Salamanca ha vivido este lunes 25 de diciembre una programación especial para conmemorar el Día Internacional contra la Violencia de Género, “con el objetivo de difundir y sensibilizar a la sociedad sobre la necesidad de seguir trabajando para erradicar cualquier tipo de violencia hacia las mujeres”, según destaca la concejala de Familia e Igualdad de Oportunidades, Ana Suárez.
Los actos han incluido la representación teatral ‘Yo no te doy mis ojos’, dirigida por Pablo Málaga e interpretada por el grupo ‘Esos Escénicos’, del Instituto Mateo Hernández y que ha sido representada en el Teatro Liceo.
A las 20:00 horas, en la Plaza Mayor, se ha llevado a cabo la lectura de un manifiesto que, como en ediciones anteriores, ha estado coordinado la profesora de la Universidad de Salamanca y experta en Violencia de Género, Marta del Pozo. Además, el alumnado del Máster en Estudios Interdisciplinares de Género ha procedido a la lectura del Decálogo contra violencia. El acto ha contado con la participación del coro de la Asociación de Fibromialgia.
Además, desde las 19:00 horas, el Movimiento Feminista de Salamanca ha organizado una manifestación con salida desde la plaza de la Concordia y que ha llegado a la Plaza Mayor con cerca de un millar de personas. La manifestación ha transcurrido por la calle María Auxiliadora, la plaza de España, la Gran Vía, calle San Justo, plaza del Peso, plaza del Poeta Iglesias y llegada al ágora charra, donde se leerá el manifiesto escrito.
Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer
La Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer se aprobó el 25 de noviembre de 1993 en la Asamblea General de las Naciones Unidas, definiendo la Violencia contra la mujer como todo acto de violencia basado en el género que tiene como resultado posible o real un daño físico, sexual o psicológico, incluidas las amenazas, la coerción o la prohibición arbitraria de la libertad, ya sea que ocurra en la esfera pública o en la esfera privada.
El manifiesto del Movimiento Feminista
25 de noviembre de 2019 “Día Internacional de la Eliminación de las Violencias Machistas”. Nos volvemos a ver obligadas a denunciar la situación en que nos encontramos las mujeres. Parece que los siglos de violencias machistas no hacen mella en buena parte de nuestra sociedad ni tampoco en nuestras instituciones. Es por esto que desde el Movimiento Feminista de Salamanca queremos alzar la voz para exigir que se actúe desde todos los frentes posibles para su eliminación.
Las violencias contra las mujeres no son nuevas, no son casos aislados, no provienen de hombres “malos” ni “locos” sino de los hijos sanos del patriarcado. Con la división sexual del trabajo que nos relegó al ámbito privado, nosotras quedamos encargadas de los cuidados, de las tareas reproductivas, de la imposición de ser amables y sensibles, mientras que ellos copaban la vida pública y los puestos de poder. Esto provocó su dominación frente a nuestra sumisión y fomentó las violencias. No queremos seguir en
esta posición desfavorable y de desigualdad, no queremos que nos sigan asesinando y el único camino que tenemos para que esto cambie es organizarnos y luchar contra sus violencias.
Hoy, 25 de noviembre de 2019, y seguimos horrorizándonos cuando escuchamos el número de hombres machistas que asesinan mujeres. Queremos reclamar que cada número es una vida humana que hemos perdido, la vida de una mujer a manos de un hombre. Esto debería servir para que, como mínimo, seamos conscientes del horror que genera el terrorismo machista. Este año han sido víctimas de feminicidios 93 mujeres, sólo 52 de estas mujeres se cuentan como víctimas oficiales, 11 de ellas habían denunciado previamente y únicamente 5 contaban con medidas de protección, de las cuales 1 ya no estaba en vigor.
Es un hecho que estas medidas han sido claramente ineficientes. En un mundo en el que amenazar con un cuchillo e intentar asfixiar a una mujer delante de sus hijos solo es maltrato ocasional, ¿cómo vamos a pedir a las víctimas que se separen o denuncien si no podemos protegerlas? Como es el caso de las sentencias del Poder Judicial que no tienen en cuenta la Ley Orgánica 1/2004 de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, que dictamina la posibilidad de supresión de la patria potestad, la custodia o la supresión del régimen de visitas. Ellas no eligieron ser víctimas de estas sentencias y dejar a sus hijas e hijos desamparados. Ningún maltratador es buen padre. Estas mujeres sufrieron la violencia institucional. Exigimos prevención, formación y sensibilización para tratar la violencia machista.
Además, como sociedad necesitamos que se contabilicen de manera oficial todos los feminicidios. Solo de esta manera se dará visibilidad real a las violencias machistas que se ejercen sobre nosotras. Por ejemplo, el caso de Paloma Barreto; mujer trans y migrante.
Asesinada a manos de un hombre de su entorno, apuñalada 15 veces. A Paloma no le sirvió para nada defenderse, cosa que hizo con uñas y dientes literalmente, según la autopsia. Paloma no está dentro de las cifras oficiales, pero no solo esto, también los medios han maltratado la identidad y el derecho a la intimidad de Paloma.
Exigimos una Ley Integral Trans y un trato informativo digno por parte de los medios de
comunicación; así como reclamamos el cumplimiento del Convenio de Estambul, que reconoce como delitos todas las formas de violencia contra las mujeres y las niñas.
25 de noviembre de 2019 y seguimos sufriendo violencia sexual amparada por la violencia institucional como por ejemplo la del Tribunal de la Audiencia de Barcelona, que ha juzgado la violación múltiple ocurrida en Manresa a una menor durante un botellón en 2016. Dice la sentencia que condena a los agresores por abuso sexual y no por agresión sexual.
Se considera: «acreditado que la víctima, mientras se producían los hechos y desde el momento antes hasta horas después de lo sucedido, se encontraba en estado de inconsciencia, sin saber qué hacía y qué no hacía y consecuentemente, sin poder determinarse y aceptar u oponerse a las relaciones sexuales que con ella mantuvieron la mayor parte de los procesados, los cuales pudieron realizar los actos sexuales sin utilizar ningún tipo de violencia o intimidación».
Llevamos años comprobando que la justicia es absolutamente patriarcal y no considera violación ni agresión sexual que cinco individuos penetren a una mujer sin su consentimiento expreso, considerando solamente que es “abuso” porque ella se encontraba
inconsciente además de que era menor y los agresores ante ese estado no ejercieron “VIOLENCIA y/o INTIMIDACIÓN” ¿no es acaso VIOLENCIA el hecho de que 5 hombres penetren a una menor en ese estado? ¿No es eso VIOLENCIA? La Audiencia de
Barcelona sigue entendiendo que es necesaria una resistencia heroica por parte de las
mujeres y no tiene en cuenta el criterio establecido este verano por el Tribunal Supremo, que respecto a “La Manada” de los Sanfermines del 2016 consideró los hechos como una «violación múltiple» de «enorme sordidez y crudeza» en la que «la víctima sufrió» todo el tiempo. Insistimos en la urgencia de modificar el Código Penal para que a la hora de probar el consentimiento «sólo el sí sea sí» junto con otras medidas sociales y educativas, como la educación sexual integral desde la infancia.
Otro atroz ejemplo de violencia sexual es el ocurrido en 2017 en el programa de televisión “Gran Hermano Revolution”, producido por Zeppelin y que emite Telecinco. En este reality de máxima audiencia, como en el juicio de Alcasser, la violencia sexual pasa a formar parte del ocio y de la diversión.
La cobertura mediática está exponiendo una violación como una representación, una escenificación, un simulacro, escondiendo así la realidad profunda de la violencia sexual. Toda una sociedad enganchada que mira cada día la violencia hacia los cuerpos de las mujeres: la dureza de las imágenes y el dolor de una víctima que se ve forzada a visionar su propia violación. Todo un engranaje televisivo que normaliza la violencia contra las mujeres, ofrece impunidad a los agresores y que busca beneficio a costa de la integridad física y emocional de una mujer. Es por esto que no nos podemos callar. El programa, la cadena y la productora son cómplices.
Damos por supuesto que los pasos dados en igualdad son ya un hecho. Sin embargo, nos despertamos el 11 de noviembre con los últimos resultados electorales. En pocos días esa seguridad y esas victorias en igualdad se tambalean. Tantos años de lucha, tan significativos y dolorosos avances se ven amenazados por un discurso de odio y misoginia: NO, NO NOS QUIEREN NI LIBRES, NI FELICES. Tantos años de lucha de mujeres, y faltan YA muchas, faltan las asesinadas.
Con este panorama político actual se tambalean nuestros derechos ya alcanzados y econocidos: derecho a decidir sobre nuestros cuerpos, al aborto, sobre nuestros vientres. Se niega la discriminación, se niega la violencia reduciéndola al término intrafamiliar, es decir, doméstica. Los compromisos institucionales desaparecen, desaparecen los recursos económicos y los presupuestos dedicados a igualdad y a la lucha contra las múltiples violencias se van menguando hasta lo invisible. Se rompe el Pacto de Estado contra la violencia de género, como es el caso de este año en el que el Ayuntamiento de Madrid por primera vez en 15 años no realizará la declaración institucional contra esta violencia machista. Manifestamos nuestro profundo rechazo e indignación ante la entrada de esta misoginia en nuestras instituciones y responsabilizamos a los partidos que habiendo firmado un Pacto de Estado contra la Violencia de Género hace 2 años, hoy pacten con aquellos que se oponen y quieren hacernos retroceder en todos nuestros derechos conquistados. Son estos mismos los que fomentan el odio a la inmigración utilizando como arma arrojadiza la violencia que sufrimos las mujeres, manipulando y deformando la realidad con fines electorales y facilitando así su acceso al poder.
Es por esto que tenemos que aunar todas nuestras fuerzas, no sólo para oponer resistencia al sistema patriarcal sino para luchar contra él y conseguir el derecho a ser mujeres libres, libres de verdad. Ahora las mujeres nos necesitamos mucho más que nunca porque a pesar del éxito de nuestras movilizaciones y huelgas, las violencias machistas no han cesado. Seguimos sufriendo violencia sistémica y sistemática producida por el machismo. El machismo mata y por eso es importante ir cambiando nuestro lenguaje para poner el foco en ellos, los que matan: nuestras parejas, exparejas, compañeros sexuales, hijos.
La violencia del patriarcado no es solo física. Cuando una mujer es menospreciada, tratada con paternalismo, silbada por la calle, perseguida por un hombre, acosada en su centro de trabajo o en su clase, insultada, chantajeada por su jefe, amenazada, gritada, humillada, expuesta como un objeto, comprada, alquilada, invisibilizada, etc. está sufriendo violencia.
Son estas violencias EL GRITO a través del cual el patriarcado se expresa. Pero aquí estamos nosotras. Somos las voces de las asesinadas, de las violadas, de las maltratadas, de las víctimas de trata, de las madres solteras, de las víctimas de violencia obstétrica, de las ancianas, de las pensionistas. Somos también las voces de las niñas y niños víctimas de violencia y a los que se les ha robado la voz. Somos mujeres y esta es nuestra voz. Porque hermana, compañera, hija, madre, amiga, abuela, nosotras gritamos que sí, SÍ TE CREEMOS.
Y es con este, nuestro grito, el grito de las mujeres, con el que os pedimos a todas las personas que os unáis a la lucha feminista.
¡Que tiemble el patriarcado, que vamos a por él!
#MilAsesinos #1001YMás #NiUnPasoAtrás