El fuego, que continúa comiéndose el patrimonio natural de Castilla y León, se llevó por delante este pasado domingo la vida de un manguerista en el incendio forestal de Losacio. Daniel Gullón, de 62 años, se quedó atrapado entre las llamas y nada pudo hacer para escapar. Un compañero de profesión, que no ha querido revelar su identidad, denuncia que esto es algo que "se veía venir de lejos".
Este bombero forestal pertenece al Plan de Protección Civil ante Emergencias por Incendios Forestales en Castilla y León (Infocal), concretamente lleva a cabo su labor en una cuadrilla helitransportada. El profesional ha dedicado estos últimos días en apagar las llamas que azotan el parque natural de Las Batuecas, en el incendio de Monsagro, pero señala que cuando recibieron la noticia de la muerte de Daniel Gullón ha sido "un palo muy grande". "Es un compañero igual, te pones en el lugar y te imaginas que le ha pasado al que lleva toda la vida a tu lado y es duro", añade en declaraciones a EL ESPAÑOL - Noticias de Castilla y León.
El miembro de la cuadrilla helitransportada explica que eran "condiciones jodidas" y que una persona con 62 de años "no puede estar en extinción". "Tenía plaza fija en el Infocal, pero no le habían reubicado a una plaza de vigilancia de incendios que es más segura. En Andalucía sí que lo hacen. Es lo lógico, una persona con esa edad puede estar muy en forma, pero nunca va a estar igual que una de 25, 30 o 50 años", denuncia.
Una denuncia que se suma a las condiciones en las que se encuentra este colectivo en su lucha contra el fuego que tiñe de negro los campos castellanos y leoneses. El bombero forestal relata que este año está siendo "un caos completo" y lo que se está viviendo "no suele pasar". "Con la ola de calor la intensidad del incendio es demasiado grande, no hay efectivos suficientes", explica, a la vez que matiza que en "condiciones normales" como otros años el dispositivo "sí que funciona".
En la misma línea subraya que cada helitransportada tiene tres cuadrillas, una de mañana, otra de tarde y una de verano. Sin embargo, esta vez "han variado mucho" y señala que ha estado trabajando de 07:45 a 23:00 o 00:00 horas. "No te da tiempo a descansar, llegas a casa a las 01:00, te duchas, cenas y te tienes que levantar a las 06:30 horas", afirma. Y es que llevan varios días durmiendo solo "cuatro horas". "No te queda otra, encima para cobrar una puta mierda", asegura.
Durante el trabajo en el terreno la situación no mejora, ya que sumado a estas largas jornadas, el avituallamiento ha sido otro de los temas que ha suscitado múltiples quejas entre los profesionales. El bombero forestal explica que es "un problema de logística", ya que esta se la encargan a los agentes medioambientales que a su vez son los directores de extinción. "En estos casos de incendios tan grandes están directamente coordinando la extinción. El resultado es que si están a una cosa no están a otra, o estas a apagar o a atender a la gente", aclara.
El profesional de la lucha contra incendios recuerda que si el técnico, que es quien manda a la cuadrilla, "no se acuerda o no se preocupa de pegar la plasta para que diga que no hemos comido", puede que hasta las 00:00 horas "no comas". "A mí me ha pasado bastantes días. Luego también en las helitransportadas tenemos la cosa de que nos sueltan en la sierra arriba del todo y, o te preocupas de que te metan el helicóptero la comida o no comes y no bebes, que es peor", subraya.
Otro aspecto al que se enfrentan es la temporalidad de los contratos. "Castilla y León es la peor comunidad de todas, no ha ninguna que tenga activado el plan tan pocos meses como aquí", insiste. Es ese breve espacio de tiempo lo que provoca es la poca estabilidad de los equipos. "En nuestra base entran seis personas nuevas todos los años, gente de 18 años que no ha trabajado nunca en incendios o tienen una campaña en una cuadrilla terrestre. Eso significa que todos los años se van seis porque no hay continuidad, no tienen manera de sobrevivir y porque la gente de arriba se piensa que esto es de verano y se acabó", puntualiza con rotundidad.
Y es que la poca estabilidad laboral hace que no haya "ningún tipo de sustento económico" y plague los equipos de gente "muy joven y poco experimentada" que están para "ganar el dinerillo en verano para estudiar en invierno". "Luego cuando encuentran algo se van. Se ve muchísimo la diferencia entre un chavalito de un Romeo que acaba de entrar a una persona que lleva 10 años trabajando", reitera.
En definitiva, una situación que no invita al optimismo, al menos en lo que a esta campaña de verano se refiere. El bombero forestal advierte que "no tiene pinta" de ser corto y mientras haya olas de calor de "más de 35 grados" la cosa está "mal, muy mal, no tiene fin". "El fuego se está llevando pueblos por delante", sentencia.