Uno de cada siete hogares en situación de pobreza energética tienen personas desempleadas
Un 14,4 por ciento de los hogares de Castilla y León en situación de pobreza energética tiene a su sustentador principal desempleado frente al 5,4 por ciento de los hogares que no se encuentran en estas circunstancias.
Este es uno de los principales datos sobre Castilla y León que arroja el estudio 'La pobreza energética en España: Aproximación desde una perspectiva de ingresos', elaborado por la Cátedra de Sostenibilidad Energética del IEB-Universidad de Barcelona entre los años 2011 y 2017.
El estudio ha sido publicado por la Fundación Naturgy y presentado hoy en el seminario sobre 'Políticas y medidas contra la pobreza energética'.
Según la investigación, la probabilidad de que un hogar se encuentre en situación de pobreza energética en España aumenta un 9,3 por ciento cuando el sustentador principal está desempleado.
El estudio revela que el 12,8 por ciento de media de los hogares castellanoleoneses se encuentra en situación de pobreza energética, han informado a Europa Press fuentes de la Fundación Naturgy, que concreta que esta tasa media alcanzó un pico máximo del 13,7 por ciento en 2016 y descendió hasta el valor mínimo, registrado en 2017, un 10,2.
Entre 2011 y 2017, los ingresos anuales de estas familias fueron de 22.095 euros, con unos gastos anuales de energía de 1.315 euros, lo que supone el tercer mayor gasto en energía de España, sólo por detrás de Castilla-La Mancha y Navarra.
El estudio sostiene que la pobreza energética es una dimensión más de la pobreza y, a partir de la investigación, se puede configurar un perfil de los hogares españoles en situación de pobreza energética.
Perfil
En concreto, estos están ubicados en áreas rurales o con menor densidad de población; viven en régimen de alquiler; en edificios de 25 años o más, y en zonas con condiciones meteorológicas extremas de calor o frío; y son hogares unipersonales o monoparentales, sustentados en buena parte por mujeres. Asimismo, la condición de desempleo del sustentador principal es el principal determinante de la pobreza energética.
Además, los hogares en situación de pobreza energética suelen tener bajos porcentajes de familias que han terminado los estudios de educación superior.
En el caso de Castilla y León, tres de cada cuatro hogares en pobreza energética (73,4 por ciento) se ubican en edificios que tienen más de 25 años de antigüedad. Además, el 52,6 por ciento de las familias son unipersonales y un 2,6 monoparentales.
Uno de los aspectos que tiene más influencia en este tipo de pobreza es la situación laboral de los miembros de la vivienda. En este sentido, el 14,4 por ciento de los hogares en situación de pobreza energética tiene a su sustentador principal en situación de desempleo, un ratio que en el resto de hogares se sitúa en el 5,4 por ciento. Se trata de la variable con mayor impacto de todas las analizadas.
Otros datos relevantes que arroja el estudio, a nivel nacional, son que las áreas rurales o con menor densidad de población registran un mayor número de hogares en situación de pobreza energética (24 por ciento) en comparación con los hogares que no se encuentran en esta situación (13 por ciento).
Además, las viviendas ubicadas en áreas rurales, con mayor proporción de viviendas grandes u hogares unipersonales, muestran una clara correlación con la tasa de pobreza energética.
Por Comunidades Autónomas
Otro de los aspectos que tiene en cuenta el informe es la comunidad autónoma, ya que la climatología y el perfil de los hogares de cada una de ellas es determinante a la hora de analizar la pobreza energética.
En este sentido, aunque la tasa media nacional de pobreza energética para el periodo 2011-2017 fue de 8,3 por ciento, la mayor tasa la registró Castilla-La Mancha, que con un 17,4 por ciento duplicó la media, seguida de Castilla y León, con un 12,8 por ciento.
Existen regiones con niveles de ingreso y de gasto de energía dispares, de forma que Navarra, Castilla y León, Aragón y La Rioja encabezan las primeras posiciones en cuanto a gasto, con un importe anual promedio por hogar considerablemente superior a la media española (1.099 euros).
Aquellas comunidades autónomas con elevadas tasas de desempleo o menores porcentajes de individuos con estudios superiores son más propensas a tener una tasa de pobreza energética más elevada.