“Tenemos que ir a votar. Que la gente opine, con sus pros y sus contras. Ejercer el derecho que tenemos de libre expresión. Eso sí, pido a los políticos menos palabrería y más hechos y cumplir lo que prometen”. Javier Oliveras deposita su sobre a las elecciones autonómicas en el colegio electoral ubicado en la sede de la Asociación de Vecinos Pinar de Antequera de Valladolid, en el que están censados todos los internos del Centro San Juan de Dios, la mayor parte de ellos personas con discapacidad intelectual. Muchos de ellos necesitan un acompañamiento específico que facilite su voto inclusivo. En este centro vallisoletano tienen derecho a voto 280 personas con discapacidad intelectual.
Carmelo Muñoz es uno de los muchos que hoy desarrollan esa labor. Y Javier Oliveras, encantado de que lo acompañen. Con 59 años, posee una discapacidad intelectual que no le impide decidir su voto, a quién quiere y, además anima a todos los demás a que lo hagan. Pero insiste en su mensaje. “Que cumplan lo que prometen. Todos. Y no solo en nuestro colectivo, que también, sino para todos los castellanos y leoneses”, espeta.
La excepcionalidad de que este 13 de febrero las elecciones se celebren únicamente en la Comunidad, hace que todos los sobres y sufragios sean del mismo color, salmón. Pero la labor de estos técnicos de acompañamiento, en unos comicios en que coincidieran con municipales, generales e incluso para decidir pedanías y presidentes de juntas vecinales, se ampliaría también a ayudar y facilitar ese voto inclusivo, evitando la equivocación.
Tras hacer una breve cola en el colegio, donde recogió su voto en la cabina dispuesta pero con total privacidad, este madrileño, con 40 años ya en San Juan de Dios, ha votado desde los 18 años, pues nunca ha estado incapacitado para ello, algo que se decide en función del grado de la misma. “Para ellos es un paso importante, porque se sienten completados”, explica Carmelo Muñoz, quien esta mañana ha ido a recoger a Javier a su piso tutelado, en el barrio de Pajarillos, en el que reside junto a otras tres personas.
Después de votar, acude a misa, a la Plaza de San Nicolás, en la otra punta de la ciudad, en un día importante para él, pues se volverá a encontrar con muchos de sus compañeros cofrades. “Yo estoy a todo, voto y me gusta la Semana Santa”, dice entre risas, para ironizar que este año, tras dos años sin salir en procesión, “lo cogemos con mucho deseo”.
No obstante, Oliveras reconoce que “no tenía muchas ganas de acudir a votar”, pero al final se ha animado. Admite que era uno de los miles de indecisos en la Comunidad, ese grupo que según todas las encuestas puede decidir a última hora el destino del Gobierno de la Junta de Castilla y León a partir de mañana. “Hoy toda España nos está mirando”, sentenció.
Entre risas, y en uno de los mejores espacios para votar de toda la ciudad, en medio de un pinar y en plena naturaleza, Carmelo Muñoz y Javier Oliveras recuerdan que en las últimas semanas ha llegado al Centro San Juan de Dios toda la propaganda de todas las candidaturas que se presentan. Y cada una de ellas a título nominativo para cada uno de los internos, tal y como figura el censo. Por eso, confían en que al igual que ahora se acuerdan del colectivo, “lo hagan también” a partir de mañana”.
10.000 en Castilla y León
Unas 10.000 personas con discapacidad intelectual de Castilla y León pueden votar este domingo, después de la aprobación de la reforma de la Ley Orgánica de Régimen Electoral General (Loreg), que a partir de diciembre de 2018 otorgó el derecho de sufragio a todas las personas con discapacidad sin exclusiones. De este modo, estos comicios son los cuartos en que este colectivo hace oír su voz con su voto, además de suponer la plenitud del reconocimiento de su condición de ciudadanía.
Este derecho ha supuesto en las últimas semanas un trabajo extra entre las entidades del Tercer Sector que se han encargado de adaptar los materiales, como los programas electorales en fácil comprensión para que el colectivo pudiera conocer, de forma sencilla, las promesas de cada formación política. Además, las asociaciones han centrado sus esfuerzos en explicar la mecánica de la votación para que las personas con discapacidad intelectual supieran el proceso previo antes de depositar la papeleta y el sobre en la urna. De ahí que las entidades hayan tenido que llevar a cabo simulacros y ensayos de votaciones durante los últimos días.