El 25 de febrero de 1983 las Cortes Generales aprobaban el Estatuto de Autonomía de Castilla y León, que reconocía su origen en los antiguos Reino de León y Reino de Castilla. La unión se impuso sin referéndum, a diferencia de otros territorios como Andalucía, y puso en pie de guerra al leonesismo, un sentimiento identitario de base territorial, social y cultural que ya a finales de la década de los 70 reivindicaba la creación de una comunidad autónoma leonesa. El 4 de mayo de 1984 León vivió una histórica manifestación en contra de la unión forzosa de León y de Castilla que reunió a 90.000 leoneses bajo el lema ‘León solo’, y supuso el germen de un leonesismo político que a día de hoy articula mayoritariamente la Unión del Pueblo Leonés (UPL).
En tiempos del bipartidismo, la UPL llegó a conseguir tres procuradores en las Cortes de Castilla y León, aunque nunca ha resultado decisiva para articular mayorías. En los últimos procesos electorales la realidad de la UPL es la siguiente: por León, obtuvo un procurador autonómico, Luis Mariano Santos Reyero; formó pacto de gobierno con el PSOE en la Diputación y logró 146 concejales en la provincia, mientras en Zamora solo tiene seis, y en Salamanca ninguna representación institucional.
Ante la perspectiva posible de un adelanto electoral en Castilla y León, la UPL se frota las manos, y vislumbra un horizonte que le favorece. El sentimiento leonesista ha ganado terreno, gracias en parte a la inestimable colaboración del alcalde socialista de León, José Antonio Diez, que a finales de 2019 promovió una moción a favor de la región leonesa que se ha extendido ya al 50% de los ayuntamientos de la provincia y a otros en Zamora y Salamanca. La despoblación voraz se ceba especialmente con las tres provincias del Reino de León, mientras desde el Gobierno central Pedro Sánchez abre el debate de la descentralización del Estado para proporcionar oxígeno a la España Vaciada. Según un sondeo realizado por el portal de demoscopia Electomanía en 2020, el 55,7% de los salmantinos, el 59 % de zamoranos y el 81% de los leoneses estarían a favor de la autonomía leonesa.
En esta entrevista, Luis Mariano Santos Reyero (Cistierna, 1969) desvela sus planes para la UPL y el congreso que se avecina, para la próxima legislatura, que será la última, y el papel que podría desempeñar la UPL en los próximos meses en Castilla y León.
¿Cuál es la situación actual del partido?
Llevamos 30 años de partido, y goza de muy buena salud. Ni los peores presagios que auguraban que íbamos a desaparecer se cumplieron nunca. Estamos en un buen momento y hay UPL para largo o para muy largo, salvo que se pudiera llegar a situaciones políticas superiores, con plataformas leonesistas que pudieran unificar más espectro electoral. Pero en estos momentos no se dan las condiciones, la mayoría del leonesismo político y social está en la UPL.
El leonesismo tiene fuerza específica en León, pero en Zamora y Salamanca sigue siendo residual. ¿Por qué no ha cuajado en estas provincias?
No lo sé, probablemente porque no hemos dado todavía con la tecla de cuál es el relato para que los zamoranos confíen en nosotros. Lo que a tampoco puedo entender es que se vote a los grandes partidos, según está Zamora, en cuanto a despoblación, a su situación económica agravada porque no haya un desarrollo económico realmente interesante, donde suceden cosas como que algún colegio de profesional, por ejemplo, tenga la sede en Valladolid. Cosas tan raras como esas y al final resulta que siguen votando PP y PSOE. El PP en el ámbito autonómico, desde luego, porque es el mayor responsable y el PSOE, porque también a nivel nacional ha tenido sus competencias de Gobierno.
En Zamora, por ejemplo, el movimiento despierta cierta simpatía…
Yo soy optimista con respecto a Zamora, porque nosotros luchamos contra la construcción de un relato que es falso, de que Castilla y León es algo que nació en el medievo y que ha estado ahí durante toda la Historia de esta España nuestra. Y la realidad es que Castilla y León existe desde 1983, y que hasta ese momento existía la Región Leonesa y que en ese momento León, Zamora y Salamanca no serían el vergel de España, pero desde luego estaban mucho mejor de lo que están ahora. Por lo tanto, el día que nosotros hagamos ver o seamos capaces de hacer ver a los zamoranos y salmantinos que esta unión no será una unión similar a la que se ha producido en Castilla, y que aquí no se está hablando de centralidad, sino de todo lo contrario, de descentralizar y de que las tres provincias tengan su parte institucional perfectamente dirigida y en las tres, con el mismo desarrollo y con los mismos esfuerzos económicos, estoy convencido de que ese día las cosas cambiarán. ¿Qué nos falta? Que estamos luchando con gente que construye su relato con mucho dinero, que es la Junta de Castilla y León, y durante muchos años ha estado construyendo y gastando mucho dinero en generar una identidad.
A pesar de todo ese dinero invertido, ¿cree que no se ha logrado construir esa identidad?
No existe entre otras cosas porque han sido muy torpes. Hay una cuestión identitaria, que en nuestro caso es muy importante, que es la de la historia, pero hay otra, la económica. Cuando tú no tienes ni siquiera capital de esta comunidad autónoma y la no capital concentra el 99 por ciento de las instituciones públicas, a nadie se le escapa que esto es una mancomunidad de provincias donde nadie se siente de Castilla y León, excepto Valladolid.
¿Cree factible que León, Zamora y Salamanca puedan llegar a formar la Región Leonesa, o lo considera una utopía?
A mí me parece perfectamente conseguible. Nosotros no estamos hablando de incrementar el número de políticos, como a mucha gente le gusta decir, de incrementar los gastos o de crear una sede como la que han creado aquí con miles y miles de millones. Estamos hablando de una comunidad autónoma de la Región Leonesa donde prácticamente tengamos los mismos políticos que tenemos ahora mismo, donde se redistribuyen las sedes en forma de que los tres territorios tengan igual participación y donde a la hora de invertir, los núcleos de poder estén diseminados entre todas las provincias, y no en una sola. Esto es tan sencillo y tan complicado como que tienen que ser los políticos los que tengan la convicción de que eso se puede hacer. Eso se hace fácilmente desde el punto de vista político, simplemente con una modificación del Estatuto de Autonomía. Una vez que pase también al Estado y se haga una Ley Orgánica no había ningún problema, porque cumplimos exactamente con la premisa que establecía la Constitución Española, es decir, que serían autonomías aquellas regiones históricas. Nosotros somos una región histórica, por lo tanto, no habría ninguna incompatibilidad. Pero tiene que cambiar la voluntad de los grandes partidos, que hasta ahora viven muy bien en esta comunidad autónoma que es tan inmensa, que es difícil de gobernar, como todos ellos mismos reconocen luego en las comisiones. No tiene ningún sentido, tendría en su momento sentido político, pero no territorial. Esta comunidad se creó con la intención de contrarrestar el poder del País Vasco y de los nacionalismos y se intentó generar una macrocomunidad que les pusiera freno. En nuestro caso, se fundieron dos comunidades en una, y al final tenemos un monstruo que no funciona. Tenemos todo lo peor en Castilla y León, y encima dentro de lo malo, lo peor está en la región leonesa. Los anteriores presidentes centralizaron todo en Valladolid con la Ley de Sedes, a pesar de saber que aquí existía poca identidad y de que no había consenso para nombrar una capitalidad autonómica, que aquí no hay por mucho que a alguno le guste decirlo. Engañaron a la gente con esa Ley de Sedes que ha dado un efecto de concentración institucional.
Ustedes piden que ahora la Junta invierta ese proceso y distribuya la administración autonómica entre todas las provincias. ¿Lo ve operativo?
Ahora mismo es perfectamente operativo, en la era de la digitalización, como ha demostrado la pandemia. Y aunque no lo fuera, es lo más idóneo para luchar contra la despoblación y esa parte de la España vaciada tan de moda. Si seguimos centralizando en Madrid o Valladolid, resulta que nadie querrá vivir en León, Soria, Segovia... Hay que poner las piedras necesarias para cambiar la tendencia. Igual que Valladolid tampoco parece el mejor sitio para instalar el Centro Rural de Animales Silvestres, el ITACYL, la Federación de Montaña. Al final los núcleos de poder acaban concentrando todo a su alrededor, y aquí el poder lo marcan las consejerías, que crean una estructura que es la que está dejando vacíos los pueblos.
¿Qué le parece que el PSOE se esté apropiando en León del discurso leonesista?
Lo que he visto en esta legislatura no lo he visto nunca, y eso nos hace pensar que estamos en un buen momento para ir a unas elecciones. No solo el PSOE. He leído al PP en León -algo que a Mañueco no le gusta- hablar del leonesismo útil. Lo que no es útil es utilizar al leonesismo para conseguir votos. Esto es lo que hizo antaño el PSOE y no es nuevo, es recurrente, intentar apropiarse del leonesismo, y cuando llega el momento de tomar decisiones dejan de ser leonesistas y son profundamente autonomistas. El PSOE es una de las raíces del problema de esta comunidad autónoma, por lo tanto, difícilmente puede ser la solución. Evidentemente, tampoco lo es el PP. Por tanto, ellos utilizarán el leonesismo en clave electoral y nosotros intentaremos demostrar que lo que hacen es un postureo. El alcalde de León nos ha sorprendido esta legislatura, pero es evidente que no puedes criticar cuatro años al PSOE porque sus políticas están atentando contra la provincia de León y la región leonesa y después decir que seguirá en el PSOE porque hay que cambiarlo desde dentro y luego no se presente a ningún cargo interno.
¿Le molesta que se compare al leonesismo con el independentismo catalán?
Me molesta porque es mentira. El PP lo ha utilizado tantas veces, seguramente fruto del desconocimiento más absoluto de la realidad del leonesismo y de lo que pasa en los pueblos. Ahora le ha sorprendido mucho al señor Mañueco y a alguno más que casi el 50% de la población leonesa representada por los ayuntamientos que han votado a favor de la moción proautonomía esté formada por muchos concejales del PP que votan a favor. Nos compara con los catalanes, cuando nosotros hemos utilizado los caminos legales que se permiten para intentar cambiar el modelo territorial sin saltarnos para nada la ley, por lo que no tiene ningún sentido. Y lo más importante: nosotros siempre nos hemos sentido españoles y leoneses. Lo que no somos es castellanos, que no es ni bueno ni malo, es que no lo somos. Yo no voy contra Castilla, somos identidades diferentes, ni mejores ni peores.
¿Qué opina de ese desapego del Bierzo con León y ese sentimiento de afinidad a Galicia?
Es verdad que en algunas zonas limítrofes con Galicia pueda existir, pero es mínimo. No existe ese acercamiento a Galicia que se comenta, es algo forzado. Puede existir cierto desapego a León, también lo puedo reconocer, pero la Junta de Castilla y León ha utilizado durante más de 30 años al Bierzo para intentar frenar el leonesismo. La comunidad que en su momento crearon para frenar el nacionalismo del País Vasco la llevaron a la práctica después en León, y habitualmente invierten dinero para contener el leonesismo. Es verdad que en El Bierzo no somos capaces de tener la representación suficiente. El último intento de Coalición por El Bierzo de esa aproximación a Galicia no ha tenido prácticamente ningún tipo de reconocimiento. Soy de los que creo que si en algún momento El Bierzo decidiera ser parte de Galicia tendría su derecho, pero no es la realidad en estos momentos. La mayoría está encantada de estar en la provincia de León, hay una parte que no lo está, y que tendremos que ganárnoslo los políticos, pero es evidente que a El Bierzo le iría mejor en una región leonesa independiente, tendría un estatus mayor, más autonomía y formaría parte con más igualdad con todos los territorios de la región leonesa.
Le pide al presidente Mañueco que convoque elecciones anticipadas. Es el único que las pide…
Sí, es verdad, me ha sorprendido un poco. Pero para los que vivimos ahora mismo la realidad de las Cortes de Castilla y León sabemos que la institución que se encarga de legislar ha legislado en estos más de dos años apenas dos leyes. No ha hecho prácticamente nada. En estos momentos hay tres leyes esperando, dos ya cuentan con enmiendas a la totalidad, y yo adelanto que presentaré enmienda a la totalidad a la de la ordenación del territorio, que tiene muy pocas posibilidades de salir, porque se ha intentado incluso cambiar las mayorías. Se necesitaba la mayoría cualificada y Ciudadanos ha hecho un ejercicio poco edificante de cambiar esas mayorías para que salga adelante. Por tanto, no hemos sido capaces de legislar. El ambiente que existe ahora mismo en las Cortes no es el más idóneo, porque no existe estabilidad política y no es el mejor escenario para avanzar en una pospandemia y en una crisis económica terrible por mucho que alguien la quiera negar. Por tanto, necesitamos estabilidad y cambio de forma. Entiendo que no se pueden convocar elecciones cada dos años, porque evidenciaría la incapacidad del gobierno para negociar, pero preguntar cada vez que sea necesario es lo más democrático que se pueda defender. Preguntar a los ciudadanos siempre es una buena opción.
¿Cree que habrá elecciones anticipadas?
Yo creo que sí. Estoy convencido de que la situación en estos momentos no es estable, la situación del grupo Ciudadanos no invita al optimismo, es un grupo cuyas perspectivas electorales no son buenas, y ya se está produciendo una desafección entre ellos. Esa es mi sensación. Y yo creo que el Partido Popular no se va a arriesgar a una segunda moción de censura.
En el caso de que se arriesgara y el PSOE se aventurara a presentarla, ¿habría algún supuesto en el cual la UPL la apoyaría?
Yo no hablo nunca de ciencia ficción, pero sí sé lo que nosotros defendemos. Si Tudanca quiere negociar y hablar con nosotros, lo cual no hizo en la pasada moción de censura, sabe de lo que tiene que hablar. Él es muy listo y es perfectamente conocedor de la situación del leonesismo, no tanto porque lo viva, sino porque se lo cuentan. Sabe que tiene que dar algún paso. Si lo da y es capaz de abrir ese debate de forma seria e importante, a nosotros también nos apetece cambiar treinta y pico años de malas políticas. Sin tener la convicción de que lo que venga sería lo mejor. Para convencer a la UPL de apoyar un presidente autonómico en una CCAA en la que no creemos no sirve con una promesa vaga.
¿Por eso no apoyó al PSOE en la moción de censura?
Estoy convencido de que Tudanca era muy consciente de que no le daban los números, y por eso nunca intentó negociar con la UPL, porque es evidente que con nosotros tiene que ceder en determinados aspectos que no eran muy fáciles para él. Ahora el PP tiene que cuidarse de que no se le acerquen los números y la negociación sí se produzca de forma real y el PSOE esté dispuesto a hablar de todo.
En las últimas elecciones la UPL creció un 30%. ¿Qué expectativas tienen ahora?
Fuimos capaces de invertir la tendencia de los últimos tres o cuatro comicios autonómicos, en los que habíamos bajado. Ahora conseguimos subir un porcentaje muy importante, y estamos muy contentos. Y eso fue antes de que el alcalde de León fuera José Antonio Díez, de que se presentaran las mociones que ha presentado la UPL en todos los ayuntamientos, de que más del 50% de la población leonesa ya esté identificada a votos favorables a sus ayuntamientos… Sin ser Einstein, las perspectivas de voto leonesistas son mucho mejores que hace cuatro años. Nos quedamos a 2.000 votos del segundo procurador, y ahora aspiramos a un tercero: hablaríamos de unas elecciones diferentes, porque nunca se ha concurrido a unas autonómicas donde no existe un componente municipal, que a nosotros nos tiene que beneficiar. Como todo en política, no se puede certificar hasta que no pase, pero creemos que sí es posible.
Esos tres procuradores podrían suponer la llave de un gobierno…
Probablemente para ser llave y para intentar tener más cerca nuestros objetivos políticos.
¿Quién sería su socio preferente?
No hay socio preferente. Nosotros hemos pactado en alguna ocasión con el PP en León, no fue muy bien. Hemos pactado con el PSOE en esta última legislatura en la Diputación, porque considerábamos que era importante cambiar 24 años de gobierno. Tampoco está yendo bien, no voy a engañar a nadie. Nuestro planteamiento es que no nos fiamos de ninguno de los dos, por lo tanto, tienen que ser ellos los que nos demuestren que son interesantes. Tampoco soy muy partidario de pactos globales, sino de pactos y negociaciones puntuales. Los pactos globales hacen que tengas que ceder en cosas que no tenías pensado. Es evidente que nosotros nunca estaremos en el Gobierno de la Junta de Castilla y León, sería una contradicción. No podemos gobernar una administración autonómica en la que no creemos, nuestro objetivo es el que es. No engañamos. El problema es cuando alguno dice que quieres ser leonesista pero dentro de esta Comunidad Autónoma. Eso es para hacérselo ver.
¿Preguntarle a usted qué haría si fuera elegido presidente de Castilla y León sería una paradoja?
Yo no gobernaría nunca Castilla y León, pero es evidente que cualquier persona decente cambiaría el modelo de desarrollo centralista de esta comunidad autónoma. Yo nunca gobernaré Castilla y León, pero si tuviera que aconsejar a alguien que la gobernara le diría que descentralice instituciones, que reparta esfuerzos económicos, intentando igualar ahora, lo mismo que ha desigualado a unos territorios con otros durante 33 años. Que aquellos territorios que más debilitados están tienen que tener los mayores esfuerzos económicos de inversión. Y si se sigue así al final habrá un erial en muchas provincias y un centro fortalecido a base de dinero público.
Si tuviera en su poder la lámpara de Aladino y pudiera pedir un deseo para su última legislatura, ¿cuál sería?
Abrir el proceso de cambio de modelo territorial, ese es mi deseo más absoluto. Que la Región Leonesa sea la décimooctava comunidad autónoma de España. Ese es mi objetivo político y el deseo con el que me marcharía a mí casa al día siguiente completamente satisfecho. Además, si dependiera de que yo me marchara, mañana mismo.
Congreso a la vista y último mandato para Santos Reyero
¿Cómo se presenta el Congreso del próximo 27 de noviembre?
Se presenta apasionante, hasta el día 25 todavía hay plazo para presentar candidaturas y en estos momentos hay una a secretario y vicesecretario general, que es mi candidatura y la de Eduardo López Sendino. Lo que sí es seguro es que va a cambiar el presidente, porque quien ha estado durante los doce últimos años, Pedro Gallego de la Torre, que fue concejal en Benavente, ha decidido dar un paso atrás y ha dicho que su ciclo político ha terminado. De momento hay una candidatura, la de Carlos Salgado.
Se presupone entonces que no hay corrientes ni divisiones internas en el partido…
No, el partido atraviesa por un momento muy importante de unión. En las pasadas elecciones tampoco hubo más candidaturas que la mía y en estos momentos no ninguna división. Tampoco tendría que haberla por el hecho de que se presentan más candidatos, pero la historia de la UPL generalmente se ha caracterizado por sufrir grandes divisiones en los congresos, y probablemente hemos pagado en las urnas esa división interna en demasiadas ocasiones. Al final, la parte que se enfrentaba y perdía el Congreso solía abandonarlo e incluso se formó un partido, el PAL-UL, que se escindió de la mano de José María Rodríguez de Francisco. Nosotros hemos hecho el camino inverso. Cuando tomamos posesión en el gobierno del partido decidimos unificar todo el leonesismo y empezamos por ese partido, que ya está asimilado a la UPL, incluso alguno es concejal, como Quique Valdeón en el Ayuntamiento de León, y probablemente haya representación importante también en ese Congreso.
¿Qué objetivos se plantea acometer en este próximo mandato en la UPL?
Feminizar los órganos del partido y rejuvenecerla. Estamos observando más afiliación de juventud, sobre todo en León, y también en Zamora, y eso nos hace ser optimistas. Para nosotros es el final de una época, y yo también tendré que ir pensando en ceder el relevo, porque esta es la última vez que opto a secretario general. Entiendo que dos legislaturas son suficientes y que es buena la renovación.