El acoso, la violencia, el maltrato en el aula o el 'bullying' -da igual el término bajo el que se defina- sigue siendo una realidad preocupante y un problema que continúa sin resolver en los centros escolares de la región. Una asignatura pendiente desde que se ha hecho visible en la sociedad. Fechas como la de hoy, Día Internacional contra la violencia y el acoso en la escuela, incluido el ciberacoso, sirven para poner sobre la mesa una problemática social que, desde la pandemia, está registrando un cambio de tendencia en la que desempeñan un papel fundamental las redes sociales.
El último informe de Convivencia Escolar en Castilla y León corresponde al curso 2019-2020, en el que se suspendieron las clases presenciales desde el mes de marzo, y refleja un total 20 casos de acoso confirmado (de los 271 clasificados como posibles) con la implicación de doce alumnos y ocho alumnas. Por provincias, encabeza el ranking Valladolid con cuatro casos detectados, seguido por Burgos, Salamanca y Palencia con tres en cada una de las provincias; Segovia y Soria con cuatro en total y Zamora y Ávila con un caso detectado por provincia. Son precisamente las etapas de primaria y secundaria en las que se produce un mayor número de episodios de acoso, equiparándose las cifras con 9 casos en cada uno de los ciclos educativos anteriormente citados.
No obstante, en la presentación de ese informe, la consejera de Educación, Rocío Lucas, señaló que "la conflictividad sigue siendo baja y las incidencias graves vuelven a tener un carácter puntual y están muy localizadas". La consejera se refiera a una localización de los casos que se detectan en los centros, cuyas cifras varían si se atiende a la titularidad de los mismos. Así, de los 884 centros públicos de la región, un total de 490 notificaron algún tipo de incidencia en el curso 2019-2020 y de los 191 centros concertados, un total de 148 colegios comunicaron algún tipo de conflicto en este sentido.
Cambio en el tipo de acoso
Además, el extenso informe muestra que el cambio que ha originado la pandemia en las aulas ha supuesto también una transformación en el tipo de abuso, ya que los casos de ciberacoso, tal y como refleja la Junta de Castilla y León, revelan un total de 40 episodios de 'ciberbullying' que se reparten entre las nueve provincias de un modo desigual con Burgos a la cabeza (13 casos), seguido por Salamanca (11), León (6), Valladolid (3) Segovia y Ávila (2 en cada provincia) y Palencia, Soria y Zamora (1 caso en cada zona).
En este sentido, la etapa educativa en la que más se dan este tipo de conflictos a través de las redes sociales se produce en educación secundaria, con un total de 33 casos de los 40 registrados.
Algo que llama la atención es el sexo de los jóvenes que abusan de sus compañeros, pues son más las niñas (21) que los niños (19) que usan las redes como canal para el acoso. Aunque aun es pronto para analizar el balance de este curso, ya que los datos se publican en diciembre, desde la Federación de Ampas de Valladolid (Fapava) tienen claro que los casos de ciberacoso han tenido que aumentar en los últimos meses.
"Los niños han pasado de no tocar móviles, tablets u ordenadores a trabajar con ellos, crear grupos de trabajo y hablar por redes sociales. Ese cambio acelerado de hábitos, en los que las familias han cedido, va a propiciar que aumenten los casos de acoso a través de Internet", señala la presidenta de Fapava, María Capellán.
'La violencia en línea' afecta a los alumnos que lo padecen en su rendimiento escolar, a su salud mental y a su calidad de vida pues este tipo de acoso no les permite desconectar en ningún momento, ya que no se produce ese cambio de escenario del aula a casa, lugar donde se sienten más seguros.
De hecho, el último informe de la Fundación Anar, que ayuda a niños y adolescentes en riesgo desde hace más de 50 años, señala Whatsapp, Instagram, TikTok y los videojuegos como las principales plataformas que usan los menores para acosar a otros compañeros. Por eso, asociaciones de padres de la región inciden en la importancia que juega el rol de los padres sobre el control de los menores durante el uso de videojuegos, chats y redes sociales.
Silencio ante el 'bullying'
Centro, Ampas, Consejo Escolar e instituciones tienen claro cuáles son los protocolos a seguir en caso de localizar un posible episodio de maltrato de cualquier tipo en las aulas. Aunque la práctica difiere muchas veces de la teoría y desde Fapava se muestran rotundos ante el hermetismo que genera, en los centros educativos, este tipo de conflictos.
"Hay una Comisión de Acoso, pero no es fácil que se reúna. En la mayoría de los casos se intenta tapar desde los propios centros, solucionar antes de que trascienda e incluso muchas veces por miedo a dar una mala imagen del centro se sigue silenciando. Esto sigue pasando", asevera Capellán.
La raíz del problema es "la gran falta de información que existe entre administraciones, federaciones, Ampas y colectivos. Es necesario un cambio estructural que no se va a conseguir de la noche a la mañana, pero que tiene que llegar", señala la presidenta de Fapava.
Las Ampas coinciden en que se necesita más implicación por parte de los colectivos y más participación por parte de alumnos y familia. "Es muy complicado que la gente colabore y participe en talleres, charlas y actividades de educación y concienciación, lo que sucede es que en educación secundaria echamos en falta más formación en este sentido. Los padres dejan más libertad a los hijos en ese ciclo y es un gran error", puntualiza Capellán.
Desconocimiento del problema
La tónica habitual que reflejan las Ampas es el desconocimiento en este sentido para localizar, atajar y educar para que no se repitan este tipo de comportamientos en las aulas. "No tienen claro lo que es el acoso, no hay una formación continua y en el caso del ciberacoso muchas veces no saben lo que publican y las consecuencias que puede tener. Hace falta echar muchas más horas en este sentido y hacerlo tanto dentro como fuera del horario lectivo. Echamos de menos algún tipo de educación y observamos que a partir de 5º de primaria, sobre todo, las niñas que por lo general maduran antes demandan más información sobre acoso", finaliza Capellán.
Al tener normalizados ciertos comportamientos, los alumnos no saben si están ejerciendo un papel de 'abusador' y en eso coincide la Fundación Anar, que muestra en su último estudio que el 22% de los niños y adolescentes encuestados reconoce haber podido participar en una situación de bullying o 'ciberbullying' sin darse cuenta.