J.A. / ICAL

El ‘ladrillo’ ha logrado sobreponerse en Castilla y León al parón de la actividad provocado por la pandemia del COVID-19, de forma que el impulso de las promociones de vivienda ya superaban a las que se proyectaban en 2019. La recuperación, que presenta un vigor mayor que en el conjunto del país, se debe a la fortaleza que muestra el sector de las casas unifamiliares en la Comunidad, que han vuelto a ganar terreno a los pisos.

De hecho, según los datos del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, los promotores han solicitado un total de 2.539 visados de dirección de obra para levantar nuevas viviendas en Castilla y León, lo que supone un 30,88 por ciento más que en 2020, cuando en el primer semestre de 2020 se contabilizaron 1.940. Además, la cifra acumulada de enero a junio, es superior a la que se registró en 2019, cuando alcanzaron los 2.381, y se acerca a la de 2011, cuando el sector promovió 2.802 permisos.

El ‘ladrillo’ de Castilla y León logra sobreponerse a la pandemia

Además, el sector de la construcción residencial ha logrado que la recuperación en Castilla y León sea más dinámica que en el conjunto del país. De hecho, en España de media los visados solicitados por los promotores aumentaron entre enero y junio un 20,96 por ciento, al situarse en los 50.766, frente a los 41.970 del mismo periodo de 2020. También en este caso los chalés y adosados presentaron una mejor evolución que los pisos, aunque su número sigue siendo muy superior a las viviendas unifamiliares.

Por tanto, este primer semestre ha sido el mejor en nueve años para los constructores de Castilla y León, lo que determinará la carga de trabajo para los siguientes meses del año, si bien el confinamiento y restricciones del pasado ejercicio podrían haber retrasado a este ejercicio proyectos ya maduros, que ahora con la mejora de la evolución epidemiológica han visto la luz.

No obstante, esta evolución “favorable” permitirá, según el presidente de la Confederación Castellana y Leonesa de la Construcción, Javier Vega, recuperar los niveles de producción pre-COVID antes de lo previsto. “En definitiva, nos hace tener una expectativa de gran confianza en la recuperación, si otros acontecimientos legales, como los recientemente anunciados, no lo impiden”, dijo a Ical.

No de la patronal a la ley de vivienda

El representante de los constructores de Castilla y León sostuvo que el futuro a medio plazo, hasta hace unos días, era “muy positivo”, pero señaló que la futura Ley de Vivienda, por lo conocido hasta ahora, afectará "gravemente" no sólo a la oferta de viviendas, sino también al conjunto del sector, que auguró sufrirá "una importante disminución en la actividad y la consiguiente destrucción de empleo”.

“Se pone en riesgo la posibilidad de materializar la actividad prevista en los tan ansiados y esperados nuevos fondos europeos. Viniendo de donde venimos, no parece que sea el momento de experimentos”, sentenció Javier Vega, quien recordó: “Las obligaciones no resuelven problemas, a veces los crean o agravan otros”.

De esta forma, expuso que establecer una reserva del 30 por ciento de la edificabilidad a vivienda protegida, y la mitad de esta a alquiler social, producirá un efecto de reducción y expulsión de la inversión, tanto nacional como extranjera, desplazándose además entre comunidades en función de si aplican o no esta norma, y fuera del país.

“Rechazamos cualquier tipo de intervencionismo de las Administraciones Públicas en los mercados para romper la irrenunciable Ley de la oferta y la demanda y del libre mercado. El impacto económico que se presagia a corto y a medio plazo en este sector, nos haría entrar en una situación complicada. No puedo en este tema sino transmitir gran preocupación, en todo caso, con la prudencia que aconseja la falta de conocimiento del futuro texto legal”, advirtió. También cuestionó que el Gobierno limite los precios de los alquileres y añadió que donde se ha hecho no ha dado resultado.

Retroceso en Burgos y León

El impulso de la construcción de viviendas en la primera mitad del año fue generalizado en toda la Comunidad, excepto en Burgos y León que experimentaron una caída de la actividad en el ámbito residencial. En estas dos provincias, los visados de dirección de obra para viviendas cayeron un 39,77 por ciento en el primer caso y un 2,67 por ciento en el segundo.

En el lado contrario, los aumentos más espectaculares se registraron en Valladolid, donde la cifra de permisos para levantar viviendas se dispararon un 123,77 por ciento, y Salamanca, donde casi se duplicaron (un 92,21 por ciento más). También destacaron los incrementos de Segovia (69,75 por ciento), Ávila (56,72 por ciento) y Zamora (55,74 por ciento). Más moderados fueron los de Soria, con un 12,73 por ciento más, y Palencia, con un 1,6 por ciento más.

Además, la actividad de la construcción de viviendas se centró en Valladolid, donde los visados solicitados alcanzaron los 913, frente a los 408 de hace un año; Burgos, con 321, frente a los 533 de 2020; Salamanca, con 296, frente a los 154 del pasado ejercicio, y León, con 292, casi igual que en el anterior año (300).

Destaca también Segovia donde los promotores plantearon construir 202 viviendas en el primer semestre, frente a las 119 de un año antes; Palencia, con 191; Ávila, con 105, y Zamora, en último lugar, con 95.

Más casas que pisos

Por sectores, la actividad promotora se dividió casi a partes iguales entre los pisos y las casas unifamiliares en Castilla y León. Los constructores solicitaron 1.321 visados para viviendas en bloque, un 18,77 por ciento más que hace un año, y 1.210 para edificaciones unifamiliares, un 47,5 por ciento más. En el conjunto del país, en el primer caso se registró un aumento del 15,93 por ciento y en el segundo, del 38,35 por ciento.

Destaca el caso de Palencia, donde los promotores han presentaron menos visados para casas unifamiliares este año que el pasado, y también de Salamanca, donde se dispararon un 158 por ciento. También, en Zamora los constructores no han presentado ningún proyecto en seis meses para levantar un piso, mientras en Valladolid destaca el salto dado desde los 235 de 2020 a los 698 de este año, un 197 por ciento más.