'Mientras dure la guerra' es la película que este jueves Alejandro Amenábar estrena en Salamanca. Un largomentraje rodado en parte en la capital del Tormes y que cuenta la relación entre Miguel de Unamuno y Millán Astray durante la Guerra Civil. Pero, ¿quién interpreta a los principales personajes?
Karra Elejalde es Miguel de Unamuno
Miguel de Unamuno es una de las personalidades más destacadas de la literatura, la cultura y la política del siglo XX en España. Nació en Bilbao en 1864 y vivió la guerra carlista, acontecimiento que le impactó profundamente. En 1900 se convirtió en el rector más joven del país, con 36 años. Su vida estuvo marcada por una intensa actividad académica, política y creativa, y por una incesante lucha consigo mismo.
“En principio, me parecía que Karra no coincidía ni por físico, ni por edad, ni por talante con Unamuno. Uno y otro no pueden ser más distintos. Unamuno tenía arranques encendidos y pasionales como los que vemos en la película, pero todo el mundo coincide en que era un tipo más bien seco. Karra es todo lo contrario, es un trozo de pan que te abraza todo el tiempo. Recuerdo que antes de empezar la película, para aplacar mis dudas, me dijo: ‘Muchacho, olvidas que soy actor’. Su trabajo en gran medida ha sido de contención, casi minimalista, dejando que el personaje desnude su alma y se rompa tan solo en momentos muy concretos. Aporta enorme humanidad y empatía y, sobre todo, es de esos actores que transmite verdad absoluta cuando habla, da igual lo que diga. El guion contiene varios discursos y no queríamos que encorsetaran la película, que la hicieran demasiado afectada o solemne. La secuencia del paraninfo cobra vida cuando Karra habla como si en realidad estuviera dirigiéndose al público de ahora, a cada uno de nosotros. Y lo hace de un modo que aparentemente es improvisado, de hecho, como solía hacer el propio Unamuno”. (Alejandro Amenábar)
Eduard Fernández es Millán Astray
El general José Millán-Astray fue una de las personas que más influencia ejerció en la formación moral e ideológica de Francisco Franco. Creador del Tercio de Extranjeros (La Legión), fue compañero de batalla de Franco y su más incansable defensor. Su temeridad en el campo de batalla hizo estragos en su persona: entre las muchas heridas que recibió, perdió el brazo izquierdo y el ojo derecho, que quedó cubierto por un parche. En su condición de inválido, la personalidad de Millán-Astray cobró nueva forma e intensidad, haciéndose famoso por sus detalles excéntricos y sus arengas guerreras.
“Eduard fue la opción casi inmediata que se nos ocurrió para Millán Astray, aunque, al igual que con Karra, sabíamos que la labor de maquillaje sería crucial. Millán tenía cicatrices, era tuerto y manco y extremadamente delgado. Eduard ha hecho un gran esfuerzo de composición y ha logrado que su energía interpretativa no quede sepultada bajo la barrera de la caracterización. La figura de Millán es muy controvertida, para muchos es un héroe, para otros es un psicópata. Eduard y yo decidimos llevarlo por el lado lúdico. Estoy seguro de que el personaje tenía arranques brillantes y gran sentido del humor, seguro que sabía contar como nadie historias y ‘batallitas’. Yo al final lo único que le decía a Eduard era que disfrutara interpretándolo, que se divirtiera. Y su entrega en cada toma, su precisión, fueron realmente matemáticas, algo sorprendente si piensas que en realidad estaba interpretando a alguien absolutamente visceral”. (A. A.)
Santi Prego es Francisco Franco
Francisco Franco pasó los primeros cuarenta y cinco años de su vida escalando la cumbre de la jerarquía militar. En 1934 se convirtió en uno de los generales de División más jóvenes de Europa. Al estallar la guerra civil, tras invadir la península desde África al mando de la Legión y de las Fuerzas Regulares, se convierte en figura de consenso para un grupo de generales que deciden impulsar su nombramiento como jefe del Estado. A pesar de las advertencias de Cabanellas, general sublevado, pero de reconocido pasado republicano, Franco llegó a la cima del poder para no desprenderse de él hasta su muerte.
“El actor más difícil de encontrar fue el que tenía que interpretar a Franco, hasta el punto de que llegué a pensar que si no encontrábamos a Franco no teníamos película. Y entonces apareció Santi Prego, que ha sido una bendición. Se incorporó al casting en el último momento, igual que Franco a la guerra. Le pregunté: ‘¿Te has leído el guion? ¿Te ha gustado?’. Y respondió: ‘Bueno, yo no soy mucho de guiones’. ‘¿Pero te ha gustado el personaje?’. ‘Ah, sí, es un señor que sabe lo que quiere, que va directo, es educado, me gusta’. Librarse de prejuicios a la hora de enfrentarse al personaje era imprescindible. Si como actor hubiera insistido en interpretar al ‘malo’ de la película habríamos caído en el maniqueísmo, y además no habríamos sido objetivos porque, en las formas, Franco era aparentemente exquisito. No gritaba, ni soltaba exabruptos, ni le daban arrebatos como a Hitler. Era un dictador implacable pero sosegado. En su trabajo de composición, Santi no renunció a la vocecita característica ni a los problemas de dicción de Franco. Conseguir imponer autoridad y temor con esos hándicaps fue uno de los retos para el personaje real, y entendimos que también tenía que serlo para Santi”. (A. A.)
Carlos Serrano-Clarck es Salvador Vila
“Ex-alumno y amigo de Unamuno, Salvador Vila fue profesor universitario y rector interino de la Universidad de Granada. Viendo sus retratos de la época sorprende su rostro tremendamente juvenil, casi aniñado. Necesitábamos a un actor que encarnara esa juventud y a la vez transmitiera una enorme seguridad intelectual para que las tertulias y enfrentamientos dialécticos con Unamuno resultaran verosímiles. Carlos ha hecho un trabajo extraordinario que para mí tiene su clímax en la discusión sobre las dos Españas. Tanto él como Karra salieron a escena, como digo yo, a defender sus colores, y creo que consiguieron uno de los mejores momentos de la película”. (A. A.)
Nathalie Poza es Ana Carrasco
“Ana Carrasco fue la mujer de Casto Prieto Carrasco, médico, catedrático universitario y alcalde republicano de Salamanca en 1936. La mujer retratada en la película intenta conseguir el apoyo de Unamuno para ayudar a su marido, detenido en la primera jornada del golpe. Fue una de esas mujeres que, creemos, pesaron profundamente en la conciencia del escritor. Tiene pocas escenas en la película, pero de enorme carga dramática, y necesitábamos a una gran actriz, alguien cuya voz y mirada también pesaran y emocionaran al público. Nathalie Poza ha hecho un trabajo espléndido, exprimiendo cada minuto en pantalla. Tiene una enorme imaginación y la cámara la quiere un montón”. (A. A.)
Mireia Rey es Carmen Polo
“¿Por qué Carmen Polo cogió la mano a Unamuno y lo sacó del paraninfo? Nunca ha estado claro, no sabemos si fue porque el obispo Pla le pidió que lo hiciera, o si fue por iniciativa propia, en cuyo caso desconocemos qué le movió a ello. Lo cierto es que con su gesto salvó a Unamuno de un linchamiento casi seguro. Desde el punto de vista dramático nos pareció interesante apuntar a una posible admiración hacia el escritor por parte de ella. Y luego está ese maravilloso monólogo de Mireia en el coche, hablando con toda candidez de su marido, el Caudillo, y de lo que quiere para España. Eso era importante para mí, que actrices y actores buscaran siempre el lado humano de cada personaje, que huyeran de los arquetipos o estereotipos”. (A. A.)
La Junta Militar: Titio Valverde es el General Cabanellas, Luis Callejo es el General Mola y Miquel García Borda es el General Kindelán
“Recuerdo que en la primera escena que rodamos con el mando militar, donde estaban Nicolás Franco, el obispo Pla, Kindelán y Millán-Astray les dije: ‘Intentad que no suene a que estáis conspirando, esta es una conversación normal, si el tono interpretativo es siniestro se nos cae la película’. Cuando retrato a los militares sublevados intento ver a generales que están preocupados por el mando de la guerra y el reparto de poder, nada más. ‘Cada uno a lo suyo’, les dije, ‘prefiero que suene más a una película de Berlanga que a una de espías’. Buscábamos algo natural y visceral, hombres de acción haciendo lo que creen que tienen que hacer”. (A. A.)