, ha precisado Jorge, quien a partir de este momento comenzaba a sufrir los primeros síntomas de cansancio y algo de dolor en la cintilla iliotibial, lo que se conoce como “rodilla del corredor”.
Aunque la llegada a La Balme se producía con las fuerzas algo tocadas, eso no les restó energía para coronar el Col du Bonhomme y continuar hasta Les Chapieux donde les esperaba una espectacular bienvenida con música y luces a modo de Chill Out. Un recibimiento que curó el ánimo de los participantes y también las piernas de Jorge, sobre todo gracias a los cuidados médicos que con un tapping en las dos rodillas controlaron su dolor en las cintillas. Después tocaba afrontar 13km de subida con 1300m de desnivel positivo que en plena noche se antojaban largos, muy largos. Afortunadamente, casi a mitad de recorrido todos los corredores disponían de una bolsa de vida para poder cambiarse de ropa, zapatillas y reponer todo aquello que necesitaran para afrontar la segunda mitad de la carrera. Además, una gran zona de avituallamiento dotada con baños, duchas y camas estaban disponibles para todos los que necesitaran descansar y reponerse.
Fue durante la siguiente etapa de descenso, enfundados en impermeables para protegerse de un fuerte aguacero, cuando se comenzaron a escuchar “gritos de los compañeros que iban unos 30-40m delante”. “Oímos un fuerte estruendo -ha descrito Jorge García- y vimos boquiabiertos como se estaba produciendo una avalancha de lodo y piedras en el arroyo que había delante debido al fuerte granizo y la incesante lluvia. Nos paramos en la ladera unos 10-15m antes de llegar al arroyo y esperamos temerosos a que pasara el desprendimiento. Al cabo de unos 5 minutos la cosa se tranquilizó y vimos como los primeros corredores del grupo comenzaban a saltar lo que era un arroyito ahora cubierto por unos 3 metros de barro y tierra. Logramos saltarlo nosotros también y continuamos el peligroso y resbaladizo descenso hasta La Fouly”.
Mucha gente decidió retirarse, pero debido a la fuerte tromba de agua y granizo, los ríos se llevaron por delante dos de los puentes de acceso al pueblo y los autobuses de la organización y coches de los acompañantes, no podían acceder hasta el avituallamiento. La solución para los corredores que se querían ir era esperar a que arreglaran accesos para que pudieran entrar los transportes -no sabían el tiempo que se iba a demorar- o bien, andar hasta la zona de acceso más cercana -a unos 6km- hasta que allí les recogieran. “Antes de salir, convencimos a un compañero para que continuara con nosotros hasta Champex Lac y que decidiera allí qué hacer. Posteriormente comprobamos que David -así se llamaba- logró terminar la carrera”.
Al Llegar el último tramo comienzan a verse los estragos que puede causar la carrera: “Muchos corredores tienen que echarse a dormir literalmente en el camino -ha continuado Jorge- Llegamos incluso a tener que saltar a alguno dormido en medio del camino. Otros iban haciendo eses debido al cansancio. Les recomendábamos parar y descansar un rato porque podía ser muy peligroso con las pendientes a los lados bastante pronunciadas. Algunos hasta aprovechan las hogueras de los puntos de control para dormir algo más calentitos”.
Durante el descenso se unen a los dos españoles varios corredores que van algo justos de fuerza y sobre todo “con el garrote del sueño dándoles en cada esquina”. Intentan entre todos que se haga lo más ameno posible hasta llegar a Trient. Descansar, comer algo caliente y pasar por los servicios médicos para revisar el gemelo de Jorge es ahora necesario. El cuerpo se va resintiendo y los dos segovianos intentan correr con el gemelo de uno resentido y el pie del otro hinchado. Así es que deciden no forzar con la intención de llegar lo más enteros posible a la meta.
Al llegar a Chamonix, la gente se empieza a agolpar en el camino y al ver el estado de Jesús y Jorge, aplauden y jalean con mucha más intensidad. “Un momento en el que la mezcla de emociones es tan bella, que te acuerdas de absolutamente todos tus seres queridos y de lo que has luchado para llegar hasta aquí. Empezamos a ser conscientes de lo que realmente habíamos logrado”. ¡Reto conseguido! Ahora tocaba disfrutar de la hazaña y del merecido descanso.
Reto Gaiato
Reto Gaiato reúne a deportistas profesionales y amateurs dispuestos a luchar contra la pobreza, el hambre y la desnutrición de los niños de Mozambique. Es una iniciativa solidaria de Grupo Tejedor Lázaro para ofrecer un futuro y unas condiciones de vida dignas a los gaiatos, huérfanos mozambiqueños en alto riesgo de exclusión o vulnerabilidad. Cualquiera puede colaborar en el reto solidario, entrar en la web https://retogaiato.grupotejedorlazaro.com/ y realizar un donativo. El dinero se destinará a la Fundación Mozambique Sur, organización sin ánimo de lucro reconocida a nivel internacional por su compromiso y valores, que cuenta con 15 años de experiencia en la protección de colectivos más vulnerables.
La experiencia de Jorge y Jesús se suma a la de José Luis Tejedor en la carrera “París-Brest-París”, Samuel Gala y Darío Arribas en la “Irati Xtrem”, Juan Antonio Alanis, en los “101 Km en 24 horas de Ronda” y a la de Álvaro Llorente, primer Reto Gaiato de la temporada, en la que el nadador superó el Oceanman de Benidorm tras recorrer 10Km en mar abierto en tan solo 3 horas. Entre los cinco Reto Gaiato ya han recaudado 4.815€.
Para más información: http://retogaiato.grupotejedorlazaro.com