El Mariquelo vuelve a desafiar a las alturas al encuentro con Salamanca
El Mariquelo, Ángel Rufino de Haro, ha culminado este jueves su trigésimo tercera ascensión a la Catedral Nueva de Salamanca, como cada 31 de octubre. Una cita ineludible en el panorama del folclore charro y una auténtica referencia cultural a todos los niveles, que sigue luchando por ser nombrada de Interés Turístico Regional por la Junta de Castilla y León. Cabe recordar que el tamborilero salmantino lleva años peleando para reunir la documentación y los apoyos necesarios.
En esta ocasión, el folclorista ha interpretado el ‘Himno de la Alegría’ y ‘Viva la gente’, por su deseo de “transmitir alegría en momentos de crisis política, religiosa, cultural y económica”. Asimismo, en su “acción de gracias”, El Mariquelo, de 56 años y con su deseo de continuar con la tradición “hasta que la salud lo permita”, ha pedido desde lo alto por las personas que han sufrido un ictus, por aquellas que hacen frente a las conocidas como 'enfermedades raras' y por la labor de la asociación del alcohólicos rehabilitados de Salamanca.
La cita ha arrancado a las 9:30 horas en el Puente Romano. Desde allí, El Mariquelo ha salido a lomos de su caballo Lucero, acompañado por otro cuatro caballistas más llegados de distintos puntos de la provincia, hacia las calles Veracruz y Meléndez hasta alcanzar El Corrillo donde se ha reunido con los tamborileros llegados de distintos puntos de la geografía española para amenizar el evento. “Gente de Andalucía, Segovia, País Vasco, Extremadura, Zamora, Galicia, con sus gaitas, e incluso falleros de Valencia”. Una vez reunido, el grupo ha enfilado la Rúa Mayor hacia la Plaza de Anaya donde El Mariquelo ha iniciado su ascensión hasta la última balaustrada del templo catedralicio.
Como es conocido, la subida se realiza históricamente con el fin de recordar el terremoto de Lisboa en 1755 que repercutió en Salamanca y para comprobar, a su vez, la inclinación de la torre del templo año tras año después de lo sucedido. En la actualidad ese uso se ha perdido y El Mariquelo acostumbra a tocar su gaita y su tamboril desde lo alto y a dirigirse a los presentes.