Alrededor de 1 de cada 10 personas sigue padeciendo enfermedad hasta doce semanas después de haber sufrido la COVID-19, lo que se denomina 'COVID persistente', según un nuevo informe del Observatorio Europeo de Sistemas y Políticas de Salud impulsado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Este informe, publicado este jueves, resume lo que se sabe sobre estas afecciones, quiénes y cuántas personas las padecen, el diagnóstico y el tratamiento, y cómo los países están abordando la cuestión.
La COVID persistente aún no se conoce del todo, pero un número considerable de personas informan de que los síntomas continúan a las 12 semanas. Las manifestaciones conocidas incluyen una serie de síntomas físicos preocupantes, como la fatiga severa y el aumento del riesgo de daños en el corazón, los pulmones y el cerebro. Los datos disponibles indican que alrededor de una cuarta parte de las personas con COVID-19 sufren síntomas 4-5 semanas después de dar positivo, y alrededor de 1 de cada 10 experimentan síntomas después de 12 semanas, según la OMS.
"La COVID-19 ha causado mucho sufrimiento en toda Europea, y los informes sobre la COVID persistente son un motivo adicional de preocupación. Es importante que los pacientes que tienen estos síntomas sean incluidos como parte de la respuesta a la COVID-19 para mitigar algunos de los impactos sanitarios a largo plazo de la pandemia. Este informe deja clara la necesidad de que los responsables políticos tomen la iniciativa en esta cuestión", ha comentado el director regional de la OMS para Europa, Hans Henri P. Kluge.
Las personas que padecen afecciones posteriores al COVID-19 han informado de que se sienten estigmatizadas, así como incapaces de acceder a los servicios sanitarios. "Han tenido dificultades para que sus casos se tomen en serio y se les dé un diagnóstico, han recibido una atención desarticulada, y han comprobado que la atención especializada es en su mayor parte inaccesible y variable en los distintos países. También existen problemas reales de acceso a las prestaciones por enfermedad y discapacidad", explica el organismo sanitario internacional.
Las asociaciones de pacientes y las personas que padecen una COVID persistente piden que se reconozca el amplio abanico de repercusiones médicas, psicológicas o sociales, así como que todos los profesionales sanitarios conozcan mejor la enfermedad.
Este nuevo informe destaca las áreas en las que los responsables políticos pueden actuar para hacer frente al reto de las condiciones post-COVID sobre la base de lo que se conoce actualmente, como adoptar enfoques multidisciplinarios y multiespecializados para la evaluación y la gestión; desarrollar nuevas vías de atención y directrices adecuadas al contexto con los pacientes y sus familias, de modo que la Atención Primaria, en particular, pueda adaptar la gestión de los casos a las manifestaciones de la enfermedad; o crear servicios adecuados, como herramientas de rehabilitación y apoyo a través de Internet.
De la misma forma, el documento también subraya la necesidad de realizar estudios coordinados, multidisciplinarios, nacionales e internacionales para comprender el impacto clínico de esta COVID persistente. Además, reconoce que esta investigación debe ser elaborada conjuntamente con los pacientes y los profesionales sanitarios.
"La COVID persistente ha demostrado la importancia de involucrar a los pacientes en la investigación. Sin embargo, aún queda mucho por saber sobre las consecuencias multisistémicas a largo plazo de las infecciones por COVID-19 en niños y adultos, y sobre las intervenciones necesarias para tratarlas", explica la autora principal del informe, la doctora Selina Rajan.