Tres años después del final de la Primera Guerra Mundial nació Alejandro Sanz Camino, allá por 1921. Vivió todos los horrores de la Guerra Civil española, la Segunda Guerra Mundial, la época Franquista y Transición hasta llegar a nuestros días, pero siempre ataviado con la bufanda del Real Valladolid.
Socio del Pucela entre los años 1950 y 2019, y anteriormente, desde el 1935 hasta 1942, Alejandro falleció el pasado 2 de noviembre, justo horas antes del choque que el conjunto de Sergio González disputó ante el RCD Mallorca y que acabó con ese resultado de 3-0 en el que sería el mejor homenaje para el protagonista de esta preciosa historia.
“Mi abuelo era una persona grande. Era trabajador, honesto, honrado y leal. Era un gran marido, un padre perfecto y el mejor abuelo posible. Para él, el Pucela era importantísimo. Cada domingo de fútbol era una fiesta. Incluso, cuando nació su hija dijo que si podía esperar porque había partido”, nos cuenta su nieto, Rodrigo Sanz, emocionado.
Rodrigo asegura, en declaraciones a NoticiasCyL Valladolid, que ese 3 de noviembre tuvo para él “un plus de emoción” por todos los actos “a los que acudió en homenaje a su abuelo”. Agradece “el telegrama que recibió la familia firmado por el presidente” pero añade que “no le gustó que no se guardase un minuto de silencio en respeto a un socio tan longevo que ha defendido los colores del Real Valladolid durante tantos años”.
Alejandro con su nieta. Imagen cedida a NoticiasCyL
“Mi abuelo presenció partidos del Pucela en la Sociedad Taurina, en el viejo José Zorrilla y también en el nuevo. De pequeño iba al fútbol con él y con mi tío. Tengo muchos bonitos recuerdos de esos años. Siempre que se va una persona querida es triste. Los abuelos deberían ser eternos”, añade su nieto echando un vistazo a un pasado francamente emotivo.
Alejandro sufría y se alegraba con su Pucela y este año, aún enfermo y sin poder acudir a Zorrilla, estaba muy pendiente del equipo. Eso sí, él era de ver desde su butaca de siempre los partidos, pasando de las invitaciones al palco VIP que recibió desde el año 2010, y saliendo dos minutos antes de finalizar cada partido para evitar los tan odiosos atascos, perdiéndose por ello, eso sí, algún que otro gol del cuadro blanquivioleta.
Como su nieto, Alejandro estaba convencido de que el equipo conseguiría, por segundo año consecutivo, salvarse, porque el Pucela “es un bloque” lo que es “primordial” en la Primera División del fútbol español, donde los de Sergio González tienen que apretar los dientes ante los Messi, Hazard, Joao Félix y compañía y los presupuestos superiores de la mayoría de equipos de la competición.
Dicen que nadie muere si su recuerdo se conserva y el de este vallisoletano estará siempre en el corazón blanquivioleta de todos. Un hombre que vivió por y para el Pucela y que defendió a su equipo y sus colores por encima de todo. Descanse en paz, Alejandro.
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