Regresa el trabajo y el fruto de la tierra representado con la Virgen del Rosario, cuya devoción fue extendida por los padres dominicos, Nuestra Señora del Pilar y Santa Teresa, para recuperarse de la fuerte resaca del verano y afrontar el frío invierno. No es más que una despedida, que un ruego ante el nuevo ciclo que llega. "Sólo es un respiro, posiblemente imprescindible, para dejar que los fastos se sosieguen, y se regeneren los hombres y las mujeres al mismo ritmo de la naturaleza", apunta María Ángeles Sánchez. Disminuyen en intensidad las danzas y los toros, mientras que el vino nuevo hace lentamente su aparición por los pueblos. El aroma que se respira en los municipios tiene un cierto sabor a despedida, a algo que se marcha. Pero, como ocurre un año tras otro, es sólo un intervalo para el sosiego, para el trabajo, para el encuentro con uno mismo y la regeneración de la vida.
Bajo esta premisa, los vecinos de Saucelle han celebrado este sábado la tradicional celebración de la fiesta de 'las Madrinas'. Cinco madrinas con sus correspondientes roscas de piñonate -tres grandes y dos pequeñas- y en cuya subasta alcanzaron un total de 400 euros a beneficio de la parroquia.
Tras el Santo rosario, la Virgen salía en procesión para presidir la plaza del pueblo, para continuar con un pasacalles que discurría a ritmo de gaita y tamboril en busca de las cinco madrinas a sus respectivas casas. Elena Rubio, Laura Camazano, Rita Fernández y las niñas Zaida Martín de cuatro años y Mikaela Martín de un año, quienes portaban sus roscas de camino a la plaza y acompañadas por el grupo local del paleo.
Tras la subasta, las mozas locales bailaban 'el cordón'. En este baile existen dos modalidades, el de la vara y el trenzado por fuera, que es propio de Saucelle. El trenzado es acompañado por el cántico de la mujeres con 'La canción de la vara': "Vamos a vestir la vara / con alegría e ilusión, / que todo el público diga / que salimos en honor". Este baile es interpretado en el ofertorio de la rosca en honor a la Virgen del Rosario pero, por desgracia, no hay mozas suficientes en el pueblo para interpretar el baile. Lo dejamos para San Lorenzo.
Pero los mozos, aunque es el Rosario, también se convierten en protagonistas -si en San Lorenzo son ellos, en las madrinas son ellas-, con la danza del paleo. En Saucelle existían nueve danzas distintas, entre las que destacaban 'El pajarito pintón' y 'La morenita'. Estas danzas recuerdan bailes guerreros de la antigüedad. En Saucelle se bailan el primer domingo de octubre, en la celebración de las madrinas, que era la fiesta "más bonita" del pueblo, recuerdan a NOTICIASCYL los mayores del lugar. No obstante, la noche anterior a la jornada festiva, se celebraba una procesión por la carretera que accedía al Puerto de la Molinera, para regresar luego al pueblo en cuyo trayecto se bailaba el paleo. Ahora, al margen de las madrinas, tiene su mayor representación durante la procesión del patrón local San Lorenzo, allá por los días calurosos del 10 de agosto.