Patricia Martín / ICAL
El coordinador científico de proyectos de Investigación de FEMUR y director del Instituto Clínico y de Investigación Interdisciplinar en Neurociencias (ICIIN), Carlos Valiente, destacó hoy que las mujeres rurales fueron más estables emocionalmente ante la pandemia. La conclusión del estudio ‘Impacto de la Covid19 sobre la mujer rural y su entorno’ es que las mujeres participantes, de 15 comunidades autónomas, tuvieron “una mejor estabilidad emocional” y menores síntomas de sintomatología depresiva, al contar con una mejor regulación cognitiva, conductual y emocional.
El impacto de la COVID-19 sobre la mujer rural y su entorno, con el subtítulo ‘Variables psicológicas asociadas a la calidad de vida’, abordó, en primer lugar, la incidencia del COVID-19. Sobre la muestra final integrada por 1.530 mujeres con una edad media de 55,23 años, de pueblos con menos de 5.000 habitantes, 200 pasaron la enfermedad y 1.330 no, un 13,1 por ciento, frente a casi un 87 por ciento.
Para el responsable del estudio, los distintos resultados obtenidos en esas mujeres, “la notable menor incidencia que la pandemia ha implicado en las mujeres que viven en los núcleos rurales, tanto en términos de padecimiento directo como respecto a la afección sobre personas cercanas a ellas. Entre sus familiares, lo pasaron casi un 46 por ciento, y un 54,2 no. Además, un once por ciento de las participantes, han perdido un familiar por el COVID-19.
Carlos Valiente detalló que se han evaluado los niveles de ajuste emocional, de sintomatología depresiva, al ser conscientes de la relevancia de fenómenos como el mindfulness basal, él que se tiene sin haber aprendido estas técnicas de la filosofía oriental, a través del rendimiento de las mujeres rurales en la capacidad ejecutiva, es decir, la potencialidad para lograr regularse en las dimensiones, cognitiva (pensamiento), emocional (afecto) y conductual (comportamiento), que tienen que ver con el córtex prefrontal del cerebro.
Entre las mujeres socias de FEMUR encuestadas, resultó que contaban con una mejor regulación cognitiva, conductual y emocional, así como elevados niveles de mindfulness, de atención plena, así como “una tendencia disposicional o estilo de vida, sin necesidad de tratarse de personas que practican estas técnicas terapéuticas”.
Para los autores del estudio ‘Impacto de la Covid19 sobre la mujer rural y su entorno’, las mujeres rurales demostraron “mayor capacidad para gestionar la situación con las propias herramientas personales, demostrando una impactante resiliencia y autonomía personal”. Una estabilidad emocional que, en opinión del investigador Carlos Valiente, se vio reforzada cuando las mujeres contaban con un trabajo o actividad profesional, que se suele asociar a mayor autoestima, autonomía económica y relaciones sociales.
Para el director del Instituto Clínico y de Investigación Interdisciplinar en Neurociencias, las conclusiones de este estudio se deben de tomar en consideración para otros estudios y, sobre todo, para las medidas a implementar en contextos como la España Vaciada, máxime cuando se habla de personas con mayor vulnerabilidad “por no poder contar con los mismos medios, prestaciones y recursos de salud”.
Confianza médico-paciente
Carlos Valiente también hizo hincapié en la importancia que tiene en las zonas rurales, su trayectoria histórica y la tradición oral en temas relacionados con el cuidado y la salud. Puso como ejemplo la conversación que tuvo con vecinos de una persona que vivió 104 años, que siendo pequeña fue testigo de la Gripe de 1919 y lo mal que lo pasaron sus padres. En los genes y las herramientas biológicas, en “ese paquete cultural de generación en generación en los pueblos a nivel oral tiene mucha fuerza”.
Además, también remarcó un comentario que suelen hacer entre los compañeros sobre la relación entre la figura de la Medicina, del médico, que tiene “más ponderación en el medio rural que en las ciudades”, por ese estilo de vida que se mantiene durante décadas. De ahí, que sean muy pocas las reticencias que tienen los habitantes del medio rural en vacunarse.
En definitiva, remarcó que “la relación, en el mundo rural, entre el médico y paciente es mucho más arraigada, más estrecha y cercana habitualmente, lo que favorece una mayor confianza de la persona y favorece que los mensajes lleguen mas lejos”. La relación médico-paciente en los países nórdicos está “más perdida”, de ahí que los procesos de vacunación sean diferentes que en España.
“Ante una circunstancias como ésta, la confianza es fundamental para los mensajes lleguen y sea una de las claves del éxito”, argumentó, así como, “la particular solidaridad entre nosotros, por la que la confianza en lo que se dice el médico está muy valorado”. Sin olvidar, sostuvo, el sistema sanitario público y universal.
La presidenta de FEMUR, Juana Borrego, destacó “la fuerza” de toda esta investigación sobre el COVID-19 y la mujeres rurales. Durante la pandemia, estas mujeres demostraron el peso que tienen “en el campo y en la casa”. Borrego señaló que, cuando llegó el COVID, “todos hicimos un giro, un poco más de su parte y más ella para para ayudar a las personas mayores en los pueblos apoyarles y ayudarles, hacer mascarillas, llevar alimentos, medicamentos y avisar a las distintos profesionales sanitarios”.
Este estudio estuvo subvencionado por el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030, se trata de la primera investigación nacional, que sigue poniendo en valor el espíritu innovador de FEMUR gracias a su estrategia en I+D+i, al ser este año el tercer informe de investigación sobre diferentes aspecto que afecta a las mujeres rurales.
Por su parte, el presidente del Colegio de Médicos, Graciliano Estrada, presente en el acto de presentación, destacó que es “un estudio de extraordinario valor” y felicitó a Carlos Valiente por la metodología empleada y abordar estos aspectos en un grupo de personas concreto y de tremenda importancia en el ámbito rural, con “conclusiones interesantes”.