Castilla y León se convertirá desde la próxima semana en el primer laboratorio de experimentación de Vox. La inclusión de la formación en el Gobierno autonómico, que quedará configurado tras la investidura de Alfonso Fernández Mañueco –el viernes 25 o el lunes 28 de marzo– supondrá la primera experiencia de gestión del partido y pretende utilizarla como legado para futuros Ejecutivos.
En este Gobierno, Vox contará con tres consejerías –como adelantó este medio serán, previsiblemente, Agricultura, Industria y Cultura– además de la vicepresidencia de la Junta, que quedará en manos de Juan García-Gallardo, y la presidencia de las Cortes, que ostenta Carlos Pollán desde la sesión constitutiva de la Cámara, el pasado 10 de marzo.
Una nueva etapa para Vox después de tres años de presencia en las instituciones
El acuerdo alcanzado con el PP en Castilla y León supuso un antes y un después para el partido, una postura que ya había anticipado Vox durante la campaña electoral. Durante la misma, tanto García-Gallardo como el líder de la formación, Santiago Abascal, insistieron en que el partido exigiría entrar en un Gobierno por primera vez, después de tres años apoyando de forma externa los Ejecutivos de la Comunidad de Madrid, Murcia y Andalucía. "No pedimos ni más ni menos que otros partidos", aseguraban ambos líderes, en referencia a las cuatro consejerías y la vicepresidencia que ostentó Ciudadanos entre 2019 y 2021, contando con un procurador menos que Vox.
También insistieron en distintas ocasiones en que no apoyarían externamente a Mañueco. "Si alguien quiere que regalemos nuestros votos al PP, por favor que no nos vote", aseguraba Abascal en el acto de presentación de los candidatos a las elecciones del 13 de febrero. Vox ponía así punto final a la estrategia llevada a cabo durante su primera legislatura en las instituciones, que se basó en apoyar externamente Ejecutivos del Partido Popular.
Todo comenzó tras las elecciones andaluzas de diciembre de 2018, en las que el partido irrumpió con una fuerza no prevista por ninguna empresa encuestadora. En ese momento, Vox contaba con cuatro años de existencia pero no había obtenido ninguna representación de relevancia, salvo unos pocos concejales y alcaldías en pequeños pueblos. La situación generada tras el referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017, y la personación como acusación popular por parte del partido, otorgó una proyección mediática a Vox que se reflejó en las urnas.
El éxito en Andalucía tuvo su eco en las elecciones generales de abril de 2019, en las que obtuvo 24 escaños –la primera vez en la que un partido a la derecha del PP lograba representación parlamentaria en 40 años, desde el escaño de Blas Piñar, de Fuerza Nueva, en 1979– y el altavoz en el Congreso sirvió de escaparate de cara a las elecciones autonómicas y municipales del mes siguiente.
En estos comicios, Vox logró una importante representación que le permitió ser llave de Gobierno en dos regiones, además de en Andalucía. En la Comunidad de Madrid, sus 12 escaños permitieron al PP mantener el Gobierno in extremis tras perder las elecciones, y encumbraron a Isabel Díaz Ayuso como nueva presidenta autonómica. En la Región de Murcia los populares perdieron las elecciones por primera vez desde 1995, pero los representantes de Vox sirvieron de salvavidas al PP, al igual que en Madrid, para mantener el poder. Además, los concejales del partido permitieron recuperar al PP uno de sus buques insignia: la alcaldía de Madrid, que habían perdido en las elecciones municipales de 2015. Seis meses después, en la repetición de elecciones de noviembre, el partido logró 52 escaños y se convirtió en la tercera fuerza política del país.
Después de tres años, a juicio de Vox, estos acuerdos autonómicos no habían cumplido las expectativas de Vox ya que, según Abascal, el PP había incumplido los pactos. Esto llevó al partido a un giro de 180 grados en su estrategia y comenzó a dejar entrever que solicitaría su entrada por primera vez en un Ejecutivo, para "controlar" al PP y velar para que se cumplieran los acuerdos. La convocatoria de elecciones anticipadas en Castilla y León, tras el adelanto anunciado por Mañueco en diciembre de 2021, obligó a los de Abascal a adelantar los tiempos y marcarse esta comunidad como primer objetivo de gestión. Este martes, el líder del partido ya anticipaba que la Comunidad se convertirá en "el piso piloto para el futuro de España".
Tres consejerías sobre tres temas clave para Vox con el objetivo de impulsarse hacia las generales de 2023
Una vez alcanzado el acuerdo con Mañueco, tras tres semanas de arduas negociaciones, Vox logró la mayor parte de sus exigencias a nivel de cargos, aunque tuvo que ceder en muchas cuestiones programáticas para que el PP diera su brazo a torcer. El acuerdo alcanzado con los populares eliminaba toda referencia a la derogación del decreto de memoria histórica autonómico -una de las principales exigencias de Vox- y presentaba cesiones en otros aspectos, como la cuestión migratoria. Con todo, Vox obtenía la vicepresidencia, que ostentará Juan García-Gallardo, la presidencia de las Cortes, cargo que ya está en manos del líder del partido en León, Carlos Pollán, y tres consejerías clave para el partido: Agricultura, Industria y Cultura.
El departamento de Agricultura engloba algunas de las cuestiones prioritarias para el partido. El pasado fin de semana, de hecho, Vox participó activamente en la manifestación en defensa del mundo rural celebrada en Madrid, junto con su sindicato, Solidaridad, con la intención de capitalizar el descontento de los ciudadanos del campo, a través de temas como la defensa de la caza o la prioridad del producto agrario y ganadero nacional, frente a lo que consideran "competencia desleal extranjera". Gestionar esta consejería permitirá a Vox llevar a la práctica algunos de sus postulados y presumir de ese legado de gestión ante el votante rural de cara a los siguientes comicios, las elecciones andaluzas, una región en la que el sector primario también tiene una importancia primordial.
La defensa de la reindustrialización de Castilla y León, como medio para acabar con la despoblación y el desempleo de los ciudadanos de la región, es también otro de los asuntos a los que el partido concede una mayor importancia. Vox se opone frontalmente al desmantelamiento de plantas industriales y energéticas en la Comunidad y en varias ocasiones durante la campaña García-Gallardo puso el cierre de la central térmica de Velilla, en junio de 2020, como ejemplo de las políticas que no deben llevarse a cabo. El partido también cuenta con un posicionamiento proteccionista en esta materia, al igual que en agricultura, y aboga por priorizar la industria nacional frente a los productos extranjeros.
Por último, la consejería de Cultura podría ser un buen medio para Vox de cara a defender el patrimonio histórico de la región, la tauromaquia y fomentar el turismo como medio para atraer riqueza y empleo a Castilla y León. En el mitin de apertura de la precampaña de cara a las elecciones, celebrado en la Plaza de la Universidad de Valladolid el pasado 15 de enero, García-Gallardo ya hizo un discurso apelando a esa épica histórica que caracteriza gran parte de los mensajes del partido. "Castilla y León es la cuna de España, el origen de la lengua común de todos los españoles, el solar que impulsó la Reconquista y la tierra que alumbró el descubrimiento de América y la creación del Imperio universal en el que no se ponía el sol", afirmaba, ante el entusiasmo de los simpatizantes congregados en el acto.
El pacto con el PP en Castilla y León permitirá a Vox sentar las bases de un legado de gestión que podrá usar para proyectarse tras su paso por este Gobierno autonómico. El siguiente objetivo son las elecciones andaluzas, que se celebrarán en diciembre si finalmente no se adelanta su fecha, en las que Vox confía en casi doblar su resultado de diciembre de 2018 e integrar también el Gobierno. En estos comicios es previsible que la candidata sea Macarena Olona, una de las figuras más mediáticas del partido.
Después, vendrá el plato fuerte, las generales de diciembre de 2023. En esas elecciones Vox pretende emular los pactos de Castilla y León y Andalucía e integrar el Gobierno de España con un Partido Popular al que aspiran a dar el sorpasso, algo que no parece imposible a tenor de las últimas encuestas. Un acuerdo de Gobierno en Castilla y León que supone el punto de partida para los objetivos de Vox tres años después de su irrupción en la vida política española.