Castilla y León ha tocado techo y comienza a descender “lentamente”, como ha anunciado la consejera de Sanidad, Verónica Casado. Una situación que se percibe en la ralentización de los contagios, con un descenso generalizado y mantenido de la incidencia acumulada, logrando doblegar la curva gracias a las medidas restrictivas y la colaboración de los ciudadanos, según ha manifestado Casado.
Esta mejoría no debe llevar a la relajación, insiste la consejera, sino a mantener las medidas para conseguir torcer la situación. Castilla y León registra hoy una incidencia acumulada de 181,6 por cada cien mil habitantes, frente a los 306 de hace una semana, una diferencia del 40% en tan solo siete días.
“Si vertiginosa fue la subida, también queremos que vertiginosa sea la bajada”, ha subrayado la titular de Sanidad en su comparecencia tras el Consejo de Gobierno. Se observa una tendencia decreciente, generalizada y mantenida de los casos, pero no será hasta alcanzar la cifra de contagio de 25 casos por cada cien mil habitantes cuando se logre un panorama más tranquilo, aunque por el momento la Comunidad está ”lejos” de esa cifra, como ha incidido Verónica Casado.
Castilla y León se adentraba en la tercera ola a finales del año pasado, entre el 30 y 1 de enero, con una importante subida de la incidencia. Ante esta situación, el 2 de enero la Junta de Castilla y León convocó a los expertos y técnicos de la Consejería de Sanidad solicitando medidas de actuación ante el incremento de casos. Más tarde, el día 7 de enero se aumentan los niveles de alerta y las restricciones, pasando a nivel 4 con medidas excepcionales a tres provincias. El 16 de enero, el Gobierno regional impone el toque de queda a las 20 horas, más cierres y limitaciones ante el vertiginoso aumento de los contagios. El 27 de enero se alcanzan los 1.417 casos por cada 100.000 habitantes y se empieza a observar el descenso.