El dirigente de Ciudadanos y vicepresidente de la Junta, Francisco Igea, ha instado a su partido a ser "dique de contención del populismo y del nacionalismo" y no crear "trincheras dentro" y "alimentarlas fuera".
Igea, en una reflexión realizada en su cuenta de Facebook y que recoge Europa Press, ha apuntado al nacionalismo como el "principal enemigo". En este sentido, ha apuntado que nacionalismo y populismo son "dos caras de la misma moneda".
"Sus esquemas políticos son perfectamente intercambiables. Se trata de buscar un enemigo al que hacer responsable de todos los males. El enemigo puede ser España, Cataluña, la casta, los comunistas, los progres o quien sea. Es indiferente a quien escojamos. Se trata de señalar al otro y excitar el comportamiento tribal de los nuestros", ha explicado.
En este punto, advierte de que apelar a los instintos "más básicos" en política como son, a su juicio, "el miedo, el odio y el calor de la manada" es un mecanismo "infalible". "Todo vale. Este tipo de política no se dirige a los seres humanos como individuos, se dirige a los hinchas que llevamos dentro. A los hinchas de nuestra clase social, de nuestro pueblo o de nuestra secta ideológica o religiosa", continúa.
"Nosotros sufrimos las afrentas de los otros. Sufrimos su opresión, lingüística, fiscal, económica, moral o cultural", añade para resumir que la solución a los problemas pasa, por tanto, "por la simple eliminación del otro de nuestras vidas". "Expulsar a los inmigrantes, declarar la independencia, acabar con la casta, aislar a la derecha*es así de simple", explica.
Este tipo de política, que a juicio de Igea "hace furor" en España, "necesita y se alimenta del miedo". "Como el perro pastor, el miedo recoge a las ovejas dispersas y las agrupa en un rebaño cohesionado. Esa es la razón por la que muchos elevan el tono y amenazan con 'El golpe', 'El fascismo', 'Los comunistas' o cualquier otro mal. Ladran para agrupar a los suyos", mantiene.
Por esa razón, alega, este escenario es tan "nefasto" para quienes ideológicamente huyen de los "rebaños". "Esta política machaca al que se atreve a salir de la trinchera y se coloca en tierra de nadie. Ese es, desgraciadamente, nuestro sitio. Nuestro sitio es el sitio de quienes se exponen a campo abierto. Nuestro sitio es y debe ser el de la racionalidad", aclara.
De ahí que asevere que en estas circunstancias pueda parecer, "y es bastante humano", que es hora de agruparse "bajo la bandera", pero apela a que en esta hora es "más necesario que nunca" apelar a la "calma" y conservar la "tranquilidad".
Para ello Ciudadanos tiene que huir de "su propio nacionalismo, de quienes apelan al miedo, de quienes culpan al enemigo ,o a la conspiración, de sus propios problemas". "El nacionalismo de partido es tan malo como cualquier otro", avisa para pedir "análisis racional" y apelar a los derechos individuales, también dentro del partido. "Es la hora del debate sobre los postulados del liberalismo, dentro y fuera de nuestro partido. Lo que hoy se juega España es, ni más ni menos, que el futuro de esos derechos", mantiene.
Por eso considera que mal los defenderán si, para empezar, se los niegan a ellos mismos apelando a la seguridad de "nuestra tribu". "Nosotros defendemos que los derechos individuales son sagrados, que no existen derechos de los pueblos. El derecho a la libertad de opinión, el derecho a la presunción de inocencia, el derecho al secreto de las comunicaciones, el derecho de reunión, el derecho a un juicio justo, a la búsqueda de la felicidad. Todos ellos están por encima de cualquier supuesto derecho colectivo", insiste.
Por esa razón se sitúan "frente" al nacionalismo. "El nacionalismo restringe la libertad de expresión comenzando por el propio idioma. El nacionalismo utiliza todos su mecanismos de presión para crear un medioambiente hostil a la opinión no nacionalista. Alimenta a sus medios y presiona a los contrarios. El nacionalismo señala como culpables, traidores, o simplemente les niega la nacionalidad misma, a quienes discrepan (¡cuantas veces hemos oído las definiciones de buenos vascos, buenos catalanes o buenos españoles!). El nacionalismo, como hemos oído estos días, cree que hay una disyuntiva entre democracia y legalidad", argumenta.
"Eso lo que quiere decir es que quienes ostentan la mayoría pueden hacer cualquier cosa, aunque violente las leyes o las normas. La mayoría como respaldo moral para cualquier medida. Eso es el nacionalismo. Una doctrina que cree que el derecho de los pueblos puede permitir en ocasiones la vulneración de los derechos individuales o de las minorías. La colectividad por encima del individuo. En el nombre de la nación hay quien cree que es lícito, en ocasiones, hacer trampas", añade.
Por eso reclama no hacerse trampas a ellos mismos. "Somos el dique de contención del populismo y del nacionalismo. Reforcemos nuestros cimientos con más liberalismo, con más tolerancia, con más derechos, con más diálogo. No creemos trincheras dentro. No alimentemos más trincheras fuera. Firmeza y diálogo no son incompatibles. Fortaleza y tranquilidad son complementarias. Hay futuro para este partido. Somos más necesarios que nunca. Trabajemos juntos", concluye.