Julio, de 54 años, se quedó en la calle el pasado 22 de marzo cuando a su mujer y a él les echaron del hostal en el que vivían en Madrid por retrasarse en el pago de la habitación. Ahora duerme en la calle y aunque asegura que los vecinos se han portado muy bien con él llevándole almohadas, reconoce que "sí" tiene miedo y "respeto" al coronavirus.
"Tengo mucho respeto al virus. ¿Miedo? Sí, pero me hace estar más atento a todo. ¿Tú sabes si tienes coronavirus? Yo tampoco lo sé, ¿dónde están las pruebas?", señala Julio en declaraciones a Europa Press.
Las organizaciones que trabajan con personas sin hogar aseguran que lass personas sin hogar están consideradas población "especialmente vulnerable" ante la pandemia del COVID-19 ya que la mayoría presentan patologías previas.
En el caso de Julio, asegura que él ha llevado una vida "mala", ha consumido "drogas y alcohol" pero ahora lleva ya varios años "intentando tirar para delante", sin "nada de eso". "He sido buen bicho pero dentro de lo malo lo llevo ahora bien", explica.
Su mujer, según cuenta, es una persona dependiente y cuando les echaron del hostal se fue a Ferrol donde la ha recibido un hijo suyo. "Hablo todos los días con ella, como viene de Madrid y los de Madrid somos un poco yuyu fuera, la han encerrado en un apartamento a ella sola, le llevan todos días comida, le dejan la compra en la puerta", explica.
Si bien, Julio está deseando que todo esto pase y su mujer pueda regresar a Madrid y les dejen vivir en una habitación. "No pido nada más", asegura, al tiempo que señala que el Samur Social le ha ofrecido ir a dormir a algún centro, pero afirma que cada vez que ha ido, después de desplazarse hasta allí, luego "no había plaza".
En este sentido, critica al Ejecutivo. "El Gobierno no se está enterando de nada por lo que veo, tantos millones que dan, y los que estamos en la calle también los necesitamos, porque yo no quiero delinquir. Cuando acabe todo esto, ¿qué hago? ¿Tiro del dinero de mi mujer que cobra 400 euros? No es lógico", explica.
En todo caso, dice que "quizá sí" se "merezca" esta situación pero pide "por favor" a los ayuntamientos y al Gobierno que miren por los que son "unos desgraciados" y están "en la calle". "Una pequeña ayuda por Dios", reclama Julio, quien reconoce con "vergüenza" que vive de lo que le dan los vecinos, pues ni siquiera tiene su ropa que, según dice, la tienen "retenida" en el hostal del que le echaron.
La Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, que atiende a más de 200 personas sin hogar en sus Centros de Madrid: el Albergue San Juan de Dios y el Centro Santa María de la Paz --todas en situación de confinamiento durante la cuarentena--, explica que "las personas en situación de sin hogar están expuestas a mayores riesgos para la salud debido al estilo de vida obligados a adoptar". "Sus condiciones de vida producen un efecto muy perjudicial para su salud dando lugar a enfermedades o cronificando las ya existentes", alertan.
Por ello, subrayan la importancia de garantizar la atención sanitaria a las personas sin hogar "siempre" pero más aún y de forma "prioritaria" en una pandemia como la actual. "Es fundamental el acceso universal a la salud para todas las personas. Universalidad que no es una realidad para las personas sin hogar ya que la falta de una vivienda dificulta el empadronamiento, necesario para acceder a los servicios de salud, y para las personas en situación administrativa irregular se añade la falta de documentación. En la mayoría de las ocasiones son atendidos a través de los servicios de urgencia", explican.