Un estudio publicado en la revista 'PLOS Pathogens' ha revelado dos puntos estructurales en una de las proteínas del virus que causa la COVID-19 que pasan más desapercibidos por los anticuerpos generados tras la vacunación o la infección.
"Sabemos que el virus está cambiando, y es importante que podamos entender y predecir qué mutaciones afectan al curso de la infección. En este estudio, hemos podido demostrar que hay dos puntos de la proteína de espiga que son propensos a cambiar, para invadir el sistema inmunitario. Este tipo de conocimiento es crucial para que podamos anticiparnos al virus y ajustar nuestras estrategias para combatir la pandemia", explica Maria João Amorim, investigadora principal del Instituto Gulbenkian de Ciência (Portugal).
El estudio se centró en la estructura de la proteína de espiga del SARS-CoV-2. Para determinar el efecto de los cambios en esta proteína, el equipo de investigación utilizó técnicas que permiten expresarla en partículas virales que no son dañinas, que son fáciles de estudiar y que no requieren laboratorios de alta seguridad. Añadiendo anticuerpos, producidos tras la infección o la vacunación, a células y partículas virales en cultivo, es posible medir la protección que ejercen contra cada variante.
"Mediante esta técnica, hemos detectado dos mutaciones en diferentes puntos de la proteína de espiga, que hacen que el virus evada los anticuerpos generados tras la infección o la administración de la vacuna. Además, esto ocurre sin comprometer su entrada en las células, ya que no afecta a la unión con el receptor celular necesario para este proceso. Con estos cambios, el virus sigue entrando en las células sin gran coste para la infección y evita el reconocimiento por parte de los anticuerpos", detalla Amorim.
A través de la simulación molecular y el análisis de decenas de estructuras, fue posible predecir qué mutaciones podrían dar una ventaja al virus, permitiéndole escapar de los anticuerpos generados por la enfermedad o por la vacuna, sin perder la capacidad de infectarnos de forma eficiente.
Cuando analizaron estos datos, había dos puntos que destacaban por tener el potencial de albergar mutaciones que podrían ser peligrosas. A continuación, las mutaciones se probaron en la mesa de laboratorio, donde se comprobó que tenían el potencial de evadir los anticuerpos. "Esto no habría sido posible sin una estrecha colaboración entre el trabajo experimental y el computacional, que es esencial para adelantarnos al virus", señala otro de los responsables de la investigación, Cláudio Soares.
Una de las mutaciones señaladas, denominada 484, ya había sido identificada anteriormente y está incluida en las variantes preocupantes de Brasil, Sudáfrica e India. La otra mutación, 494, surge como un nuevo punto estructural que probablemente cambie en el virus del SARS-CoV-2.
La mutación 494 está en la lista de variantes que actualmente investigan los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) y los organismos de Salud Pública de Inglaterra.
"Con este estudio, hemos podido demostrar que permite al virus escapar de los anticuerpos. Esto demuestra que debemos investigar la necesidad de desarrollar vacunas y terapias que puedan responder a estas mutaciones, así como determinar los mecanismos que permiten al virus replicarse sin ser reconocido", remacha Amorim.