El Partido Popular lleva 36 años gobernando ininterrumpidamente en Castilla y León, lo que convierte a la Comunidad en la que más tiempo ha mantenido en el poder a un mismo partido a día de hoy. Pero el estrecho vínculo de los populares con esta región no es casual: en Castilla y León se puso la semilla de la formación que en 1996 llevó a la derecha democrática a La Moncloa por primera vez desde el restablecimiento de la democracia.
La elección de José María Aznar como presidente de la Comunidad, el 27 de julio de 1987, supuso el punto de partida de un proceso de cambio en el que el nuevo líder popular, acompañado de un pequeño núcleo de asesores, transformó la imagen y el mensaje de la Alianza Popular (AP) de Manuel Fraga, convirtiéndola en un partido de centroderecha liberal al estilo europeo. Un proceso que culminaría en el Congreso de refundación del partido, en el mes de enero de 1989, en el que se fundó el Partido Popular (PP) tal y como lo conocemos en la actualidad.
El triunfo de 1987 y el experimento liberal
Aznar llegó a Castilla y León por una auténtica carambola del destino, ya que varios altos cargos de Alianza Popular preferían al exministro del Interior Rodolfo Martín Villa como candidato para las elecciones autonómicas que iban a celebrarse en 1987. Finalmente, la postura del entonces presidente de la formación, Antonio Hernández Mancha, se terminaría imponiendo y este inspector de Hacienda madrileño de tan solo 34 años, que acababa de llegar de su destino en Logroño, se convirtió en el cabeza de lista en las papeletas de la coalición conservadora en las elecciones autonómicas de junio de 1987.
En febrero de ese año, Aznar ya se había instalado en Valladolid, concretamente a un histórico edificio de la Acera Recoletos, y comenzaría en ese momento un auténtico idilio del futuro presidente con la ciudad, la provincia y la Comunidad. Castilla y León en aquel momento llevaba cuatro años bajo mando socialista, con un último año especialmente convulso después de la dimisión en 1986 del presidente Demetrio Madrid, que se encontraba implicado en un caso de justicia laboral en una de sus empresas del que tres años después salió absuelto.
La situación turbulenta en el seno del PSOE de Castilla y León beneficiaría al recién llegado y AP ganó las elecciones autonómicas en porcentaje de votos, aunque quedaría empatado a 32 escaños con el PSOE y lejos de la mayoría absoluta. Pero la suerte estuvo de su lado.
Aznar logró el apoyo del único procurador del Partido Demócrata Popular (PDP) –partido liberal que se había presentado en coalición con AP en las generales de 1982 y 1986– y del representante de Solución Independiente (SI) – la formación encabezada por el entonces alcalde de Burgos, José María Peña. Además, consiguió, tras una ardua negociación, la abstención de los 18 procuradores del Centro Democrático y Social (CDS) de Adolfo Suárez –a cambio de la cual su cabeza de lista, Carlos Sánchez Reyes, logró la Presidencia de las Cortes–, y todo ello permitió a Aznar ser investido presidente de la Junta de Castilla y León en julio y formar un Gobierno en minoría.
Poco después de ser elegido presidente, entraría en escena una figura fundamental para entender la historia de la derecha en España: Miguel Ángel Rodríguez. Rodríguez en aquel entonces trabajaba como periodista en El Norte de Castilla y Aznar le eligió como responsable de comunicación. Una elección que terminó tornándose acertada.
Según cuentan, en uno de sus primeros encuentros, tras pedir el entonces candidato de APA un refresco en un bar de Valladolid, Rodríguez le dijo: "Si bebes Coca-Cola aquí, no ganarás nunca". El periodista se convirtió en el director de Comunicación de AP en 1988 y en torno a su carismática figura se fueron situando una serie de jóvenes liberales que terminarían conformando el círculo de confianza de Aznar: el conocido como 'Clan de Valladolid'. Entre estos, terminarían destacando personalidades como Guillermo Gortazar, Miguel Ángel Cortés, Jesús Sepúlveda, Carlos Aragonés, Pilar del Castillo, y Ana Mato.
La política nacional y la fundación del PP
Castilla y León se convirtió entonces en el laboratorio de experimentación en el que el 'Clan de Valladolid', dirigido por Aznar y con Rodríguez como ideólogo, puso en práctica las ideas con las que tenían intención de renovar Alianza Popular, en un momento en el que muchos de los postulados de la coalición de Fraga se habían quedado ya desfasados.
Entre esas ideas, destacaban una férrea defensa de la economía de mercado –en un contexto propicio tras el final de la Guerra Fría y el, al menos momentáneo, triunfo del neoliberalismo y de Estados Unidos a nivel mundial– y un giro hacie el 'centro reformista' con el objetivo de romper con los vínculos que AP tenía con el tardofranquismo –el partido había sido fundado por siete ministros franquistas– además de con la clara intención de integrar en una sola opción política a las aún disgregadas familias del centroderecha español.
Esta nueva posición experimentada en Castilla y León se trasladó al partido a nivel nacional en el Congreso de refundación del partido que se celebró en enero de 1989 en Madrid y en el que se confirmó la transformación de AP en el Partido Popular, siendo nombrado Aznar candidato del recién creado partido a las elecciones generales de ese año, lo que supuso su salida de la política autonómica tras una corta experiencia de dos años.
A nivel autonómico, en mayo de 1989 se produciría un pacto con el CDS que configuró por fin un Ejecutivo en mayoría en la región con la entrada de dos consejeros del partido socioliberal que compartirían Gobierno con Aznar hasta el mes de septiembre, José Luis Sagredo y José María Monforte Carrasco. El flamante nuevo candidato del PP a nivel nacional abandonó entonces la Presidencia de la Comunidad: la fase de pruebas había llegado a su fin y le tocaba llevar a la práctica sus postulados en España.
Las elecciones de octubre de 1989 aún no dieron los frutos esperados por los nuevos estrategas de la derecha española y el PP logró 107 escaños –solo dos asientos más que los conseguidos por Manuel Fraga en 1986– frente a los 175 del PSOE de Felipe González, que mantenía una amplia mayoría, aunque comenzaba a dar muestras de desgaste.
Ese mismo año, Aznar creó en Valladolid la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), que se convertió en el laboratorio de ideas del aznarismo y en la brújula de la línea ideológica popular durante las décadas de 1990 y 2000, con el neoliberalismo económico y el atlantismo como ejes principales. En abril de 1990 se celebraría el Congreso de Sevilla en el que Aznar fue elegido presidente del PP con el lema Centrados en la libertad, que conjugaba dos de las claves que Aznar quería trasladar al nuevo partido: el giro al centro en cuestiones morales y sociales y la defensa del liberalismo político y económico.
La derecha, por primera vez en La Moncloa
Las elecciones de junio de 1993 dieron los primeros frutos de la estrategia liberal iniciada en Castilla y León seis años antes y el PP de Aznar obtuvo 141 escaños –34 más que en la anterior cita electoral– mientras que el PSOE bajaba a 159 y perdía la mayoría absoluta. Con todo, el voto favorable de los nacionalistas de Convergencia i Unió (CiU) y del Partido Nacionalista Vasco (PNV) en la sesión de investidura permitió a González continuar su mandato de más de una década, pero su Ejecutivo, cada vez más lastrado por los casos de corrupción y el escándalo de los GAL y la guerra sucia contra el terrorismo, daba sus últimos coletazos.
Tres años después, a la tercera fue la vencida y Aznar logró finalmente la victoria en las elecciones de marzo de 1996. El inspector de Hacienda que se había formado como político en Valladolid logró que una fuerza de centroderecha fuese la más votada en España por primera vez desde el restablecimiento de la democracia en 1977. Culminaba de ese modo la labor iniciada nueve años antes por el 'Clan de Valladolid' y su representante más carismático, Miguel Ángel Rodríguez.
El próximo 23 de julio, Alberto Núñez Feijóo aspira a que Castilla y León siga siendo el feudo del PP que ha sido desde entonces y le aúpe como nuevo presidente del Gobierno, como ha dejado entrever en más de una ocasión durante la campaña. Además, para el PP es fundamental la figura de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que logró la mayoría absoluta en las elecciones del pasado 28 de mayo y que ha supuesto un auténtico revulsivo para el PP a nivel nacional. El principal asesor de Ayuso en Madrid es precisamente Miguel Ángel Rodríguez. El círculo se cierra y quien puso la semilla que germinó en el éxito del PP a nivel nacional en los años 90 desde Valladolid, ha vuelto para dar un nuevo impulso a la derecha en España.