El desconocido servicio más esencial para el paciente en el hospital
“Somos el gran desconocido pero hacemos muchas cosas que se reconocen”. Así se refiere María José Otero, la jefa de servicio de Farmacia sobre la unidad que dirige. Más de 60 profesionales completan una plantilla formada por farmacéuticos, enfermeros, celadores, auxiliares administrativos, técnicos de diferentes tipos y hasta especialistas contratados para realizar ensayos clínicos. Y con todo, los recursos humanos se quedan cortos. “Se podrían hacer miles de cosas que no podemos hacer porque no abarcamos”.
Y es que todos estamos acostumbrados a recibir los medicamentos cuando se va al hospital. Ya sea a Urgencias o ingresado, los profesionales del Complejo Asistencial dispensan diversos tratamientos en los que casi siempre hay medicamentos de por medio. Pero todos ellos deben ser comprados, almacenados y dispensados. Se trata del servicio más visible de la Farmacia del hospital pero ni mucho menos el único.
El principal objetivo, señala la doctora Otero, “es proporcionar o contribuir en la salud de los pacientes” y hacerlo, además, “en un marco fundamental de cooperación y colaboración” con el resto de servicios. “Somos un servicio central y tenemos que cooperar con el resto de servicios”, recuerda.
Dos vertientes y tres funciones
La jefa de servicio aclara que, como en casi todo, pero en este caso quizás con una mayor minuciosidad, se deben tener en cuenta la parte clínica y la económica. Aunque la primera sea la que más se reivindica, también por los profesionales, existen limitaciones económicas que se deben tener en cuenta, más aún ante los precios de algunos medicamentos.
Así, la primera función del servicio de Farmacia es la adquisición, almacenamiento y dispensación de todos los medicamentos que se precisan para atender a los pacientes, algo que “supone una gestión económica muy importante”. De hecho, son responsables de ello en Clínico, Virgen de la Vega y Montalvos, además de atender un centro sociosanitario y otros dos de personas con discapacidad. Desde el hospital Virgen de la Vega, además, también se dispensan los medicamentos que necesitan los centros de salud e, incluso, se hace metadona para Cruz Roja, Cáritas o Topas. En total, más de dos millones de tratamientos al año de personas hospitalizadas.
En otro orden de cosas, se encuentra la gestión clínica, es decir, la selección de los mejores medicamentos para tratar a “todos los pacientes de la forma más eficaz y segura”. Para ello se cuenta con una guía farmacoterapéutica que se va actualizando continuamente. El control de la seguridad de los medicamentos también es función de Farmacia.
Y el tercero, pero no por ello último en importancia, es la atención farmacéutica. Los medicamentos no solo se dispensan, sino que se deben informar. No a todos le crean los mismos efectos, primarios o secundarios, por lo que esto es esencial. También el control evidente tras la toma del medicamento para conocer su funcionamiento.
Además, dentro de esta, se encuentran áreas como la farmacocinética, en la que Salamanca es pionera, o la nutrición parenteral, así como la farmacotecnia, la elaboración de medicamentos como la quimioterapia, los colirios intravenosos o algunos otros medicamentos complejos.
Por último, se encuentra luego toda la gestión de ensayos clínicos. “Actualmente tenemos 328 ensayos clínicos activos. Es una actividad muy importante porque nos permite estar muy al tanto de las novedades que va a haber y facilitar terapias innovadores cuando no hay alternativa posible”.
Pacientes hospitalizados, ambulantes y externos
El servicio de Farmacia divide sus funciones entre tres clases de pacientes. Por un lado se encuentran los hospitalizados, los más numerosos con cifras de más de dos millones de tratamientos al año entre los tres hospitales.
Sin embargo, estos, pese al número, son los que, en dinero, suponen el menor porcentaje. Por delante de ellos se encuentran los pacientes ambulantes, que deben acudir a los hospitales para ciertos tratamientos como los oncohematológicos. Estos, en palabras de María José Otero, son más de 30.000 ciclos anuales de quimioterapia.
Por otro lado se encuentran los pacientes externos, aquellos que vienen a recoger medicación porque solo pueden conseguirla en el hospital. Ellos suponen, según la jefa de servicio, más de la mitad del dinero del total ya que son medicamentos para enfermedades como la hepatitis, la esclerosis múltiple o VIH, así como la quimioterapia oral, entre otros.
El futuro
El objetivo del servicio ahora es mejorar, no cabe duda, en la mayor parte de los aspectos. Entre los pacientes externos, por ejemplo, se estudian medidas para llevar la medicación al paciente lo más próximo posible aunque, recuerda Otero, “todo exige un marco legal”.
Sin embargo, lo más importante para Farmacia es integrarse más en la gestión clínica con personal en otros servicios como intensivos, urgencias, oncología o hematología. Y es que “se ha demostrado que esa integración en los equipos permite mejorar la atención a los pacientes y seguridad de los tratamientos”.
En el nuevo hospital, mientras, ganarán algo de espacio, tremendamente aprovechado en el actual, pero su principal ventaja será la de la automatización de los procesos, “un gran lastre” en este y que supondrá “liberar recursos para la vertiente clínica”.