El destino de Onésimo Redondo al nacer parecía muy diferente de lo que resultaría siendo. Un hombre de campo, hijo de agricultores, que llegó a este mundo el 16 de febrero de 1905 en el municipio vallisoletano de Quintanilla de Abajo –hoy Quintanilla de Onésimo– cuya vida, en principio, no parecía destinada a la importante labor política que terminaría desempeñando.
Después de pasar una infancia entre campos y viñedos en su pueblo natal, se trasladó a la capital vallisoletana en 1919 –con solo 14 años– tras obtener una beca para cursar estudios de Bachillerato en el Colegio Nuestra Señora de Lourdes, de los Hermanos de las Escuelas Cristianas. En este centro, recibió una educación profundamente basada en los valores cristianos, que ya le habían sido inculcados en su ámbito familiar, especialmente por su madre, Juana Ortega, una mujer muy devota. Esa combinación de la defensa del mundo agrario y del catolicismo marcaría profundamente su vida y le dotaría de un carácter peculiar que le diferenciaría de otros dirigentes del protofascismo español.
La etapa salmantina
En el otoño de 1921, tras graduarse en el Colegio Lourdes –y decidido a continuar sus estudios– se matricula en Derecho en la Universidad de Valladolid. A su vez, y con la intención de obtener autosuficiencia económica, decide presentarse a las oposiciones para Auxiliar del Ministerio de Hacienda y en diciembre de 1922, una vez superado el proceso, es destinado a la Tesorería de Hacienda de Salamanca. Se mudaría a la ciudad del Tormes pocos meses después, viéndose obligado a trasladar su expediente de Derecho a la Universidad de Salamanca.
En la capital salmantina vivió el golpe de Estado del general Miguel Primo de Rivera, en septiembre de 1923, y se significó políticamente por primera vez apoyando el pronunciamiento, aunque por ese entonces seguía más centrado en sus estudios y en su trabajo como funcionario. Durante sus años universitarios, además, profundiza en la lectura de autores que se convertirían en referentes de su pensamiento político como Marcelino Menéndez Pelayo, Jaime Balmes, Juan Donoso Cortés, Miguel de Unamuno o José Ortega y Gasset, entre otros. Las escapadas a su Quintanilla de Abajo natal los fines de semana, además, son frecuentes y Onésimo empieza a tomar cada vez más conciencia de los problemas del campo castellano.
En Salamanca entra en contacto con la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) y con su fundador, Enrique Herrera Oria, incrementándose aún más sus inquietudes y su implicación política. En 1926 pidió la excedencia en su puesto de funcionario y, ese mismo año, finaliza sus estudios de Derecho y vuelve a Valladolid. Al año siguiente trata de aprobar las oposiciones de para la Abogacía del Estado, con la intención de mejorar la posición en el funcionariado que tenía en Salamanca, algo que no logra y que le sume en un profundo desánimo.
Lectorado en Alemania y vinculación con el sindicalismo agrario
Poco después le surge la oportunidad, gracias a Ángel Herrera Oria –hermano de Enrique y fundador del semanario católico El Debate–, de trasladarse a la ciudad de Mannheim (Alemania) para realizar un lectorado en la universidad. Durante su estancia en Alemania, especialmente en el año 1928, se fijó con interés en el auge que estaba experimentando por aquel entonces en el país el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP) de Adolf Hitler, cuyos postulados influirían también notablemente en la configuración del pensamiento político de Onésimo.
A finales de ese año regresa a Valladolid, una vez finalizado el lectorado, y crea un bufete de abogados para temas civiles y de Hacienda, algo que compagina con la realización del servicio militar. En 1929 se muda a la Acera de Recoletos –conocida entonces como Avenida de Alfonso XIII– y poco después entra a formar parte del Sindicato de Cultivadores de Remolacha de Castilla La Vieja, convirtiéndose en el secretario de la organización. Con el sindicato realizó incontables viajes a municipios de Castilla realizando labores de captación de nuevos miembros y de propaganda, y participaría en labores de construcción de acequias para la irrigación en zonas rurales que carecían de estas. Poco después, conoce a la joven Mercedes Sanz Bachiller, con la que inicia un noviazgo que desembocaría en matrimonio en febrero de 1931.
Salto del sindicalismo a la política: las Juntas Castellanas de Actuación Hispánica (JCAH)
La proclamación de la Segunda República, el 14 de abril de 1931, le impulsa a dar el salto definitivo del sindicalismo a la política e incrementa su radicalización. En esta época se desvincula por completo de los grupos católicos conservadores con los que había tenido relación desde su etapa en Salamanca al considerarles anclados en el liberalismo burgués.
En junio de 1931 funda el semanario Libertad, dando rienda suelta a unas inquietudes periodísticas con las que contaba desde su etapa salmantina y que se incrementaron durante el lectorado en Mannheim. Este periódico mostró desde el inicio una línea editorial filofascista y filonazi –llegó a reproducir escritos literales de Adolf Hitler– y lanzaba con frecuencia duras arengas contra el marxismo, el capitalismo internacional y los judíos. Onésimo tomó como referencia el semanario madrileño La Conquista del Estado, creado solo tres meses antes y dirigido por el intelectual fascista Ramiro Ledesma Ramos.
En julio de 1931, y convencido de que era necesaria la creación de una milicia que se enfrentara a la República, forma las Juntas Castellanas de Actuación Hispánica (JCAH), el primer grupúsculo netamente fascista de la historia de España, si bien con las características particulares del pensamiento de Onésimo y gran influencia de ese catolicismo y agrarismo. Las tareas del nuevo grupo fueron fundamentalmente de captación y propaganda y, a su vez, se incrementaron los contactos con el grupo madrileño de Ramiro Ledesma, quien visitó a Onésimo en Valladolid en el otoño de 1931.
Creación de las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista (JONS)
El 10 de octubre de 1931, finalmente, las JCAH se fusionaron con el grupo de Ramiro Ledesma conformando las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista (JONS), el primer grupo político que asumió el nacionalsindicalismo como ideología. Esta nueva teoría política, capitaneada entonces por Onésimo y Ramiro, defendía la creación de un Estado totalitario y corporativista –sin parlamentarismo ni partidos políticos– en el que los empresarios y trabajadores se unieran al servicio de la nación. Además, apostaba por la vía revolucionaria para lograr sus objetivos y era decididamente antimarxista y anticapitalista, defendiendo la idea de justicia social.
El grupo tomó como emblema el yugo y las flechas, símbolo de los Reyes Católicos –que evocaba, a su juicio, el punto más álgido de la grandeza histórica de España– y la "garra hispánica", creada por Ramiro Ledesma y que simbolizaba el renacer de la hispanidad y la recuperación de la "gloria imperial española".
La acción propagandística del nuevo grupo a través de sus dos semanarios –La Conquista del Estado y Libertad– se combinó cada vez más con la acción directa en la calle y las JONS comenzaron a tomar impulso con su oposición frontal al Estatuto de Autonomía de Cataluña, aprobado en 1932. En el mes de mayo, una manifestación jonsista celebrada en Valladolid contra el nuevo Estatuto se saldó con un fallecido a manos de la Guardia de Asalto republicana.
Exilio a Portugal y unificación con Falange Española
Esta posición en favor de la acción violenta para derrocar al Gobierno republicano llevó a que Onésimo apoyara el intento de golpe de Estado del general José Sanjurjo en agosto de 1932 y, tras el fracaso del mismo, se vio obligado a huir a Portugal a través de la frontera con la provincia de Zamora. Se estableció en la ciudad de Curia y, pocos meses después, se trasladó a Oporto donde permanecería con su mujer hasta 1933. En ese momento, en Portugal acababa de acceder al poder Antonio de Oliveira Salazar, un gobernante autoritario y corporativista que estaba conformando un nuevo régimen -el Estado Novo- que se hallaba muy cercano a los postulados de Onésimo en sus bases fundacionales.
En octubre de 1933 regresa a Valladolid, en un momento fundamental para la historia del fascismo español. El día 29 de octubre, en Madrid, José Antonio Primo de Rivera –hijo del exdictador Miguel Primo de Rivera y editor de la revista El Fascio– funda Falange Española, un nuevo grupo de inspiración nacionalsindicalista. Los contactos de las JONS con Falange fueron fluidos durante los meses siguientes y desde el principio se habló de una posible fusión, aunque en un inicio Ramiro Ledesma exigía que fuera Falange la que se integrara en las JONS, al ser el grupo previo.
La obtención de un escaño por parte de José Antonio en las elecciones legislativas de noviembre de 1933 que dieron la victoria a las derechas en la República, impulsó a Falange y alentó a Onésimo y Ramiro a un acercamiento aún mayor al nuevo partido. Tras una serie de negociaciones que finalmente llegaron a buen puerto, Falange y las JONS se unificaron el 4 de marzo de 1934, conformando el germen del partido que marcaría los destinos de España durante los 40 años siguientes. Ese acto de unificación se celebró en Valladolid, la ciudad que vio nacer al fascismo en España.