Investigadores de la Universidad de Leeds (Reino Unido) han identificado un patrón de síntomas a largo plazo que probablemente experimenten las personas que fueron hospitalizadas con la infección COVID-19.
Incluyen fatiga, falta de aliento, angustia psicológica (incluyendo problemas de concentración y memoria) y un declive general en la calidad de vida. Algunos pacientes, en particular los que habían estado en cuidados intensivos, tenían síntomas asociados con casos de trastorno de estrés postraumático (TEPT).
"El COVID-19 es una nueva enfermedad y tenemos muy poca información sobre los problemas a largo plazo en los individuos después de ser dados de alta del hospital. La evidencia es que para algunos, el camino a la recuperación puede llevar meses y es vital que la rehabilitación especializada esté a mano para apoyarlos. Esta investigación da una importante visión de las necesidades de los pacientes, y eso ayudará a dar forma a los servicios en la comunidad", explica Manoj Sivan, líder de la investigación, que se ha publicado en la revista 'Journal of Medical Virology'.
El equipo de investigación hizo un seguimiento de 100 personas que se recuperaban de COVID-19, de cuatro a ocho semanas después de haber sido dados de alta del hospital de Leeds. Los sobrevivientes de COVID-19 fueron divididos en dos grupos: aquellos que se habían enfermado gravemente y necesitaban cuidados intensivos (32 personas estaban en esta categoría); y aquellos que fueron tratados en una sala sin necesidad de cuidados intensivos (68). Los pacientes fueron contactados por un miembro del equipo de rehabilitación del hospital y se les hizo una serie de preguntas sobre su recuperación y los síntomas que seguían experimentando.
El síntoma más frecuente era la fatiga. Más del 60 por ciento de las personas que habían sido tratadas en una sala informaron de fatiga, y un tercio de ellos la describieron como moderada o severa. Para los pacientes que habían estado en cuidados intensivos, el 72 por ciento informó de fatiga. De ellos, más de la mitad dijo que era moderada o severa.
El segundo síntoma más común fue la falta de aliento. Las personas de ambos grupos dijeron que tenían sensaciones de falta de aliento que no habían existido antes de contraer COVID-19. Esto fue mayor en el grupo que había estado más enfermo, el de cuidados intensivos, frente a los que habían sido tratados en una sala: 65,6 por ciento frente a 42,6 por ciento.
El tercer síntoma más prevalente fue el neuropsicológico. La encuesta de investigación halló que casi una cuarta parte de las personas que habían estado en una sala y poco menos de la mitad de las personas que habían estado en cuidados intensivos tenían algunos de los síntomas del TEPT.
"Los síntomas del TEPT son un componente bien reconocido del síndrome post-unidad de cuidados intensivos, causado por una variedad de factores que incluyen el miedo a la muerte, el tratamiento invasivo, el dolor, el delirio, la incapacidad para comunicarse, la debilidad, la inmovilidad y los problemas sensoriales y la privación del sueño", detallan los autores.
Más de dos tercios (68,8 por ciento) de los pacientes del grupo de cuidados intensivos y poco menos de la mitad (45,6 por ciento) del otro grupo dijeron que su calidad de vida en general se había deteriorado. Los investigadores señalan que las necesidades de rehabilitación de los pacientes que no necesitaban atención hospitalaria deben ser investigadas más a fondo y están trabajando para comprender esto en investigaciones futuras.