De Cáritas a Operación Triunfo: la historia de superación de uno de los concursantes del programa

La nueva edición de Operación Triunfo sigue su camino y ha alcanzado ya el ecuador del programa. Los espectadores ya se han encariñado con muchos de los concursantes y poco a poco vamos conociendo detalles de su vida, sus inquietudes musicales y, por supuesto, parte de su pasado. 

Ayer fue uno de esos momentos de descubrimiento personal con las habituales visitas a la Academia de OT de un personaje conocido. En esta ocasión, no fue ni un músico o productor quien acudía a la escuela, sino la archiconocida monja, sor Lucía Caram. La religiosa compartía con los jóvenes músicos parte de sus proyectos de ayuda a la infancia y les daba algunos consejos sobre la importancia de la solidaridad, el compañerísmo, a parte de recordarles lo afortunados que son por la situación que están viviendo dentro del programa y por su vida general, frente a otras personas que están en una situación de dificultad.

Tras esto, varios de los chicos compartían sus impresiones y experiencias sobre los problemas de desigualdad que sufren muchas personas en España y el mundo. Uno de los últimos en tomar la palabra era Bruno. El cantante y percusionista nacía en Uruguay hace 25 años, pero se afincaba con su familia en Alcalá de Henares. Antes de ser uno de los 16 elegidos para participar en Operación Triunfo 2020, el joven compaginaba sus estudios de percusión y canto en la Real Escuela Superior de Arte Dramático en Madrid con diversos trabajos como carpintero, mozo de mudanzas y camarero.

El aspirante, que además esta semana esta nominado, se mostraba muy emocionado por la intervención de sor Lucía y reconocía entre lágrimas que ,para poder haber llegado al programa, "mi familia hizo el esfuerzo más grande, que es abandonar tu país". Bruno relataba como sus inicios en España no habían sido nada fáciles, pero que "siempre hemos sido felices". Con algunos de sus compañeros abrazandole en este emotivo momento, el concursante reconocía que "no teníamos para comer e íbamos a Cáritas, pero en mi casa siempre había una sonrisa, mis padres me han amado con locura, y es duro, pero me siento fuerte y valiente". 

La religiosa argentina agradecía la sinceridad de la historia de Bruno y valoraba la importancia de compartirlo para "poder ayudar a muchos, porque saber que no se puede tirar la toalla". Sin duda, la visita de sor Lucía ha sido de las más intensas para los chicos, que llevan ya más de un mes en la Academia, lejos de sus familias y con la gran presión de ser mejores en cada gala, a riesgo de salir nominados y abandonar el concurso en cualquier momento.