“Lo fácil es quejarse, pero no hace falta irse fuera de Castilla y León para poder trabajar”. Así de tajante se muestra María Pérez, una vallisoletana de la generación del 89, que el año pasado, el día de la Comunidad, este 23 de abril, convirtió un texto que escribió en las redes sociales en viral con algo tan poco habitual como reivindicar el espíritu de Castilla y León, gracias a lo que somos y a lo que tenemos, y que no siempre sabemos valorar.
“Mi texto refleja el sentimiento que tenemos nuestra generación. Nos han vendido una moto que nos teníamos que ir fuera de Castilla y León para triunfar o para encontrar trabajo, que no tenemos oportunidades, y esto no es así”, afirma la diseñadora creativa de Doce Leguas, donde también realiza diferentes imágenes sobre la Comunidad.
Quizás decirlo pueda resultar muy fácil, pero en su caso también lo ha hecho. “Muchos nos dicen si un estudio de diseño creativo puede tener éxito en Castilla y León”, ella lo tiene claro: “Pues claro que sí”. Pérez tiene claro que “hay que emprender” y para ello hay que apoyarse en “las nuevas tecnologías para poder llegar a muchos lugares”. “Somos de aquí y estamos orgullosos de trabajar aquí, no eres menos por vivir en esta tierra”, sentencia.
Así, este año vuelve a lanzar este texto que, sin duda, todos los castellanos y leoneses se pueden sentir identificados.
Nos hicieron creer, pero se olvidaron
Nos hicieron creer que nacer aquí, era algo insignificante, poca cosa, sin nada reseñable, sin nada de lo que presumir.
Se olvidaron que tenemos más del 60% de todo el Patrimonio de España, 12 Catedrales, más de 500 Castillos, más de 400 museos, la mayor concentración de arte románico del Mundo y somos la región con más monumentos Patrimonio de la Humanidad de todo el planeta.
Nos hicieron creer que trabajar en el campo y la ganadería era de otra época, algo a lo que no se aspira, que no se elige, un trabajo de segunda. Se olvidaron que sólo unos pocos privilegiados pueden dedicarse a ello.
Nos hicieron creer que las tradiciones no estaban de moda, que lo mejor viene de fuera, y que aquí no había mucho de lo que aprender.
Se olvidaron que no hay innovación sin tradición, y que de eso, aquí, tenemos mucho.
Nos hicieron creer que puedes nacer aquí, pero para ganarse la vida hay que irse fuera. Nos lo grabaron a fuego desde que nacimos, somos inmigrantes en nuestro país.
Se olvidaron que nosotros ya habíamos ganado, y nuestro premio es vivir aquí.
Nos hicieron creer que vivir en lugares rebosantes de gente en las calles, que corren de aquí para allá durante todo el día, rodeados de grandes edificios y avenidas de seis carriles era sinónimo de éxito, a lo que todo el mundo aspira.
Se olvidaron que el verdadero paraíso seguramente tenga nombre de pueblo, esté rodeado de mares de trigo y cielos limpios, pajares y casas bajas, montañas infinitas atravesadas por arroyos de aguas cristalinas, y probablemente nunca jamás nada en el mundo te dará más paz y alegría que pisar ese lugar.
Cómo pueden dejar que se vacíe y hacernos creer que somos una región de la que no sentirnos orgullosos si es la tierra de los ganaderos y agricultores de pura cepa.
La de los campos que inspiraron a Machado, a Unamuno y a Cervantes. Donde nació Zorrilla, Delibes o Clarín.
La tierra por excelencia de la gastronomía, la tierra del cochinillo de Segovia, el Chuletón de Ávila, La morcilla de Burgos, el Botillo de León, las Sopas de ajo de Valladolid, El lechazo churro de Palencia, el Arroz a la Zamorana, Los torreznos de Soria o el hornazo de Salamanca.
Y si quieres también hablamos de nuestros vinos, porque somos líderes en enoturismo de nuestro país, porque nuestra tierra alberga las mejores bodegas. Y porque, si alguno todavía tenía dudas, la vida sabe mejor si lo maridas con un vino castellano. Fuimos cuna y residencia de Isabel La Católica, Jorge Manrique o María de Molina.
La comunidad que alberga tesoros como la Las Médulas, las murallas de Ávila, El Alcázar de Segovia, la Sierra de Gredos, La Ribera del Duero, la Universidad de Salamanca, El Lago de Sanabria, Las Batuecas, la Montaña Palentina, la Catedral de León, Los Arribes del Duero, Atapuerca o el Cañón del Río Lobos.Esta lista podría ser infinita, como nuestra tierra.
Siempre se refieren a nosotros como la comunidad con mayor población envejecida, como si eso fuese algo deshonroso. Vengan y siéntense a charlar con cualquiera de nuestros mayores, y aprenderán en un rato más que en cinco años de carrera en la mejor Universidad.
Porque si de algo también presumimos en Castilla, es de nuestro refranero.
Por eso nunca deben olvidar que peor que el que no sabe dónde va, siempre , siempre es el que se olvida de dónde viene.
Y nosotros, somos castellanos y leoneses.