El último accidente mortal en la provincia de Salamanca ha hecho saltar definitivamente las alarmas de un año que está siendo nefasto. Este pasado 9 de octubre, un motorista perdió la vida en la CL-526 dejando, especialmente, muy malos datos desde el verano.
Y es que 2019 comenzó de manera excepcional, sin apenas accidentes graves hasta que el Lunes de Aguas en la capital salmantina fallecieron tres personas en la CL-517, la más accidentada, en un siniestro ocurrido entre Doñinos de Salamanca y Parada de Arriba.
El más doloroso por su envergadura, sin embargo, se vivió ya en pleno verano, en Galisancho, cuando fallecieron hasta cuatro jóvenes de entre 17 y 20 años tras accidentarse el vehículo en el que viajaban después de las fiestas de Santa Inés. El multitudinario funeral dejó claro la tragedia que fue aquello en el que el conductor dio positivo en alcohol y drogas y se enfrenta a un juicio penal.
Anteriormente a ello, sin embargo, ya hubo otro fallecido tras un accidente en Coca de Alba de otro motorista, que murió tras resultar grave en el accidente, mientras que también en julio pero ya a finales, un choque entre dos vehículos también resultó mortal para uno de los conductores en Vecinos.
En agosto, el 4, otra persona falleció en Ledesma tras salirse de la vía el vehículo en el que viajaba, mientras que un mes más tarde, otro motorista perdió la vida al chocar contra el quitamiedos en la A-62, cerca de La Fuente de San Esteban.
A finales de septiembre, también en la CL-517, otro conductor falleció en otro accidente en Villar de Paralonso, al que se suma el último, motorista, en Peñaparda.
En total, trece fallecidos a falta de tres meses para el final del año. En 2018, fueron catorce los que fallecieron por lo que aún se está a tiempo de no superar esa trágica cifra por lo que se pide precaución en la carretera.