Investigadores del Centro de Hígado de Yale (Estados Unidos) han encontrado que los pacientes con COVID-19 presentaban pruebas hepáticas anormales en índices mucho más altos que los sugeridos por estudios anteriores. También descubrieron que los niveles más altos de enzimas hepáticas, proteínas liberadas cuando el hígado está dañado, se asociaban con resultados más pobres para estos pacientes, incluyendo la admisión en la UCI, la ventilación mecánica y la muerte.

Estudios previos en China encontraron que aproximadamente el 15 por ciento de los pacientes con COVID-19 tenían pruebas hepáticas anormales. El estudio de Yale, que analizó retrospectivamente a 1.827 pacientes con COVID-19 que fueron hospitalizados entre marzo y abril, encontró que la incidencia de pruebas hepáticas anormales era mucho mayor, entre el 41,6 y el 83,4 por ciento de los pacientes, dependiendo de la prueba específica.

En total, los investigadores examinaron cinco pruebas hepáticas, observando factores como las elevaciones en la aspartato aminotransferasa (AST) y la alanina transaminasa (ALT), que indican la inflamación de las células hepáticas; un aumento en la bilirrubina, que indica disfunción hepática; y un aumento en los niveles de fosfatasa alcalina (ALP), que puede indicar inflamación de los conductos biliares.

Aunque los investigadores no saben por qué la incidencia de pruebas hepáticas anormales fue tan alta que en estudios anteriores de China, el autor principal, Joseph Lim, apunta que otras diferencias de salud entre las poblaciones china y estadounidense podrían explicarlo. "Podemos especular que los pacientes de EEUU podrían tener un mayor índice de otros factores de riesgo como la enfermedad del hígado graso alcohólico o no alcohólico", resalta el líder del trabajo, que se ha publicado en la revista 'Hepatology'.