Ultiman los hosteleros Castilla y León los detalles para ofrecer a sus clientes una Nochevieja 'postpandemia' que permita recibir con normalidad al 2022, una noche que sea el reflejo de las celebraciones que no conocían la palabra pandemia. Los dueños de los locales de la región coinciden ante las sensaciones que tienen los clientes, "hay tantas ganas de celebrar que ya se están agotando las entradas de los cotillones para disfrutar a lo grande de la última noche del año".
Pero al mismo tiempo que 'vuelan' los pases de los establecimientos que prometen diversión hasta el amanecer, la sensación de incertidumbre y preocupación ante la posible implantación esta semana -por parte de la Junta de Castilla y León- de un pasaporte Covid para entrar a cualquier establecimiento hostelero, de restauración o de ocio nocturno crece entre los dueños y gerentes de miles de locales que temen que sea vean trastocados, de nuevo, los planes de fiesta esta Navidad.
Entradas agotadas
Locales como la Sala 20 en Valladolid han vendido ya todas las entradas de cotillón para Nochevieja, "no queremos aglomeraciones, por eso mantenemos el aforo de 220 personas en los 520 metros cuadrados que tenemos de sala, pero el pasaporte sería otro varapalo si la gente empieza a cancelar con todo comprado, algo que afecta a nivel de negocio y proveedores", señala Diego Rodríguez.
Pese a las diferencias de precios, con ofertas que van desde los 55 a los 100 euros en la capital del Pisuerga y que ofrecen bono copas, recenas, 'afters' y música en directo, a medida que pasan los días se hace más complicado encontrar sitio para despedir el año 'de forma más privada'.
Lo mismo sucede en establecimientos como La Embajada, donde se ha completado el aforo de 180 personas, "quiero que la gente esté a gusto y tengo muy claro que si por las restricciones se cancela, devolveremos de forma íntegra el dinero", explican desde la organización de la fiesta de Nochevieja en el local.
"La gente ha respondido muy bien y muestra de ello es que en apenas dos horas se agotasen todas las entradas del cotillón del Museo de la Ciencia, quedan pocas para la fiesta de Nochevieja de Asklepios y en la zona de San Miguel y Cantarranas, bares como Los 7 Enanitos, Neverland, Soley, Dublín, Baco y El Farol llevan buen ritmo de entradas, aunque en los últimos días las llamadas se repiten con una duda, si devolvemos la totalidad del dinero en caso de que no se puedan celebrar y así lo haremos", señalan desde la organización.
Aunque no están muy preocupados por la implantación del pasaporte Covid por el perfil joven de su clientela son conscientes del esfuerzo económico que ha supuesto triplicar la seguridad a la vez que se reducen los aforos, pero en su caso les preocupan más las restricciones de horario, "sería la ruina total".
Pronóstico incierto en las celebraciones
Desde la Confederación de Hostelería y Turismo de Castilla y León no son ajenos a la realidad en la que se encuentra la Comunidad; inmersos en la sexta ola, con el incremento paulatino de los contagios y varias capitales en riesgo alto (Ávila, Burgos, León, Salamanca y Valladolid) el pronóstico es igual de incierto que de preocupante de cara a las próximas semanas.
"Depende mucho de lo que quieran y cómo lo quieran hacer. No podemos impedir la entrada a nadie, el cómo piensan regularlo lo desconozco, pero no se le puede imponer al sector una restricción que no tiene ningún sentido a la hora de evitar contagios, pues el estar vacunado no implica que no puedas contagiarte. Hay que incidir en distancia, higiene de manos y mascarilla. Imponerlo sería llevarnos a un enfrentamiento con el público que ya está muy irascible", señala la gerente de la Confederación, María José de la Calle.
Para los hosteleros de la región implantar un pasaporte Covid "daría una sensación de falsa seguridad, también dentro de los cotillones, lo que supone además el coste añadido e inasumible para miles de negocios que tendrán dificultades para tener a una persona encargada de pedir el polémico certificado", señala De la Calle.
Comparten parecer desde la Asociación 'Más que bares' de Valladolid, que está "expensas de a ver qué pasa y si tocan o no los horarios. Al final parece que solo se toman medidas en hostelería, como si la gente no se concentrara en tiendas y supermercados. Sería un palo económico y de organización, además de echarnos a los clientes encima por la Ley de Protección de Datos o si hay gente que se niega a enseñarlo. No somos policías", explica su presidente, Víctor Morgan.
Desigualdad en el acceso
Desde la Confederación de Hostelería de Castilla y León hablan de la desigualdad que se produciría entre cierta franja de edad de la población que asiste a restaurantes y bares. "Más allá de la Nochevieja o del ocio nocturno se crearía una situación de desigualdad entre personas de cierta edad como mayores de 65 años que no tengan posibilidad o conocimiento para descargar el certificado, ¿se lo harán llegar de alguna forma o entonces no entran?; pequeños negocios, bares de barrio, ¿ponen a una persona en la puerta? Es inasumible, cualquier restricción más sería la puntilla".
Por precaución, muchos de los organizadores de cotillones en Valladolid han decidido no llenar los locales, "están muy concienciados, han sufrido mucho y el sector se encuentra en unas condiciones en las que hay terror a nuevos cierres", señala De la Calle, quien lleva en el sector de la representación de hosteleros desde hace más de 33 años y "nunca había visto una situación tan precaria. Solo en Valladolid hemos pasado de tener 3.500 establecimientos a 2.500 desde la pandemia y se ha registrado una caída del 20% a nivel regional".